𝒊𝒊. the future of Russia

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──¿Por qué no lo haría? ──responde ella con una sonrisa.

Dimitri sonríe de igual forma. Primero toma su mano para dejar un beso en el dorso. Luego se acerca a sus labios, juntandolos con los suyos.

El beso duró bastante para el gusto de Caesar, quien no dejó de hacer contacto visual con Paulette en ningún momento. Se quedó ahí, sentado sobre el sillón de brazos cruzados.

A esos dos siempre les gustaba tratarlo de esa forma.

──Espero y todo vaya bien con mi sobrino. ──habla Dimitri acariciando el vientre de Paulette, ella sonríe apartando su mano para luego sentarse a lado de Caesar──. Que cruel...

El rubio coloca su mano sobre el muslo de ella, acariciándolo.

──Hyung, ¿por qué no me puedes tratar como mi Noona? No es tan difícil. ──se queja Dimitri sentándose del otro lado.

──¿Acaso quieres que te bese la boca? ──pregunta Caesar.

──Solo digo... Trabajar para mí sería más fácil.

Caesar suelta un suspiro.

──A propósito, ¿cómo va el trabajo?

──Sin problemas. ──responde él encogiéndose de hombros.

──¿Sin problemas? ──Dimitri hace un ademán con su mano a las mujeres y al hombre. Estos entienden de inmediato, saliendo de la habitación antes de cerrar la puerta──. ¿Vieron los documentos de Zdanov?

──Por supuesto. ──responde Caesar tomando un trago a su bebida. Paulette asiente con la cabeza, cruzando su pierna derecha sobre la izquierda.

──¿... Seguirán con eso? Saben, siempre me entero de todo lo que no me quiero enterar... Aunque sigue de pie, seguiré buscando, pero si encuentro algo decisivo, será mejor abandonar.

──¿Piensas que le tenemos miedo a Zdanov? ──pregunta Paulette incrédula──... Por favor.

──No creo que sea eso. ──responde Dimitri──. Esto simplemente no nos beneficia en nada.

Paulette ladeó su cabeza de un lado para otro, estando de acuerdo con su primo. De pronto, un día Caesar amaneció con ganas de meter sus manos dentro de eso.

──Tiene un punto, Caesar. ──apoya la pelinegra.

──Se necesita comida para domar a un tigre. ──responde él con una sonrisa, antes de dar otro trago.

──¿Un tigre? ──preguntan los dos a la vez, observando al rubio levantarse.

──Lomonosov me dijo que Mikhail había caído. ──habla Caesar acomodando su traje. Se voltea a Paulette, tendiendo su mano para que se levante, ella la acepta.

──Dijeron que no tiene ningún heredero. ──habla ella envolviendo su brazo alrededor del de Caesar.

──Pronto Rusia estará en mis manos.

Un hombre abrió la puerta antes cerrada, haciendo una reverencia de nuevo.

──Salud por el Zar y su esposa... ──comenta Dimitri extendiendo su copa──... Al igual que su heredero.

Paulette sonríe de forma falsa acariciando de forma protectiva de vientre por instinto. A Caesar no le gustó el comentario de su primo, por lo que salió de la oficina junto con Paulette sin decir adiós.

Paulette no tomó absolutamente nada durante ese tiempo. El tener al heredero de la mafia Sergeyve dentro de ella la ponía en grave riesgo todo el tiempo. No podía beber ni comer algo que no fuera examinado por expertos.

Chess game ─── caesar a. sergeyveWhere stories live. Discover now