CAPÍTULO 5

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LEAH

Estoy aburrida.

Después de que el Rancherito me medio insultara le dimos de comer a los caballos, bueno yo les di de comer, él solo les llenó el agua y se puso a jugar con ellos y los mini caballos, mientras yo moría de aburrimiento él se divertía a lo lejos como un caballo más. Luego de terminar hemos ido a casa de mis abuelos para comer, y lo que nunca me ha sucedido, he tomado un siesta después de comer, pero solo de 10 minutos porque mi padre me ha levantado para seguir trabajando.

Hemos ido a abrir algunas llaves, a ver algunos trabajadores, recoger equipo, palas, botas, y varias cosas. ¿Me cansé? No mucho, ¿me aburrí? Si mucho.

Al terminar mi hora de labor he ido directo al baño porque estoy segura que todos los olores que he visitado el día de hoy están impregnados hasta en la cutícula de mis uñas. He sacado todos mis productos para el cabello y los he repetido dos veces, luego el skin care lo he hecho al tiempo y forma porque no permitiría un grano. Y mis manos juro que no habían tocado tanta crema hidratante en un solo día.

En fin, el día ha comenzado a las malditas 5 am, un desayuno y un buen café para despertar han sido mis mejores amigos, Billy ha llegado a las 6 con una gran sonrisa y muchas ganas de desayunar, platica con mis abuelos como si la nada ignorándome por completo, y cuando mis abuelos me preguntan algo el se pone en su celular.

Definitivamente no le caigo bien, y no sé por qué, solo me ha conocido por un día, si, no he sido la más amable ni la más colaborativa, pero no me conoce, tampoco es para que me ignore.

¿Quién se cree este Rancherito?

—Bien— toma el último sorbo de café y se pone de pie atrayendo mi atención —hora de trabajar.

Mis abuelos se ponen de pie sonriendo y dirigiéndose a la puerta. ¿Y yo qué? Los sigo y me paro al lado de Billy.

—Vienen a comer por la tarde, haré tu comida favorita Billy— le dice la abuela sonriéndole con cariño.

—Gracias, abuela Alice, vendré con mucho gusto.

Pero es mi abuela, la mía, solo yo soy su nieta, solo yo la puedo llamar abuela.

—Que les vaya bien en su día de trabajo, los quiero— dice el abuelo con una gran sonrisa en su rostro.

Ambos salimos y vamos hasta la troca, me coloco el cinturón y espero a que Billy comience el camino a sabe donde.

—¿Qué es lo que vamos a hacer? — pregunto mientras arreglo el vestido que llevo hoy. Lila con algunas flores blancas bordadas al final de la falda, tengo que admitir que mamá se esforzó en comprar cosas que aunque no son mucho mi estilo, me gustaran.

—Adivina. — Estira la mano al tablero del auto donde están unos lentes de sol negros, los toma y se los pone.

—Pues espero que nada porque me he puesto uno de mis vestidos nuevos, y mis tenis están más blancos que nunca.

—Pues solo a ti se te ocurre venir en vestido y tenis blancos a trabajar en un rancho, Princesa del pop.

—Ponme a recolectar flores entonces, eso me gusta.

—Aquí no tenemos flores para recolectar, la abuela Alice me mataría si arrancamos las flores de su jardín.

—Mmh...—murmuro un poco triste. Como no van a tener flores para recolectar, eso lo haría sin problemas, con mucho gusto, y más si fueran tulipanes blancos. —Deja de decirle abuelos a mis abuelos.

—Ya te lo dije, soy su nieto mayor.

—Solo deja de hacerlo. Dime ya que vamos a hacer, solo quiero que el día acabe.

Un Verano Para El AmorWhere stories live. Discover now