One - Corregido -

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Comencé a dar vueltas en mi cama con fastidio por los rayos de luz que se asomaban de mi ventana. Justamente uno lograba pegar en mi cara por lo que alcé mi edredón para poder huir de él.

Solté un pequeño grito y me deshice de todo lo que me había puesto encima para poder pararme y cerrar de una vez por todas las persianas que se encontraban en mi cuarto. Sonreí de oreja a oreja al notar que había podido mitigar el problema... volvería a dormir sin problema alguno.

—    ¿Qué estás haciendo aún en la cama? — Mi madre abrió mi puerta sin antes tocar — Necesitas cambiarte ya — Demandó frustrada — Necesito ver que desayunes algo antes de que me vaya al trabajo.

—    No creo que haya mucha diferencia en verme desayunar madre, te prometo que en menos deuna hora me levanto — Me encogí de hombros volviéndome a tapar.

—    Eso ni tú te lo crees — Alzó su mano derecha para ponerla en su cintura de forma autoritaria — No pienso volver a creerte Jade, nunca estás lista a tiempo.

—     No me gusta despertarme tan temprano — Gruñí — Necesito más horas de sueño — Imploré intentando sonar convincente.

—    Y yo necesito que bajes a desayunar — Caminó de regreso al pasillo y me observó antes de irse — En cinco minutos te quiero arreglada y sentada enfrente de mí.

Rodé mis ojos y observé el techo con desdén, no iba a lograr quedarme en mi cuarto, así que me paré con las pocas fuerzas que tenía para poder arreglarme y bajar a donde mi madre quería. 

Observé el pequeño reloj que se encontraba en el baño y bostecé. Debería de ser ilegal despertarse a esa hora, simplemente no entendía cómo las personas pueden funcionar a las seis de la mañana.

—    Aquí me tienes madre, despierta y con cero ganas de vivir — Alcé mis manos de lado a lado para después volverlas a bajar desganada.

—    Siéntate aquí mi amor — Me sonrió como si la escena de mi cuarto no hubiera pasado — Hice Hot Cakes para desayunar, ¿quieres miel o cajeta? — Abrió la puerta del refrigerador para poder sacar ambas.

—    Miel — Contesté al mismo tiempo que bostezaba.

—    ¿Otra vez tiene sueño? — Estiró su mano para poder darme la miel —  Necesito que te despiertes más temprano Jade, no podemos seguir con estos horarios.

—     Es tú culpa madre, tú fuiste la que me despertaste, yo no tengo la culpa de eso — Me encogí de hombros y recargue ambos brazos en la mesa — Me parece perfecto lo de los horarios, puedes ir a trabajar a las siete mientras yo sigo dormida en mi cama.

—    Necesito que todos los fines de semana te despiertes a esta hora — Yo la miré como si se hubiera vuelto loca y negué con la cabeza — Así que vas a tener que dormir mucho más temprano de lo habitual.

—     No voy a despertarme a esta hora todos mis sábados o domingos — Alcé la miel y comencé a ponerla en mi desayuno — Una cosa es que tú tengas que trabajar y otra muy diferente es que yo lo haga.

—    Oh mi amor — Mi madre me miró con dulzura — Tienes razón en algo — Yo alcé mi mirada un tanto perdida — Debo de ponerte a trabajar — Abrí mis ojos de par en par asustada por lo que acababa de salir de su boca.

—    ¿Estás de broma verdad? — Le pregunté dejando mi hot cake en el plato — Ni de juego me voy a poner a trabajar, ya tengo mucho con la escuela.

—    Intentaré buscarte un empleo de medio tiempo por mi cuenta — Alzó su chamarra y se la colocó — Me tengo que ir porque se me hace tarde, pero ya saber que te amo — Caminó hacía mi y me dio un beso en la coronilla.

Secuestrada por mi mate alpha < LIBRO EN CORRECCIÓN >Donde viven las historias. Descúbrelo ahora