Nuestra mesa / Tres

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Y es qué, en los últimos años, muchos habían sido los alfas que pasaron por su cuarto en aquel burdel debido a las altas sumas de dinero que pagaban. Pero él lo sabía... su lobo jamás los había aceptado, siempre los había rechazado, impidiendo que su cuerpo recibiera el nudo. Ni a los grandes generales, ni a los jóvenes inexpertos que iban a cumplir sus caprichos. Ninguno logró hacerlo delirar.

Pero esta vez era distinto... y no tenía ganas ni tiempo de ponerse a pensar en el porqué. Solo pudo dejarse llevar por él.

Las embestidas eran cada vez más lentas pero profundas. Jungkook sabía que había encontrado su punto dulce por la forma en que el cuerpo de Jimin se arqueaba al recibirlo. Sus gotas de sudor cayeron sobre el rostro del omega, mientras que éste seguía mostrándose vivaz y perfecto... como si nada de eso estuviera pasando. Jungkook no podía creer la belleza que traía con él. Aún en aquella situación, se mantenía desafiante como un felino en libertad.

"Si no eres mío Jimin... si no cumples órdenes de ningún alfa ¿Estarías haciendo esto? - el alfa susurró entre estocada y estocada, atrapando el lóbulo del omega y jugueteando con sus dientes. Afianzó su agarre en aquella delicada cintura que comenzaba a enrojecerse bajo sus manos.

"Mi... mi c-cuerpo es tuyo, eso es... lo único que has p-podido comprar"

Jimin respondió entre gemidos, rodeando el cuerpo de Jungkook con ambas piernas. La sensación de la piel ardiente del alfa lo hizo colapsar.

Fue suficiente para que Jungkook se corriera y anude dentro de él, perdiendo esa expresión de autosuficiencia que lo caracterizaba.

¡No podía anudar al omega y no podía ser recibido de esa manera! Algo andaba mal con Jimin y su propio lobo lo obligaba a pensar en ello en aquel momento.

Se maldijo una y otra vez en su cabeza, mientras sentía como su nudo expandía el interior del pelinegro y éste se removía adolorido, manteniendo sus ojos cerrados y formando dos finas líneas en su rostro que lo hacían ver encantador.

Jimin era encantador y lo sabía. Aunque se sentía físicamente destruido, podía verse a sí mismo más poderoso que nunca: Jungkook estaba eclipsado por él, ahora más que nunca. Eclipsado y cautivado por cada uno de los detalles de su cuerpo. Y el omega entendía que no había nada más manipulable que un alfa enamorado.


🎻

"¿Oíste eso Minho? El Conde Jeon había quedado completamente plasmado con el chico... yo siempre creí en esa parte de la historia, existió alguien que lo enamoró" - Taemin estaba feliz y orgulloso de dejar salir su lado romántico.

"¿Por qué me dices esto a mí Taemin? Yo solo buscaba pruebas de la veracidad de la leyenda"

"Te digo esto porque tú siempre dices que los grandes guerreros no tienen tiempo de perder la cabeza por amor. Y mira cuánto hemos estudiado los logros del Conde Jeon pero nunca hemos escuchado esta parte de su historia"

"Oye pequeño omega, un momento..." - el viejo interrumpió confundido - "¿Quién habló de amor? Jamás hablé de "amor" en la historia.

"Ahora que lo pienso... no, no lo ha dicho, pero es algo obvio... ¿verdad?" - Minho rodó los ojos y volvió a mirar al joven en la barra. Continuaba con su trago, esperando paciente por - algo -. Parecía tranquilo, inexpresivo, pero por alguna razón no podía dejar de mirarlo.

"Amor... amor, no se cuando podré utilizar esa palabra por primera vez en esta historia. Pero existió" - finalmente el viejo respondió, dándole otro sorbo a su vaso de vino.

🎻

Los días parecían morir cada vez más rápido. La mansión se iba adaptando al nuevo integrante a la misma velocidad. Las comidas ya no eran como antes, al igual que los pasatiempos del Conde Jeon. Ya no salía a montar su caballo en los días libres y mucho menos se quedaba junto a los sirvientes o a su primo. Había tomado la costumbre de embarcarse en largos y duros entrenamientos con sus soldados. Su piedad se desvanecía cada día un poco más.

𝔼𝕝 ℂ𝕠𝕟𝕕𝕖 𝕁𝕖𝕠𝕟 → KOOKMIN → OMEGAVERSEWhere stories live. Discover now