Cuatro

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Fue un retiro en su universidad, aunque no era algo común. Pero la decisión directiva tomó esto como un relajó, debido a las repentinas muertes de algunos estudiantes. En la mayoría casos de suicidios.

Kim Dokja, descendió del bus, observando con atención las casas antiguas de un desconocido lugar.

Sus compañeros emocionados por la repentina salida. Empujaron a Kim Dokja, y se ubicaron cada uno en una habitación.

No eran muchos, ya que los distintos grados, fueron a diferentes lugares.
El lugar escogido es lejos de la ciudad, y alquilado la casa, donde alojarse. Un buen lugar para tomar aire fresco y realizar actividades al aire libre.

Por lo que los estudiantes eran fáciles de contar.

Kim Dokja compartió habitación con uno de sus compañeros Song Minu.
Ambos no se llevaban bien, y sobre todo repudiaba a este último. Por muchas razones, las cuales tardaría días en terminar de contarlas.

Dokja no es fanático de las salidas al aire libre y más si se tratan de personas que no le agradan.

Por lo que saco su teléfono y se dispuso a leer una novela, hasta la cena. Donde antes de bajar, se cambió las vendas de sus brazos.

Donde los estudiantes junto a su profesor a cargo, prepararon algo ligero.

Al anochecer, Kim Dokja no pudo dormir del todo. Por lo que se removió, buscando un lugar cómodo. Sin lograrlo.

Un sonido del exterior llamó su atención.

Le pareció escuchar un grito desesperado, proviniendo de afuera. Probablemente no fue el único en escucharlo, ya que se oyó en el pasillo los pasos de alguien.

El clima en el exterior era lluvioso, por lo que el crujido del techo, es similar a lo que escuchó.

Volvió a recostarse sin prestarle atención a la tormenta.
Probablemente de tanto mirar a través de la ventana, fue sencillo de ver el siguiente panorama.

Finas gotas oscuras se escurrían desde arriba, como lluvia, más el goteo de las nubes que fácilmente se mezclaban con la extraña sustancia.

Esto lo aterrorizó más, y el miedo se fortaleció con el grito más reconocido de la habitación de al frente.

Esto despertó a Song Minu y a otros estudiantes que fueron a ver lo sucedido.

Pero la escena se volvió escalofriante, al ver a una de las estudiantes recostada en la cama, varias cicatrices en los brazos y cuellos de cortes. Y finalmente una daga en la frente. La expresión horrorizada de la joven, como si hubiera visto un fantasma.

—Yo solo desperté para ir al baño—la voz de su compañera temblaba, mientras aún continuaba llorando en el suelo.

La profesora trató de contactar a la policía pero la señal desapareció por completo.

En mancha buscaron al conductor del bus, que había desaparecido por completo. Dejando un barro de sangre.

La primera opción fue escapar del lugar, pero el vehículo se encontraba en mal estado. Como si de alguna hubiera prevenido el escape de estas pobres almas.

Aun con temor regresaron a la casa, debido a que la tormenta continuaba. Tal vez el miedo los hizo avanzar el paso, empujándose entre ellos.

Kim Dokja cayó al barro marchándose las rodillas de su pantalón.

Ninguno se preocupo por él, en una situación de temor, todos ignoraron su situación.

Sin darse cuenta que unos ojos oscuros lo observaban desde la lejanía de los árboles.

One Shot'sWhere stories live. Discover now