Onism || Neteyam

•Capitulo 3•

Era un avatar, no había duda, pero sus rastros eran algo diferentes a lo que el estaba acostumbrado, la piel algo mas clara y los ojos alargados en las esquinas, apuntado ligeramente hacia arriba.

La hembra lo observó con detenimiento, algo de pánico cruzo su mirada y a pesar de eso, no bajo los ojos, no dejo de mirar a Neteyam al rostro como quien se niega a darle la espalda a un depredador.
Esa determinación hizo que él tuviera que reprimir una sonrisa.

El la rodeó con lentitud, observando su rompa y su aspecto. La hembra se quedo en el mismo lugar, esperando que el terminara. No hizo ni un solo movimiento.
Chica lista.

—Me ayudaste -dijo ella, su voz sonó diferente en los oídos de Neteyam, tal vez fuera por la cercanía, o porque todo en ella le parecía nuevo-. Gracias.

—Que extraña eres —respondió Neteyam, usando el idioma na'vi con la clara intención de confundirla. Pero la chica soltó un resoplido antes de cruzar los brazos.

—¿Sabes que es raro? —preguntó ella con sorna, usando el mismo dialecto que él, sosteniendo su cola con la mano derecha-. Esta jodida cola, no deja de moverse todo el tiempo.

Neteyam oculto su curiosidad ante la fluidez con la que hablo su idioma. Pero no pudo ocultar la sonrisa.

Mas pasos se escucharon desde cerca, las orejas de la chica también se movieron ante el cambio repentino del sonido y sus ojos se abrieron de forma divertida. El macho que había recibido la flecha en la pierna había aprovechado la distracción para llamar refuerzos. Era hora de irse.

Y la hembra pensaba lo mismo.

—Oye, gracias por ayudarme. Pero debo irme, prometo que no volveré a molestar —se dio la vuelta y comenzó a correr ágilmente en dirección opuesta al sonido de los pasos que se acercaban. Era rápida, pero hacía mucho ruido.

La mente de Neteyam daba vueltas en torno a la situación, sabia que debía dejarla ir, el eclipse y la fauna de Pandora harían el trabajo de desaparecerla, pero su pecho le decía lo contrario.

Mordió su labio inferior con fuerza y soltó un suspiro antes de salir corriendo hacia la chica. No pasaron segundo cuando ya la había alcanzado, haciéndola sobresaltarse.

—Hay una quebrada a unos metros en esta dirección, si sigues por ahí quedaras atrapada —le dijo, sin saber muy bien por qué se metía en ese problema—. No hay salida.

La hebra gruño una maldición entre dientes antes de cambiar de dirección. Neteyam la detuvo con un jalón de cola que la hizo tropezarse. El macho rio entre dientes mientras la veía recuperar el equilibrio con una expresión de molestia.

—Te agradezco por la advertencia —respondió cortante-. Pero desde aquí me encargo yo. Ah, y la próxima vez que pienses en jalar mi cola, prometo que cortare la tuya en rodajas.

—¿Rodajas? —pregunto Neteyam con seriedad, intentando ocultar la risa. Por alguna razón esa hebra lo divertía.

—Si, afirmo ella, como el sushi.

—Puede que conozcas lo básico de Pandora, pero yo vivo aquí —le recordó Neteyam-. No me puedes pedir que deje que te atrapen si puedo evitarlo.

—Que caballeroso de tu parte, pero puedo cuidarme so...

Neteyam no la dejo terminar, sostuvo su mano y reanudo el trote a través de la maleza. La chica, muy inteligente de su parte, decidido que debía seguirlo.

Como si tuviera otra opción.

Cuando ya se habían alejado lo suficiente, Neteyam se detuvo para dejarla descansar, sorprendiéndose con la resistencia física del avatar.

Iba a hablar otra vez, pero la voz de su padre a través del tele comunicador colgado en su cuello llamo su atención, y la de la hembra.

Era Lo'ak.

—Aquí hay unos avatares usando ropa extraña, cambio.

—Posición, cambio —respondió su padre en seguida.

Cuando Lo'ak contesto, Neteyam quiso golpearse a si mismo. Era el lugar del que se había alejado. Jake volvió a hablar.

—¿Quiénes están contigo?

—Bueno, Spider, Kiri y... Tuk.

El mundo de Neteyam se tambaleó por un momento. La hembra a su lado lo observaba sin comprender.

—Aléjense de allí, ¿me oyeron? Vamos en camino. -la voz de su padre retumbó-. ¿Neteyam?

—En camino, cambio —respondió antes de salir corriendo en dirección a sus hermanos. Sintiendo las ruidosas pero rápidas pisadas de la hembra a su lado.

En que se habían metido sus hermanos ahora.