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En cuanto Draco lo dejó sobre la cama, se quedó dormido. Durmió lo que parecían días. Y solo despertó cuando sintió un peso a su lado y unos brazos pasando por su cintura.

Abrió los ojos y vio apenas luz en la habitación. Tocó las manos que descansaban en su estómago y sintió el anillo en su dedo medio.

—¿Draco? —preguntó todavía medio dormido.

—Harry. —dijo justo en su oído y se estremeció.— Sigue durmiendo si quieres. Te veías cansado.

—Está bien. —murmuró y se acercó más a ese calor contra su espalda.

Sintió la respiración lenta del azabache que se había vuelto a dormir. Dejó un beso en su cabeza y lo atrajo más hacia él.

—Yo me quedaré aquí a cuidarte.

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Había pasado un poco más de una semana. Astoria solo iba por el día al departamento cuando estaba Draco. El doctor fue a verlo a domicilio y le sacó los puntos, su herida ya estaba curada y podía caminar sin tanto dolor al pisar.

Cuando despertó en la mañana, se levantó y fue hacia el baño. El departamentos estaba en silencio, pero no estaba solo. Sabía que Draco seguía en su pieza con Astoria.

Se vistió y se dirigió a la cocina para prepara el desayuno. Cuando estuvo todo listo y él ya estaba comiendo, escucho salir a Draco y Astoria de la pieza.

—..te he dicho que no me gusta que me ahorques cuando lo hacemos. —reclamaba ella mientras caminaba hacia el baño.

Draco se quedó afirmado a la entrada del pasillo, mirando a Harry comer solo en la mesa.

—¿Qué hiciste de desayuno? —preguntó y sonrió al ver que asusto al azabache. Se acercó y se sentó frente a Harry.

—Son waffles, ¿le gustan? —preguntó mirándolo. Se dio cuenta que en el cuello pálido del rubio, había una marca roja.

—Me encantan. —dijo y miró a Harry cuando esté no dijo nada. Harry lo miraba con los ojos entrecerrados, pero no a la cara.— ¿Qué? ¿Qué tengo? —se tocó el cuello con su mano esperando sentir algo.

—No, nada, señor Malfoy.

—Draco... —llego Astoria y se sentó junto al rubio.— Uh. —paso una mano por el cuello de Draco.— Pase a dejarte una marca.

Draco miró a Harry que ahora miraba su plato con un pedazo de waffle. Por eso lo había mirado así un segundo antes.

Harry terminó su desayuno y se levantó de la mesa diciendo "permiso". Fue a su habitación, busco un poleron y se dirigió al ascensor.

—¿A donde vas? —le pregunto Draco, haciendo que se detuviera.

—Ay, déjalo. —escuchó a Astoria.— No es de tu propiedad.

—Saldré a dar una vuelta. —contestó y se subió al ascensor cuando abrió sus puertas.

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Camino varias cuadras hasta que decidió descansar por su pie y entró a una cafetería. Entró, se pidió un té y se sentó junto a la ventana.

—¿Harry? —dijo una voz detrás de él. Se giró y vio a Blaise Zabini.

—Señor Zabini. —saludó.

El moreno estaba sentado, con un café y su computador en la mesa.

—Ven, siéntate conmigo.

Harry acepto y se cambio a la mesa de Blaise.

—Cuanto tiempo. —dijo Blaise.— ¿Cómo te encuentras? Por lo del disparo digo.

—Oh, ya mucho mejor, gracias por preguntar.

—Me alegro, Ron me dijo que no ha podido verte desde ese día.

Harry frunció el ceño confundido.

—¿Ron? —le preguntó.— ¿Conoces a Ron Weasley?

Blaise hizo una mueca y tomó un sorbo de su café.

—Por favor dime que no le dirás nada. —Harry asintió.— Ron y yo estamos saliendo. —Harry abrió la boca sorprendido.— Hace un mes y quiere decírtelo él, así que, por favor no menciones que te lo dije.

Harry sonrió.

—Tranquilo, no diré nada, señor Zabini. Y cuando él me lo diga me haré el sorprendido. —dijo.

—Gracias, Harry. —agradeció.— Y puedes llamarme Blaise si quieres, no me molesta.

—Muy bien,.. Blaise.

El moreno sonrió contento.

Las horas pasaron y Blaise y Harry siguieron conversando, hasta que un mensaje llegó al teléfono de Harry. Era de Draco, preguntado donde estaba.

—Ya me tengo que ir, Blaise. Te veré otro día. —sonrió y se despidió.

—¡Hasta luego, Harry!

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Llego al departamento y encontró todo el lugar en silencio. Caminó en dirección a su habitación y cuando iba llegando, la puerta del frente se abrió y mostró a Draco con su pelo despeinado.

—Señor Malfoy. —saludó Harry.

—¿Dónde andabas?

—Salí a caminar.

—Estuviste con Blaise.

—¿Qué? ¿Cómo..? —se preguntó.

—Él me lo dijo.

Harry abrió la boca ofendido. ¿Por qué Draco era tan..?

—Disculpe, señor Malfoy, pero ya estoy mucho mejor y puedo cuidarme solo. Y sí, estuve con Blaise tomando café..

—A ti no te gusta el café. —interrumpió.

—¡Pues me tome un té! Señor Malfoy, no tengo porque decirle a donde voy y con quien me junto, no soy de su propiedad y- y odio que- que me trate así. —lo miro con el ceño fruncido y la frente en alto.

—Entonces si estás mejor deberías volver a tu casa, ¿no crees?

—Si, me parece lo mejor. De hecho tomaré mis cosas y me iré enseguida. —entró a la habitación y comenzó a guardar sus cosas en su bolso. Draco entró detrás de él y cruzó sus brazos sobre su pecho.

—Harry, no hagas-

—No se preocupe, señor Malfoy. —lo cortó el azabache.— Me iré, no lo molestare más y solo me vera en el trabajo. —tomó su bolso y se paró frente a Draco que no lo dejaba pasar.— Y- y no solo eso, terminaremos esta especie de relación que tenemos, porque usted tiene a Astoria y yo solo soy su secretario.

—No puedes-

—Si, puedo.

—Entonces.. —las mejillas de Draco estaban rojas por el enojo.— No te dejo hacer eso.

—Bien, pues.. —lo miró fijamente a los ojos. Sus verdes oscuros contra los fríos grises.— Pues renuncio.

—¿Qué?

—Lo que escuchó. Ahora déjeme pasar, me voy y no me volverá a ver nunca más.

Harry empujó a Draco y pasó por su lado. Se dirigió al ascensor, apretó el botón y esperó.

—Harry. —escuchó a Draco detrás de él.

El ascensor llegó y se subió. Subió la mirada y vio a Draco.

—No lo hagas.

—Adiós, señor Malfoy.

Las puertas se cerraron.

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Mi Jefe, El Señor Malfoy [Drarry]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن