CAPITULO 4

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LEAH.

Y este idiota quien se cree que es al venir a mandarme a hacer cosas en mi herencia, se supone que para eso está el aquí, yo no, yo estoy de vacaciones. Que trabajen los que no tienen opción

—Ven, bájate, vamos a terminar de dar el heno a las cabras ya que me interrumpiste, y se los vas a dar tú.

—¿Que es heno? — pregunto bajando de la troca siguiendo sus pasos hasta la jaula donde están las dichosas cabras. Aquí huele a todo lo asqueroso del mundo junto y multiplicado por seis.

—Pues lo que comen los animales— responde con obviedad. Pone sus manos en la baranda de la gran jaula de madera y me sonríe de la forma más falsa. — te presento a las cabras, la café es Gally, la café con manchas es Cookie, la negra es Carbón, la blanca con gris se llama Jully, y la blanca se llama Nube.

No los voy a recordar, ni aunque quisiera. ¿Todos los animales tienen nombre?

Miro a las cabras mirarme y luego caminar hacia cualquier lugar. Son gigantes y me dan miedo.

El tal Billy se da la vuelta y camina a la carreta detrás de la troca del rancho, estira su brazo y jala el alambre de uno de los grandes cuadros de hierbas secas, la deja frente a mí y luego me mira mientras pone sus manos en sus caderas.

—Cárgala y llévala hasta con las cabras.

—¿Estás loco?

Este que me cree.

—Vienes a trabajar no a estar de bonita.

—Disculpa pero yo no voy a cargar esta cosa, ¿tienes idea de lo que le puede causar a mi piel?

—¿Alergia al trabajo acaso?

Con mucha confianza toma mis brazos acomodándolos de forma que queden como si suplicara algo, para luego cargar el cuadro y ponerlo sobre mis brazos. Suelto un grito al sentir como mi piel comienza a picar y doler, incluso si quiero tirarlo se que dolerá y dejará rasguños.

—Quítame esto de encima, te lo exijo—grito con los ojos cerrados.

—Palabras mágicas...

—¡Quítalo ya o hago que te despidan!

—Ay, Hannah Montana , tengo más poder que tu aquí, y te recuerdo que vienes a trabajar, no a estar de bonita, así que vamos, las cabras ya están lo bastante enojadas y hambrientas ¿no quieres que se enfaden más, verdad?

¿Más poder que yo? ¿Quien se cree? Yo soy la única nieta de la familia, soy la consentida, la reina de todo, la favorita de mis abuelos para todo, lo primordial, y este viene a decir que es primero que yo. Un simple vaquero con botas y gorra con manchas de aceite por todos lados.

Y... ¿me dijo Hannah Montana?

Abro los ojos y veo su sonrisa burlesca haciendo juego con sus ojos cafés que tienen ese brillo de satisfacción. Se cruza de brazos y señala a la jaula de las cabras con la cabeza.

—Las cabras mueren de hambre, Princesa del pop — truena sus dedos para que me apure.

—¿Quién te crees ranchero de quinta?

—Tu mentor—sonríe ladino.

—Tu no eres mi mentor, mucho menos así tronándome los dedos y diciendo que tienes más poder que yo. Grábate bien mi apellido, Glasnow, y por curiosidad es el mismo que tus jefes. ¿Suficiente o te lo explico con manzanas? — hablo fuerte aun sin soltar el cuadro de comida seca.

—Ya veremos dijo el ciego.

¿Qué?

—Ya quítame esto de encima o se lo diré a mi padre, y adivina, soy su única hija así que eso me convierte en la favorita, y no le gustará saber que un sinvergüenza tronador de dedos me está rebajando a darle comida a unas sucias cabras.

Un Verano Para El AmorWhere stories live. Discover now