Capítulo 43

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A lo largo de mis 18 años viví cosas que me hicieron aprender de forma rápida en muchos aspectos de la vida. A tener una madurez diferente a la de las personas de mi edad. Siempre supe lo que quería en la vida, mis padres me inculcaron luchar por mis sueños, con paciencia, con sacrificio.

Para lo que nadie te prepara, es para la situación que tengo frente a mis ojos. Hubiese preferido quedarme sin aliento hace unos días en aquel salón donde Marcos me atrapó. Nada se compara con el dolor que siento ahora mismo, es tan intenso que apenas puedo respirar, mi estómago se ha retorcido tanto que siento unas horribles ganas de vomitar.

Quiero gritar y llorar, quiero arrancarme los ojos y borrar esta escena de mi mente. Dormirme y despertarme sin que nada de esto haya ocurrido, quiero ser yo la que esté en ese lugar y no ellos.

Unos brazos grandes me atrapan hasta sacarme de allí, escucho los gritos desolados de mi madre, ni siquiera me di cuenta en qué momento me alcanzó.

—¡La chica está bien!—Vuelven a gritar.

¿Eli?

—¡Eli!—mi grito ahogado en lágrimas sale de mi cuerpo destrozado por dentro.

Intento zafarme del agarre del policía que me sostiene evitando que siga presenciando tal escena.

—¡Mamá!—Vuelvo a gritar, no la veo.—¡Mamá!

—Tú madre necesitaba atención médica, debes tranquilizarte si no quieres necesitarla tú también—me dice el mismo policía, el cual sigue sosteniéndome, temiendo que vuelva a escaparme.

—¡Tranquilízate tú, suéltame!—grito mientras forcejeo con él.

—¡Señorita, tiene que calmarse!—pronuncia intentando sostenerme.

Poco a poco mi vista se vuelve borrosa, estoy empezando a perder las fuerzas y a respirar con mucha dificultad. Dejo de forcejear, ya no puedo.

—Por favor...papá, Izan...—pronuncio antes de caer absolutamente rendida.

Nos pasamos la vida dejando todo para luego.
Luego te llamo.
Luego te contesto.
Luego lo hago.
Luego te abrazo.
Luego te digo que te quiero.
Luego te ayudo.
Luego te hago caso.
Luego te escucho.
Luego, luego y luego. Todo para después. Sin darnos cuenta que, a veces, luego puede ser tarde.

Así me sentí yo cuando una persona decidió destrozarme la vida y no paró hasta que lo consiguió. Me arrebató todo de mí y por si eso fuera poco, decidió quitarme a las personas que más amaba.



6 meses después...


—Tienes que comer, Sara.

—No tengo hambre, gracias.

He perdido la cuenta de los kilos que voy dejando en esta dura etapa que estoy atravesando. Mi corazón y mi mente siguen atrapados en aquel día...nada volvió a ser igual. Mi vida no es igual.

Cuando atravesé aquella cinta que me separaba de la mayor de las tragedias que podían ocurridme, mi vida se apagó. Dejé de sentir, de vivir.

El cuerpo de Izan yacía en el suelo con un enorme charco de sangre bajo él, provocándome un enorme pinchazo en el pecho. Quise corre hacia él, zarandearlo, hablarle, pero mi cuerpo permanecía bloqueado.

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⏰ Última actualización: Jul 29, 2023 ⏰

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