Capítulo final

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Hay épocas del año que emanan esencias características, como la primavera y su abanico de flores. Pero el olor, en particular, del verano es exquisito y cautivador a primera inhalación. Es el cruce entre lo celestial de los dioses y lo carnal de la Tierra. Es petricor *

Taeyong ha aguardado todo un año para empaparse de tal efluvio. Escuchar el golpeteo constante del agua contra el piso, la brisa fresca proveniente de nubes grisáceas, la humedad flotante en la intemperie.

Todo un año esperando que su amado regrese.

En las últimas semanas, ha acordado con Johnny y sus amigos el cómo reconciliarse con Jaehyun, recibiendo miles de opciones y alternativas que todas terminaron sin concretarse.

Taeyong estaba agotando sus detrezas e imaginación, planificando meticulosamente cada detalle que al final terminaba por desechar.

Transcurrió una semana completa cazando al alfa sin éxito. Pareciera que en realidad no había regresado. Johnny le aseguraba que ya estaba en la ciudad, pues él mismo fue a recogerlo al aeropuerto.

Su última y única opción disponible era acercarse a la casa del alfa para recibirlo con flores y dulces que le gustaban. "Ay por Dios, no. Se verá muy intenso".

Dieron las 19 horas, y él seguía en la biblioteca destrozando su cabeza para encontrar una solución. Recogió sus cosas y salió del edificio, en donde tampoco se econtraba el alfa en su antiguo asiento de bibliotecario.

Estaba lloviendo a cántaros, por fortuna contaba con una sombrilla en su mochila. El olor embriagante de la lluvia fundiéndose con el suelo hipnotizaban al castaño. "Cómo lo extraño".

Se dirigió hacia la salida de la facultad cuando una sombra refugiada bajo el techo del pórtico le acaparó su visión. Reconocía la silueta: esos anchos hombros, el cabello negro brillante, piernas esbeltas y sus prendas caracterizadas por aquellos suéteres que vistió y olfateó por un tiempo como si fueran un ansiolítico personalizado. "Es él, siempre en la lluvia".

Taeyong sospechó que no traía nada para cubrirse, ya que aguardaba mientras miraba constantemente las nubes, alternando con su reloj de mano.

Inhaló profundamente y emprendió su andar hacia Jaehyun. No tuvo que llamarlo para que este se volteara, su olor le delató. El semblante sorprendido y cambiado del pelinegro fueron como golpe directo a su entrañas. Conservaba la perfección en sus facciones, pero aquellos ojos que brillaban como estrellas se han tornado pardos.

-Oh, hola Jaehyun. ¿c-cómo estás?-. "Así o más nervioso Taeyong. Dios, contrólate".

-Hola Taeyong, estoy bien, gracias. ¿Y tú? Te ves muy bien-. "Tranquilo Jaehyun" El alfa mantuvo la calma a pesar de sentir un enredo penetrante de emociones que se alojaba en lo recóndito de su ser.

-Estoy también bien, gracias. Voy de camino a casa, ¿tú ya saliste?-.

-Sí, pero he olvidado mi sombrilla, como siempre-. Taeyong sonrió, era cierto que el alfa olvidaba constantemente refugiarse de la lluvia. Cuando vivían juntos, Taeyong tuvo que empezar a empacarle la mochila para asegurar que llevara mínimo un impermeable.

-¿Quieres venir conmigo?Voy hacia el metro-. Vio dudar al pelinegro unos instantes, pero terminó asintiendo hacia la oferta.

Caminaron en silencio unos minutos en lo que cruzaban la calle, sólo escuchando las gotas golpeando sobre la tela impermeable.

-Acabas de regresar de Canadá, ¿cierto? ¿Cómo te fue?-. Quizá la pregunta resultaría un tanto incómoda, aunque no se comparaba con el silencio de antes.

Petricor y gardeniasWhere stories live. Discover now