ESPERANZADORA DESILUSIÓN I

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                                                  …

                         …

Un chasquido fallido, luego otro y finalmente un tercero que funcionó como debía, encendiendo aquella pequeña llama en medio de la oscuridad que dirigió al cigarro que sujetaba entre sus labios para encenderlo antes de regresar el plateado encendedor a su bolsillo; Omer se encontraba en la azotea del edificio de diez pisos que correspondía a la comisaría central de la ciudad observando hacia el horizonte pero manteniendo su mente en otro sitio, algo le continuaba molestando, pero no lograba descifrar que era, o mejor dicho, solo lo había descifrado a medias.

Cerró los ojos aspirando el humo del cigarrillo sumido en los pensamientos que no hacían más que llevarlo a callejones sin salida, tanto así que no sintió la presencia de Ali hasta que ella le retiró por sorpresa el cigarrillo de los labios con una mirada levemente enojada, lanzándolo hacia abajo antes de apagarlo contra el borde del barandal.

— Habías dicho que solo fumarías cuando tuvieras un caso complicado, lo estabas dejando —comentó la chica, con el bolígrafo en una oreja.

— Lo siento, aún no puedo sacar mi cabeza de aquella casa —responde Omer con pocos ánimos y una leve frustración en su rostro—. Debo conseguir algo. ¡Debe haber algo!

— ¿El caso de la familia Griezzu? —interrogó ella sacando su libreta de notas.

— Desde aquella visita, hace dos meses, no he dejado de darle vueltas, hay algo que no soy capaz de ver.

— Eso es extraño, más aún viniendo de tí.

— …

Omer suspiró nuevamente y dió la vuelta cerrando los ojos antes de sentir como la imagen mental de aquella casa se formaba a su alrededor.

Las paredes de madera quemada se alzaban y el olor a cenizas golpeaba su nariz como si el incendio cobrase vida nuevamente, alzando su mano para señalar la derecha y moverla lentamente cual recorrido guiado.

Información obtenida que podía usar en su recreación. Nunca desaprovechó las enseñanzas del padre de Oiku, al que admiraba demasiado.

                                                  Habló.

— El recibidor es un pasillo estrecho con algunas sombrillas colgadas y los cuadros de la familia adornan el sitio —sus pasos alrededor del tejado vacío indicaban el movimiento dentro de aquel sitio existente solamente en el interior de su mente, avanzando de un sitio a otro— Sala, baño, cocina... aquí comenzó el incendio.

— ¿Estás seguro de eso? —irrumpió la chica entre el palabreo.

— Los de criminalística están seguros, el nivel de degradación de las paredes y el suelo apunta a que fue el lugar ardiendo durante más tiempo —dijo él concentrándose—. Estoy seguro.

— ¿Y cuál fue la causa?

— Indeterminada... asumieron que una cocina estaba llena de objetos combustibles y pudo haber sido cualquiera de ellos.

Ali se acercó y puso su bolígrafo en la frente del mayor dando un toque y lo guardó dejando sus manos libres.

— Leí el informe, no quiero saber que piensan ellos, sino tú.

— Yo... no lo sé.

Omer pudo sentir el frío tacto procedente desde su espalda provocados por la mano de su compañera que le tomaba desde las sienes para girar su cabeza hacia la derecha.

Soma: Metaphysical ScaleWhere stories live. Discover now