11:45

Samay Meyer

Llevábamos como cuatro horas aquí y yo simplemente me aparté de la fiesta desde un inicio, no estaba interesada en esta.

Los Frensby Ajax, fueron atrapados por una horda de gente y yo huí antes de que reporteros o gente importante me atrapara.

Mire como las estrellas iluminaban el cielo.

—Linda noche. —mire hacia atrás, encontrándome con Cobain.

—Lo es. —ambos nos quedamos en silencio, apreciando la luz de la luna. —¿No deberías de estar adentro preparándote para recibir los resultados? —le pregunté.

—Prefiero estar aquí. —asentí. —¿Y tú? ¿Qué haces aquí?

—Huyendo de toda la gente que quiere ser mi "amiga". —hice comillas.

Nos quedamos en silencio, relajados. De fondo se escuchaba la música clásica del evento y además, el sonido de los árboles moverse por la brisa de invierno.

—¿Tienes frío? —preguntó el de ojos grises, yo lo mire.

—No. —volví a mirar al frente. Me sorprendí al sentir unos segundos después, un calor por toda mi espalda y hombros.

Cobain había echado su perfumado saco de vestir sobre mis hombros. Mi corazón se acelero, emocionado.

Lo mire.

—Gracias. —él asintió, sin decir nada.

Unos minutos después, divise como veía su muñeca.

—En un minuto dan los resultados de compatibilidad. —anuncio. Mire el reloj que llevaba en mi mano y no mentía.

11:59 p.m.

En un minuto, se decidirá mi futuro. Estaba muy nerviosa, lo admito.

—Deberíamos de entrar. —me di la vuelta para caminar, pero me detuvo.

—Quédate aquí. Nadie nos extrañará. —dijo. Asentí.

—¿Me odias? —le pregunté después de un silencio.

—¿Disculpa?

Mire su perfil.

—¿Me odias? Cuando nos conocimos me trataste del culo y ahora que hemos convivido más, solo te me quedas viendo, como si me odiaras. —le dije.

Él sonrió levemente.

—No te odio. Soy muy frío, pero tú me haces ser diferente. —fruncí el ceño.

—¿Qué?

—Hace años que no tenía una conversación con alguien: llegaste tú y me gritaste lo que en toda mi vida, jamás había escuchado. Siempre decía y hacía lo que quería: pum, llegaste tú y me bajaste de mi nube. —me reí. — Y lo más extraño de todo: no me desagrada el que tengas un control sobre mí. —mi sonrisa se borró.

¿Este semental me estaba declarando su amor?

Volteó su estructural cara y me miró.

Estaba en shock. Todo mi cuerpo se sonrojo, por el comentario del chico.

—¿Puedo besarte? —pregunto y yo asentí, pero de mi boca salió algo distinto.

—No. —menee la cabeza intentando coordinarme. Este hombre me puso muy nerviosa.

—Sigues siendo humana, Samay, y sigues sintiendo nervios. No te sientas nerviosa o asustada. Prometo comportarme contigo. —cerré los ojos, intentando alejar el sonrojo.

5 están bien, pero, ¿15?Where stories live. Discover now