Capítulo 18

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-No puedes tratar a los clientes así...

-Pero no soporto a las personas así yo simplemente no las soporto.-Era mi primer día de trabajo y ya la había cagado, así nunca conseguiría trabajo. Tendría que soportar a ese tipo de personas si no quería perder el trabajo, y no quería.

-Ten paciencia, si no puedes con ese tipo de personas solo me llamas a mí y yo los atenderé, no quiero nada de gritos e insultos en mi tienda.-Jenny se dio vuelta y se marchó, dejándome con la palabra en la boca.

Gruñí frustrada, conseguir éste trabajo fue muy fácil, y como dicen, lo que fácil llega; fácil se va. Así que debía cuidar mi nuevo trabajo porque si no, me echarían como la mierda.

Decidí dejar de pensar en lo ocurrido y me puse a acomodar algunos tacones que la niña rica había dejado regados.

Eran las 6:54pm y mi turno había acamado a las 5:30pm pero Jenny me pidió que la ayudara en algunas cosas de la tienda y accedí, después de lo sucedido con la cliente insoportable, solo habían venido 2 personas más que no se llevaron nada, pero Jenny dijo que estaba bien porque era lunes y los lunes la gente trabaja, o bueno la mayoría. O van al colegio y por eso había venido poca gente, pero que los sábados, domingos y vacaciones la tienda estaba repleta de personas buscando atuendos para la noche, u ocasiones especiales.

Me despedí de Jenny y caminé hasta una panadería cerca porque tenía hambre, así que compré dos sándwiches y un jugo. Tyler se había ofrecido a llevarme a casa pero me negué, no sé qué me ocurría pero tenía ganas de caminar. Se me habían hecho las siete y media de la noche y ya había oscurecido así que decidí tomar rumbo, salí de la panadería y caminé, tampoco es como si estuviera tan lejos de mi departamento. Iba por una calle muy oscura y caminé aún más rápido porque ésta calle tenía mala fama. Escuché unos pasos, lejanos pero lo suficientemente cerca como para llegar hasta mí en menos de tres minutos, era alguien corriendo sigilosamente entonces escondí mi celular en la bota del pantalón porque era lo más valioso que traía conmigo, y tenía que ser astuta.
Que no me roben, que no me roben, Dios por favor que no me roben, ayúdame con ésta. Que no me roben.

Mierda.

MIERDA.

Había un arma apuntando mi cabeza. No Dios, no.

-Dame todo lo que tengas de valor y nada te pasará.-Un hombre, bueno no, un hombre no, era un muchacho, parecía menor que yo. Tenía su brazo alrededor de mi cuello y con la mano libre que le quedaba, apuntaba mi cabeza con su arma, o lo que sea que tuviera, podría estar apuntándome con un plátano y no estaba segura de sí era por la oscuridad o el miedo que corría por todo mi cuerpo que no me dejaba pensar, analizar, hablar.

-¿Escuchaste? - Apretó aún más mi cuello y sentí las lágrimas correr por mi mejilla, nunca me habían apuntado con un arma o un plátano, lo que sea.

-Y-yo...No yo no traigo nada... Lo juro.-Soltó mi cuello y me giró para quedar frente a él, llevaba un pasamontañas y solo veía sus ojos que aunque estaba muy oscuro, parecían verdes. Apuesto a que eran marrones pero el miedo me hacía verlos verdes.

-El bolso.-Hizo un movimiento con su cabeza, señalando mi bolso, así que me lo quité y se lo entregué sin pensarlo dos veces, ni siquiera lo abrió, solo lo enrolló en su mano y lo tocó.-No me mientas. Dame el maldito celular.-Seguía apuntándome con el arma, pero ésta vez apuntaba mi frente.

-No tengo celular, hablo en serio. Yo, yo lo vendí, no tengo nada.-Miré a todos lados y luego tapé mi rostro con ambas manos.-Por favor, déjame ir, no llamaré a la policía, puedes quedarte con el bolso, solo déjame ir, te lo ruego.-Alcé las manos y di un paso adelante y él movió el arma, así que retrocedí.

¿Y si no? ¿Y si sí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora