Capítulo 1

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POR CORTESÍA DE WARD CAMERON, Blair volvía a casa en un avión privado, para aterrizar en una pista privada. Nada más bajarse, avanzó hacia sus padres, que la esperaban dentro del aeropuerto.

— Al fin estás aquí — masculló Alexander en el abrazo doble que se dieron.

— Os he echado de menos — admitió Blair separándose.

— Nosotros también, cielo. Desde navidad hacía que no nos veíamos. — añadió Sophie.

En los tres años que Blair estuvo fuera, los señores Williams supusieron que lo mejor para ella era no volver a Outer Banks, al menos hasta que su regreso fuese definitivo. Y dado que el principal motivo de su vuelta era asistir a la fiesta anual de los Kooks, los Williams determinaron que su estancia en la isla sería permanente.

La mirada de la adolescente se posó en su hermano pequeño, Daniel, quién estaba sentado a varios metros, con la nariz metida en el teléfono.

Cuando Blair se fue, él tenía diez años, y era un amante de los videojuegos y la ciencia. Todo un cerebrito. Pero ahora tenía casi catorce, y había dado un cambio de ciento ochenta grados. Llevaba lentes de contacto, sustituyendo las grandes gafas negras que solía portar, su vestimenta pasó de niño nerd, a preadolescente popular, y ni qué decir de su comportamiento.

— Hola, Danny — su hermana se sentó a su lado, fijándose en que el castaño se encontraba navegando por Instagram.

— Hola — contestó seco.

Sus progenitores miraban la escena, divertidos.

— ¿No me das un abrazo?

— No me gustan los abrazos, Blair.

— ¿Ni... siquiera si te doy esto? — sacó de su gran bolso una caja, en la cual había un logo francés impreso.

Daniel miró de reojo, y al segundo, soltó el móvil para abrir la caja.

Eran unas zapatillas deportivas.

Y que viniesen de Le Coq Sportif, desde la mismísima Francia, iba a aumentar aún más su popularidad entre sus amigos.

— ¡Venga ya! ¡No me lo puedo creer! — dejó la caja a un lado y se abrazó a su hermana con fuerza — ¡Gracias, gracias, gracias, gracias! ¡Eres la mejor hermana del mundo! ¡Te quiero, te quiero, te quiero, te quiero!

Blair rió correspondiendo al abrazo, conocía a su hermano como a la palma de su mano, y sabía que no aguantaría mucho sosteniendo su nueva fachada ante ella.

» Me alegra que estes aquí — masculló el castaño, aún abrazado a ella, lo que enterneció el corazón de l adolescente.

— A mí también, Danny.

(...)

Todo el trayecto en limusina hasta Figure Eight, Blair se lo pasó mirando por la ventana, observando cuánto había cambiado la isla.

Los Williams y los Cameron vivían en la misma calle, por lo que la de ojos color avellana estaba deseando ir a la residencia de su mejor amiga y darle una sorpresa.

Al bajar del vehículo, Alexander habló — Yo me llevo tus maletas, hija. No te preocupes.

Aunque la castaña estaba demasiado ocupada examinando cada rincón de la calle que llevaba tres años sin pisar como para escucharle.

— ¿Qué pasa, cielo? — Sophie puso una mano en el brazo de su retoño.

Blair sonrió — Nada... solo qué... por fin he vuelto a casa — se encogió de hombros, conmoviendo a su rubia progenitora.

Two Different Worlds || JJ MAYBANK.Where stories live. Discover now