CAPÍTULO 3

571 82 11
                                    

LEAH.

Entro a la casa de nuevo y voy hasta la cocina donde se encuentra mi familia comiendo galletas hechas por la abuela. Esto hará que mi humor mejore al menos.

—Ahí estás Leah...

—Una vaca me asustó, hay muchos animales ahí afuera.

—Bueno, este es un rancho, es lo que hay— dice el abuelo.

Suspiro y pongo las manos en mi cadera.

—Creo que iré a cambiarme de ropa y luego comeré galletas...

—Alto ahí— papa alza la voz— ponte algo cómodo.

—Me pondré la pijama y veré películas, no tengo nada más que hacer— me doy la vuelta pero una vez más la voz de papá me detiene. Me doy la vuelta y lo miro.

—No, ponte algo de la ropa que tu madre te ha comprado. ¿Recuerdas que tienes un castigo?

—Papá ¿no te parece este ya un gran castigo? — señalo mi ropa aun con lodo — este vestido era nuevo.

—No, yo creo que necesitas más, de hecho tu castigo no tar...

La puerta principal suena, luego un par de pasos y finalmente el chico de hace rato aparece frente a nosotros con una sonrisa ladina. Lo miro de pies a cabeza, desde su gorra, pasando por su camisa de mangas largas, su pantalón sucio y terminando en sus botas igualmente sucias.

—Billy Freeman Jones— habla papá poniéndose de pie.

¿Lo conoce?

—No puedo creer lo grande que estás, seguro ya estás más alto que tu padre— se acerca a él y se saludan con un choque de manos para pasar a un abrazo rápido y palmear sus espaldas.

—Creo que estoy cerca de pasarlo— le responde.

¿Pero este quien es además de ser el tal Billy Freeman Jones?

—Papá siempre habla de usted señor Aidan Glasnow, de todas las aventuras que tienen en este lugar. A pesar de que lo conozco recién siento que lo conozco desde hace años.

—Pero si yo te cargue al nacer, y luego cuando tenías tres años.

—No recuerdo esos sucesos, pero por lo que me han contado sé que es un gran hombre de éxito.

—Muchas gracias Billy, mira como no nos recuerdas te presento a mi esposa— papá señala a mamá quien se acerca y estrecha la mano del tal Billy.

—Mucho gusto, Victoria Warner.

—Un gusto conocerla.

—Y ella es mi hija Leah— me señala con una sonrisa, pero yo no estoy feliz, menos cuando el tal Billy me tiende la mano con una sonrisa "amable" cuando sé que se está burlando de mí. Se le nota en los ojos.

—Hola Leah, un gusto—finge descaradamente en mi cara. Lo miro ahora de cerca, su cabello es castaño y algo ondulado, es lo que puedo ver por los mechones que salen debajo de su gorra, tiene ojos marrones muy penetrantes, facciones muy marcadas y masculinas, además es un poco más alto que yo y no he podido evitar notar uno que otro músculo llamativo a la vista. Si este chico no me hubiera llamado estúpida y se estuviera burlando de mí justo ahora, sin duda buscaría una excusa para coquetear, porque él es guapo.

Creí que no existiría ni un chico del cual admirar su belleza, pero al parecer Cody me está callado la boca bastante rápido.

—Hija, no hay que ser maleducadas, saluda a Billy.— murmura mamá. Sin más que hacer comienzo a mover mi mano hasta la suya.

Un Verano Para El AmorOnde histórias criam vida. Descubra agora