Capítulo trece.

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- ¿Qué haces aquí? -pregunté confundida

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- ¿Qué haces aquí? -pregunté confundida. - ¿Cómo me encontraste?. -aún sobresaltada, dejé el paraguas en su lugar y me senté de nuevo en mi cama, asustada.

La mujer soltó una risa y me tomó del pelo.

- ¿Por qué me hablas así? Recuerda que soy tu madre, mocosa. -su aliento emanaba olor a alcohol. - Puedo encontrarte en la otra punta del mundo si se me da la gana.

Me sentía esa chica que pensé que no sería nunca más; acorralada en los brazos de mi alcoholizada madre, recibiendo un castigo que no merecía por el simple hecho de su enojo con el mundo, con ganas de empujarla y salir corriendo, pero sin las fuerzas y coraje para hacerlo.

¿Cómo es que esta mujer que se hacía llamar mi madre me trataba de esa manera?

Era tonto preguntarmelo una y otra vez, ya que las cosas nunca habían sido diferentes.

Me sentí triste y no quería que nadie supiera de esto.

- Perdón, mami. -solté esas palabras que sabía que la calmaría. - Es mi culpa, te prometo que no seré tan irrepetuosa contigo nunca más.

Soltó mi cabello de manera brusca y se recostó en mi cama.

- Tengo sueño, apaga la maldita luz. -habló, apenas podía modular por su estado.

Simplemente hice caso. Y me quedé en la oscuridad, quieta y de pie, aguantando las lágrimas que querían escapar de mis ojos.
Pude oír sus ronquidos, quería correr lejos de ella.

Tomé mi bolso, agarré un abrigo y todo el dinero que me había dado Freen. Tiré la única botella de alcohol que tenía, sabía que si no encontraba alcohol, se iría pronto de mi hogar.

Estaba oscuro, la calle estaba desolada y yo estaba ahí, totalmente vulnerable, sin un lugar a dónde ir y con muchas ganas de llorar.

Llamé a Azul unas tres veces sin respuesta alguna. En el lapso de esas tres llamadas caminé sin rumbo, sin tener en cuenta lo peligroso que podría ser.

Decidí que lo mejor sería ir a casa de Azul, a pesar de que no contestara. Y así lo hice. Al llegar toqué la puerta, sin obtener respuesta. Suspiré con frustración pero luego pensé que si Azul hubiera respondido tendría que dar explicaciones, y no quería eso.

Luego recordé que alguien quería verme.

Freen.

¿Era correcto ir a llorar en los brazos de una mujer que sólo quería tener sexo conmigo?

O peor aún.

¿Ella me aceptaría en este estado?

Ni siquiera me conocía lo suficiente o era alguien importante en su vida. Pero eso fue lo de menos, estaba sola, asustada y triste. Me subí al primer taxi que vi y di su dirección.

🥀🌸

N/A: Nos vemos el miércoles que dos capítulos más<3♡ Gracias por el apoyo:*

Una noche © FreenbeckyWhere stories live. Discover now