Wanda Embarazada

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POV Natasha :

- Natasha - oí un susurro en mi oído -, Natasha - otro susurro acompañado de un dedo hincando mi hombro repetidamente -. ¡Natasha! - chilló la voz y al fin me despertó -.

Abrí un ojo con cuidado y distinguí a duras penas el rostro de Wanda a unos centímetros del mío por el rabillo del ojo.

- ¿Wanda...? - conseguí pronunciar adormilada y me intenté incorporar en la cama - ¿Qué ocurre? - le pregunté mientras me frotaba un ojo intentando despertarme. ¿Y si le había ocurrido algo grave? -.

Ella parecía muy despierta, no como yo que a duras penas lograba separar los párpados, y la cama se me antojaba tan cómoda... Pero traté de ignorarlo (sin mucho éxito). La castaña se veía decidida y segura. ¿Qué le rondaría la mente?

Eché un vistazo al reloj de la mesilla. ¿Qué coño hacía Wanda despierta a las cuatro de la mañana? Con esto me dieron más ganas de volverme a dormir, pero me mantuve despierta esperando la respuesta de mi castaña de ojos verdes.

- Natasha, quiero hacer el amor - me soltó decidida -.

Joder... Otra vez no... Wanda y sus malditas hormonas de embarazada... Si el niño no me dejaba dormir ni cuando estaba dentro de su madre, ¿Cómo sería cuando saliera? En otras circunstancias me habría resultado divertido, incluso gracioso,pero despertar a alguien a la madrugada para decir que quería follar... Eso era muy cruel.

- Wanda, son las cuatro de la mañana - le espeté adormilada al tiempo que tapaba mis ojos con un brazo bloqueando la poca luz que entraba por la ventana y recostándome de nuevo sobre la cama -. Duérmete.

- ¡No! - me apartó el brazo a la fuerza y me hizo mirarla a la cara, aunque yo tuviera los ojos cerrados - Quiero hacer el amor. ¡Ahora!

Bufé y me incorporé como pude ; esas hormonas no me dejarían en paz hasta conseguir lo que querían. Wanda y sus antojos de medianoche...

- Wanda, mañana trabajo... - traté de recostarme sobre un costado, dándole la espalda, intentando ignorarla y volverme a dormir. Abracé el edredón cómodamente, pero ella me lo arrancó de las manos y me dio la vuelta al quitármelo. Apartó la manta y me dejó con frío solo con el pijama por encima - ¡Wanda! - me quejé enfrentándola con ojos enfadados, y ella mantenía una sonrisa orgullosa -.

- Te he dicho que quiero hacer el amor - tiró el edredón al suelo y se sentó a horcajadas sobre mi vientre aprovechando mi vulnerabilidad -.

- Wanda, es tarde. Mañana hacemos lo que quieras, te lo prometo. Pero ahora duérmete - ya me había dado la lata bastante por el día, y ahora también de noche... -.

- ¡No! - intentó besar mi cuello, pero su barriga se lo impidió - Bésame tú a mí, Natasha. Bésame - se apartó un poco y me elevó por la nuca -.

Estúpidas hormonas... No me dejaban en paz por el día y ahora no me iban a permitir dormir. Sencillamente molesto. Por supuesto que no era culpa de Wanda que estuviera así, era normal. Pero yo tenía muy mal despertar, y en ese momento se me antojó asesinarla.

- Wanda, ahora no me apetece - me excusé; debía tratarla con cuidado, aunque me costase horrores. Ahora era tan vulnerable... -. Mañana follamos, te lo juro. Pero ahora a la cama. A dormir - añadí al ver que abría la boca para decir algo -.

- ¡No! - resopló - Mañana no, ¡Ahora!

Gruñí. Wanda iba a ser madre y sin embargo se comportaba como una niña pequeña. Aunque una niña pequeña no tendría antojos sexuales a las cuatro de la mañana. Como mucho tendría miedo a la oscuridad y vendría a mi cama a pedirme dormir conmigo. Pero yo la abrazaría y se quedaría dormida en seguida. En cambio, a Wanda no había quien la frenase.

- Mañana no voy a tener ganas, Natasha. ¡Aprovecha ahora! - me sonrió pícaramente -.

Por una vez estábamos de acuerdo; ahora quería hacer el amor, pero mañana le apetecería otra cosa totalmente distinta. Querría una pizza, o un helado, o una hamburguesa... Juro que me ponía de los nervios. ¡Si es que los seis meses eran muy dañinos! Y todavía quedaban tres... ¡Dios!

- Wanda, mañana - separé por sílabas la última palabra tomando su mentón entre mis dedos y mirándola a la cara -. Mañana TE PROMETO que hacemos lo que tú quieras, pero ahora a dormir - la aparté bruscamente y me tumbé dándole la espalda -.

Más tarde me arrepentí de aquello, pero entonces simplemente agarré el edredón del suelo torpemente con una mano y lo puse sobre mí de cualquier manera. Me acurruqué debajo de él como una infante y cerré los ojos deseando dormir.

Wanda se quedó a mi lado unos instantes fulminándome con la mirada.

- Esta te la guardo, eh - comentó antes de que se le empezara a quebrar la voz -. Has herido mis sentimientos - dijo antes de recostarse sobre un costado dándome la espalda tal y como yo había hecho y tirando del edredón para conseguir un poco para ella -.

¿Por fin se iba a dormir? No podía creerlo...

Comenzó entonces a sollozar. La oí y la sentí llorando sobre el colchón.

No, eso no... Maldita sea... Sabía que no soportaba verla así... ¿Acaso estaba tomando ventaja de aquello? No, estaba poseída, controlada por las hormonas...

Bufé con gran resignación y me giré al tiempo que a regañadientes abría los ojos. Vi su cabeza enterrada en la almohada, ahogando sus llantos... Joder...

- Wanda... - tiré de su pijama en un intento de darle la vuelta hacia mí y captar su atención, pero ella se resistió -. Wanda... - lo intenté otra vez con la voz más dulce que me fue posible, pero ésta siguió llorando y evitándome -. Lo siento. Estoy cansada, tienes que entenderlo. Yo no te molesto cuando tú estás cansada.

Se giró hacia mí y me miró; no supe exactamente de qué manera. Parecía entre dolida y frustrada. Sí, definitivamente la había cagado con aquel último comentario.

- Has herido mis sentimientos - me soltó mientras le temblaba el labio inferior y lo mordía desesperada por que parara con sus dientes superiores -. Yo nunca te he hecho eso. Me ha dolido - se llevó una mano al pecho, señalando su corazón -, me duele aquí.

¡Ay, Dios! ¡La Drama Queen ahora no, por favor! ¡Si es que estaba más poseída por las hormonas que por el puñetero Darkhold!

- Lo siento - la rodeé con mi brazo y la estreché contra mí. Para mi sorpresa, Wanda no se resistió y tampoco se salió de mi abrazo -. No era mi intención herirte. No volverá a ocurrir - le deposité un beso en la mejilla, que ella agradeció -.

- ¿Lo prometes? - me miró con ojos vidriosos -.

- Lo prometo - le sonreí y le di un pico que se sintió jodidamente bien, calmándola. En cuanto me hube asegurado de que se había tranquilizado, la fui empujando suavemente hacia la cama y le tapé el cuerpo con el edredón sin soltarla -. Ahora duerme, pequeña.

Se acurrucó y cerró los ojos. Susurró un "Te quiero" por sus labios adormilados, y yo quedé admirándola y acariciando su cabello hasta que rindió dormida sobre el colchón. 

Solo cuando me hube asegurado de que se había dormido, me recosté yo también y dejé caer mi cuerpo sobre la cama como un peso muerto. Sin dejar de abrazarla y con cuidado me acerqué algo del edredón y me cubrí con él lo más silenciosamente posible para no despertarla. Le deposité un suave beso en su mejilla colorada y por fin cerré los ojos y traté de dormir.

Aquel bebé me estaba dando mucha guerra, pero de alguna manera deseaba que saliera lo más pronto posible para poder verlo y mimarlo, y sabía que ver a Wanda, mi esposa, con un niño en sus brazos me haría inmensamente feliz.

One Shots WandaNat 💞✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora