Las semanas pasaron relativamente bien, conseguimos poder tocar en más lugares y poco a poco comenzábamos a vernos más a escondidas, el poder besarnos aunque fuera un secreto solo nuestro se había vuelto prácticamente una necesidad... Sin embargo, yo seguía notando cierta inseguridad de su parte y cierta molestia y nervios cuando tan solo estaba a unos metros de el en público.
Me sentía algo molesto, pero ¿qué le podía hacer? Yo lo amaba, aún con todo el peso que caía sobre nuestros hombros.
Terminé de abrocharme el último botón de la camisa, hoy sería una gran noche. Sería uno de nuestros más grandes conciertos a lo largo de nuestra carrera, alrededor de diez mil personas asistirían y todo tenía que salir perfecto. Guardé mis cosas, me despedí de mi mamá y en la puerta de mi casa estaba la camioneta de Carlos esperándome, dentro ys estaban el Miguel y Claudio, los saludé y me ubiqué al lado de mi enamorado.
-Bueno cabros, ya saben que hoy va a ser un gran evento... Me costó harto conseguir los contactos para tener el lugar y...
-Ya Carlitos tranqui, estas tratando con profesionales.-Le dije dándole unas palmadas en el hombro mientras me reía de su cara de preocupación. La cual entendía, puesto que los pacos habían frustrado la mayoría de nuestros últimos eventos.
Llegamos al lugar y nos enseñaron una especie de camarín donde tenían ubicadas nuestras cosas. Miré al Claudio mientras desenfundaba su guitarra y se ponía a afinarla. Nunca me cansaré de observar cada uno de sus dedos deslizarse a través del mastil con tal gracia y delicadeza que nada más me provocan ganas de agarrarlo y plantarle un beso. El subió su mirada a mí y me entregó una breve sonrisa, no aguanto.
-Claudio, ¿me acompañai' a buscar unas weas que se me quedaron en otra pieza?
-Dale.-Dejó la guitarra a un lado y se levantó detrás de mí. Lo empecé a arrastrar, abrí una puerta que estaba cerca y lo empujé dentro.
Cuando lo tuve acorralado contra una especie de escritorio, me acerqué rápidamente, poscicionándome entre sus piernas y comencé a besarlo con algo de desesperación, no habíamos podido besarnos como corresponde desde hace algunos días. Él me correspondió apegando su cuerpo más al mío y rodeando mi cuello con sus brazos.
-Oigan cabros...-La voz de alguien ajeno había reventado nuestra burbuja de amor. El Cladio me pegó el medio empujón y se tapó la boca con la mano. Me di media vuelta y para nuestra fortuna o no, era el Miguel.
-Tshuuu, ¿interrumpo algo?
-¿Qué te parece?- Le pregunté de vuelta a él.
-Callate vo'- Dijo el Claudio con molestia mientras me pegaba un zape en la cabeza.- Aquí no pasó nada.
-Yaaa...-Se burló el Miguel mientras contenía la risa- Pa la otra le ponen pestillo a la puerta po' no me los quiero pillar tirando.
Sabía que estaba weando pero la cara de Claudio se veía aterrada y de verdad me preocupaba
-Déjate wear po', te teni que quedar piola de esto.-Le dije mirándolo con total seriedad.
-Obvio po', ¿A quién más se lo diría?
Carlos irrumpió en la habitación y nos quedó mirando a todos con cara de pregunta, se quedó unos segundos en silencio y habló.
