La clase pronto comenzó sin más demoras, siendo interrumpida a mitad por un llamado al profesor desde la dirección. Jungkook bufó, sabiendo que ahora que el hombre no estaba ahí se tomarían la libertad de hablar con él, algo que sinceramente detestaba.

—¿Cómo te llamas? —preguntó el rubio a su lado mirándolo con una pequeña sonrisa que mostraba un adorable diente chueco—. Yo soy Park Jimin.

Y haciendo oídos sordos sacó su celular, se puso sus airpods subiendo la música a todo volumen e ignorando la pregunta del muchacho.
El ceño del chico se frunció, y pronto los comentarios se hicieron escuchar. Todos murmuraban que el nuevo chico era un insoportable creído, hijo de mamá y papá, que por el simple hecho de tener dinero se pensaba superior.

Un par de chicos se acercaron a su mesa, más específicamente, un chico acompañado de dos chicas; el trío se quedó frente a él mirándolo de manera despectiva.

—No gastes tu tiempo intentando hablar con este, Jimin-ah —profirió el chico, de cabello rojo y ojos oscuros, siendo acompañada su frase por un asentimiento de las dos que lo siguieron.

—Cierto oppa —dijo una de ellas alzando una ceja— es un maleducado.

El pelinegro soltó una risita sarcástica sorprendiendo a los cuatro restantes que pensaban que no los estaba escuchando. Llevó sus manos a sus oídos, retirando los audífonos con una sonrisa ladina abriéndose paso en su rostro, recibiendo la mirada enojada del trío. 

—¿Saben qué por mirarme así no sucederá nada? No es como si la mirada matara —se rió encogiéndose de hombros.

—Tú... —señaló el pelirrojo con el rostro contraído— eres muy...

—Déjalo en paz, Huening Kai —le cortó el rubio antes de que pudiera terminar de hablar.

—¡Pero Jimin-ah! —se quejó infantilmente dando un pisotón en el suelo. Era increíble el silencio que había en aquella aula, pues todos, como los chismosos que eran, estaban atentos a la discusión.

—Ya basta Kai, si no quiere hablarnos es su problema —sentenció dando por finalizado el intercambio.

El profesor volvió y continuó con la clase, con un Jungkook completamente irritado pues Park no había dejado de mirarlo desde que el pelirrojo y sus compinches se habían marchado a su lugar, lo cual ya comenzaba a ser incómodo para él.

—¿Tengo algo en el rostro? —se volteó hacia el de ojos acaramelados, observándolo disgustado. Al instante el contrario negó con las mejillas sonrojadas—. Una foto te dura más ¿sabes?

Avergonzado y sin poder decir nada Jimin miró hacia el frente sin mover apenas su cabeza en lo que restaba de la clase.

La hora del descanso llegó más lento de lo normal, o eso le pareció a Park. La cafetería se llenó en cuestión de segundos, los estudiantes caminando de un lado a otro buscando a sus amistades y comprando algún que otro bocadillo. Caminó hacia la mesa central, donde su grupo se reunía en cada receso. Nadie más se atrevía a sentarse allí porque todos tenían claro que esa mesa pertenecía a la élite, a los herederos de las industrias más importantes en Corea del Sur, el grupo intocable.

—¿Ya vieron al chico nuevo? Es tan apuesto —habló Soobin suspirando, un pelinegro bastante atractivo, un año menor que él.

—Es solo un engreído petulante —Kai llegó sentándose en sus piernas y dejando un ligero beso en sus labios.

Ellos tenían una relación desde hace varios meses, todo por un acuerdo entre las empresas de sus padres, aunque Huening Kai al parecer si sentía algo por él. Era eso, o en verdad fingía muy bien.

¿Puedo amarte? - JiKook Where stories live. Discover now