III. Celos

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Mi corazón latía fuertemente. Nos habíamos quedado prácticamente hipnotizados en los ojos del otro por unos segundos. Para ser sinceros siempre había encontrado preciosos los ojos del Claudio... Un café pardo con toques de un leve verde o algo así. No sé, solo sé que me encantan... Y... que haría todo para que solo me miraran a mí.

-¡Oigan po, aweonaos ya llegamos párense!- Nos grito el Miguel desde el otro extremo de la micro llena. El Claudio bajó la mirada y se levantó del asiento, yo lo seguí y nos bajamos por la parte de atrás de la micro. Nos habíamos pasado por una cuadra del estudio.

-Ven que les estaba diciendo, si no hubieran estado pajareando ya estaríamos allá.

-No es culpa mía que el chofer no haya parado la micro po'- Le contesté.

-Yaa si es una cuadra nomá' llegamos al toque.-Dijo el Claudio dándole unas palmaditas en la espalda al Miguel. Seguimos caminando hasta que llegamos, entramos y estaba Fonseca esperándonos.

El resto del día pasó relativamente normal, practicamos harto y les enseñé unas melodías que había estado practicando pero que todavía no tenían letra. A ambos les gustaron pero Carlos nos dijo que practicaramos el repertorio para el sábado, así que eso fue lo que hicimos durante toda la tarde.

La hora ya nos estaba alcanzando y pronto comenzaría el toque de queda, por lo que agarramos todas nuestras cosas y salimos corriendo a tomar la micro de vuelta. Por milagro pudimos tomar una enseguida y llegamos sanos y salvos.

Entré y estaba mi mamá sentada mirando hacia la puerta, apenas me vio se paró de un salto y me abrazó.

-Ay no Jorge, no me puedes hacer esto, son las nueve y cuarto, tu sabes que el toque de queda empieza a las nueve. Me tenías con el corazón en la mano.- Me regañó con la voz temblorosa.

-Tranquila mamá, no pasa nada...-La abracé fuerte y le di un beso en la cabeza.

Una vez se calmó, me dijo que mi hermano se había quedado en la casa de un amigo y mi hermana chica ya estaba durmiendo. Nos tomamos un tecito y nos fuimos a acostar.

Me quedé mirando al techo en la oscuridad de mi pieza, estaba cansado pero no podía dormir. Solo podía pensar en una cosa... Bueno, en alguien.

En sus ojos, en sus manos tocando la guitarra, en su sonrisa y la melodía que emitía cuando reía. El huracán de emociones que me provocaba estar a su lado y a la vez la calma que me daba su simple presencia. Era contradictorio pero extrañamente todo daba un solo significado... Amor... ¿Amor?

Cliché

Las mariposas en el estómago

Más cliché aún

Claudito, ¿Qué me haces?

Me desperté con mucho ánimo, como nunca. Hoy era el día que nos tocaba nuestra presentación y si, no era "La gran presentación" pero no sé, sentía mucha emoción en el pecho.

Después de almorzar mi mamá se preparó con mi hermanita para ir a ver a una de mis tías.

-Hijo, vamos a ver a tu tía Liliana, ¿Vienes?

-No, no puedo. Acuérdese que le dije que hoy en la tarde tengo que ir a tocar con el Claudio y el Miguel.

-Ay, verdad.-Se puso una mano en la frente.-Por favor, aquí a las ocho y media máximo. No quiero que te pase nada.-Dijo totalmente seria y con una expresión de preocupación en su rostro.

-Si mamita, no se preocupe.-Me despedí de las dos y salieron. Dejándome solo en la casa.

Me levanté del sillón y fui caminando a paso rápido hasta la cocina, prendí el cálifon y busque una toalla. Me dí una ducha con agua casi fría para poderme despertar. Me coloqué la toalla a la cintura y fui a mi pieza para buscar que ropa ponerme. Preparé mis cosas y me eché como veinte litros de colonia. Tenía muchas ganas de impresionarlo.

Cuando ya estaba por ser la hora, el timbre de mi casa sonó. Me quedé pretrificado unos segundos, me asomé y era el Claudio. Salí a abrirle, tenía ima sonrisa en su cara pero sus ojos estaban hinchados al igual que el otro día... Definitivamente algo estaba pasando.

-Txaaa y ¿A dónde tan arreglado?-Me dijo tomándome el borde de la camiseta.

-Yaaa si no me arregle tanto, no le pongai' color.

-Pero te bañaste po', eso ya es harto-Se empezó a reír.

-Uhh el weon pesao'.-Lo empujé.-Pasa po'.

-¿Estás solo?

-Sí, mi mamá salió.

Nos quedamos un rato sentados en el sillón uno al lado del otro, no estabamos hablando pero sorprendentemente el silencio no era incómodo. Me puse a mirarlo, el tenía su vista pegada en algún punto de la habitación.

Tomé valor y me acerqué un poco más quedando casi pegados. Él lo notó y recargó su cabeza sobre mi hombro.

Ay conchetumare... Mi corazón latía fuerte denuevo, sentía que iba a explotar. Era ahora o nunca estiré mi brazo y posé mi mano en su cabello, revolviéndolo. Estaba suave y algo húmedo, como si se hubiera duchado hace poco.

-Te quiero Claudio...-Le dije susurrándole. El se quedó en silencio unos segundos.

-Yo también amigo.-Auch. Sentí como si me hubieran clavado un puñal en el pecho... El me veía como amigo. Tenía muchas ganas de correr lejos y esconderme a lamentarme pero no podía, estaba él aquí a mi lado.

Le di un vistazo al reloj, ya faltaba media hora para el show. Me separé de él.

-Ya va a ser la hora, mejor vayamos saliendo.-Caminé a mi pieza a buscar mi bajo y demás cosas. ¿Cómo pensé que de verdad tenía la oportunidad de gustarle? Me dueles Claudio.

Una vez llegamos al bar nos reconocieron y gente nos empezó a hablar. También se nos acercaron hartas minas a decirnos que nos amaban, que aquí que allá. No podía importarme menos. Una de ellas se había puesto a literalmente tirarle los tejos al Claudio, el solo reía. Que rabia.

-Vamos, estamos tarde.-Agarré al Claudio del brazo y lo arrastré conmigo ignorando completamente a la chica.

-Yaa ¿Qué te pasa?

-Na po', se nos hace tarde.

-Pero si solo me estaba saludando una fan.

-¿Y a mí qué?

-Yaaa cabros, por fin llegaron.-Dijo el Miguel rompiendo la tensión. A su lado estaba nuestro mánager

-Les presento a Don Daniel que es el dueño del local.-Indicó Carlos.

-Buenas tardes, un placer.- Dijo el hombre extendiéndonos la mano, nos saludamos y presentamos. Él nos enseñó la parte de atrás del bar donde nos podríamos organizar mientras tanto. Había un asiento largo ahí nos ubicamos Claudio y yo en cada extremo.

-¿Ya se enojaron ustedes dos?-Preguntó el Miguel sentándose en el medio.

-Naa, es que este weon me sacó de un ala cuando estaba hablando con una mina afuera.

-Es que estábamos atrasaos po'

-Córtenla parecen cabros chicos.

Se que el Claudio tiene razón, yo no debería haberlo tironeado de esa manera, pero me duele verlo hablando con otras como me gustaría que estuviera conmigo.

¿Amor? - Jlaudioحيث تعيش القصص. اكتشف الآن