Capítulo 10: Un buen día.

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¿Pero qué carajo había sido eso? 

Me encontraba sentada en la última fila del autobús con los ojos casi fuera de sus órbitas y con el corazón latiendo al mil por hora.

Ethan me había besado.

No tenía sentido.

Cuando quise preguntarle por qué lo había hecho o más bien que carajo era lo que había hecho él se marchó, dejándome ahí con las palabras en la boca.

Llegué a casa como un zombie. Aventé la mochila al suelo de mi habitación y me tumbe en la cama.

Ethan Thompson.

Quién lo diría.

Mi primer beso.

Quién lo diría también.

Se que no duró más de un par de segundos, y que sus labios ni siquiera se movieron con los míos. Pero sólo de recordar aquel instante me hacía sentir que el corazón iba a salirse de mi pecho.

Alcancé a distinguir su frío aliento, también pude notar que había fumado, sentí el sabor del tabaco cuando unió nuestros labios. Eran suaves, delgados y... dulces.

En ese momento deseé más.

Deseé que Ethan me hubiera besado más.

Ok. Ya estaba delirando. Y acelerando mi ritmo cardíaco por un simple beso.

No podía considerarme una persona normal cuando tenía que cuidarme a cada segundo el no tener emociones fuertes o en caso contrario tendría como consecuencia sufrir un infarto.

Pero ¿Qué era de esto llamada vida sin un poco de emoción?

Recibí una llamada.

El corazón me dio un vuelco.

Vi la pantalla y se trataba de Vanessa.

Suspiré frustrada y respondí.

-Hola Nessa.- Saludé con voz apagada.

-¡Hola, Lía! También a mi me alegra escuchar tu voz.- Dijo sarcásticamente ella.

-Lo siento, estaba a punto de dormir ¿Qué sucede?- Pregunté sin ánimos.

-¿Por qué te fuiste con aquél tipo en lugar de apoyar a Joe?-Preguntó Vanessa desconcertada.

Sonreí de lado.

-Es mi nuevo compañero de Arte.- Dije mordiendome las mejillas.

-¿Y? ¿Qué más?- Insistió Vanessa.

-Es una larga historia Nessa. Mañana te cuento todo. Lo prometo.- Dije bostezando.

-No me jodas. Dímelo ahora.- Insistió. Por un momento podría apostar que se pegó en teléfono tanto en la oreja que se lastimó cuando escuché el "auch".

-Ve a revisarte esas orejas.- Dije bromeando.- Yo voy a dormir un rato Nessa. Te dejó. Hablamos mañana. Te quiero.- Me despedí con rapidez.

-Maldita. Mañana me dirás todo.- Refunfuño y colgó.

Me reí entre dientes antes de aventar mi teléfono en la mesita de mesa y recostarme en la cama.

Toqué mis labios una vez más.
Definitivamente éste día lo cambiaría todo.

Al día siguiente me desperté repentinamente de muy buen humor.

Me dio tiempo de tomarme un buen rato en la ducha, de arreglarme un poco, y de hacer el desayuno para mamá y para mí.

Con cada latidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora