Capítulo 8

277 7 0
                                    

BLAIR SE ENCONTRABA MÁS ABRUMADA que nunca. La vuelta a Figure Eight se le hizo bastante corta si tomamos en cuenta el hecho de que tenía la cabeza en lo que había pasado.

Sí, se había besado con JJ.

Y no, no era fruto de su imaginación.

Tampoco decidía cómo sentirse al respecto. Es decir, una parte suya se encontraba realmente bien, había besado al chico que le gustaba y se había enterado de que el sentimiento era recíproco.

Pero la otra parte se negaba en rotundo a aceptar que todo eso estaba bien. Era un error por múltiples razones: el chico era un Pogue, estaban en la zona sur, de madrugada y ni siquiera había pasado una semana desde que regresó a Outer Banks.

Y de golpe y porrazo se encontraba en la puerta de su casa.

Las luces seguían encendidas. Mala señal, considerando lo tarde que era. No obstante, Blair respiró hondo y avanzó hacia su vivienda. Entró, intentando cerrar la puerta sigilosamente a sus espaldas, encontrándose la siguiente imagen:

Sophie sentada en el sofá, Daniel acostado en su regazo abrazando un cojín y Alexander de pie, aparentemente hablaban y el menor escuchaba, mas ambos enmudecieron y los tres miraron hacia la entrada al escuchar la puerta cerrarse.

— Hombre, ¡mira quién está aquí! — exclamó el padre de Blair con una sarcástica sonrisa mientras Daniel se levantaba — Menos mal que ha decidido honrarnos con su presencia y se ha dignado ha aparecer — se dirigió a su mujer y su hijo.

Entonces, Blair se acordó de lo que había hablado con su abuelo por la mañana.

Dio unos pasos hacia ellos — Papá, y-yo... yo estaba con Kie haciendo volun...

— No te molestes — la cortó elevando su mano — tu abuelo ya nos ha soltado ese rollo. Sin embargo, ha pasado una cosa muy curiosa, fíjate... — Alexander frunció los labios, cruzándose de brazos — Verás... adivina quién me ha llamado, Rafe.

La castaña juró sentir el latido de su corazón en los oídos.

» Me ha... comentado dónde estabas realmente. Pero no... — chasqueó la lengua, sonriendo cínico — mi niñita no podía estar en tal lugar. Así que decidí actuar al favor de mi hija y llamé a Mike Carrera para preguntarle dónde estaba Kiara. ¿Sabes cuál fue su respuesta? — la seriedad reinaba en su rostro — Con los Pogues.

La de ojos avellana no sabía qué decir, sin embargo, tuvo que defenderse con una excusa que ni siquiera tenía planeada.

— Papá, yo...

— ¡Papá nada! — la cortó, desenlazando sus brazos — ¡¿Tienes idea de lo decepcionado que estoy contigo?! ¡Me has mentido y desobedecido! ¡No paras de meterme en un lío tras otro! ¡Pensaba que en Francia te habían enseñado cómo tienes que ser! — «...» — ¡¿Cuándo vas a entender que esos desalmados son unos salvajes?!

Aquellas diez últimas palabras, fueron el detonante para que Blair explotara.

— ¡Ese es el problema! — exclamó la adolescente — ¡No los conocéis! ¡No sé qué tenéis todos los de este barrio con verles así, pero no son así! ¡Y os juro que he sido más feliz estos días que en los últimos tres años!

Y esa fue la gota que colmó el vaso para Alexander. Tomó a su hija de la muñeca, alarmando a su mujer y sorprendiendo bastante a su hijo.

— Cállate... — ordenó entre dientes — y escúchame muy bien.

— Papá, me haces daño... — al oír eso, la soltó al instante, no obstante, no significaba que el enojo hubiera disminuido.

— No volverás a salir sin nosotros hasta que empieces el instituto. Si fuera por mí, volvías a Francia de inmediato, pero dale las gracias a tu madre — los iris avellanas de la chica viajaron por un segundo hacia su progenitora, mirándola con decepción porque no saltaba a defenderla.

Two Different Worlds || JJ MAYBANK.Where stories live. Discover now