I n o c e n t e

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En la recepción, la chica de signo Escorpio jugaba solitario en un computador viejo encontrado en el sótano del lugar.

Emma: ¿Por qué madres soy la recepcionista?— aburrida.

Cameron: Al menos no sos quien limpia los baños— asqueado, quitaba sus guantes —He visto cosas horribles.

Emma: Bueno, en algo tienes razón, pobre del Líder y Libra, ellos tienen que sostener los carteles cerca a la carretera.

Cameron: Y más sabiendo que estamos en verano.

Emma: Verga, cierto que estamos en esa época del año, pobre de Carlos.

Cameron: Ni tanto, Layla debe escuchar cuando los carros estén cerca, se puede hacer en la sombra todo lo que quiera hasta que oiga los motores.

Emma: Buen punto— suspiró —No puedo creer que llevemos dos semanas sin pelear desde que se abrió el hotel.

Cameron: Llámame aguafiestas, pero en esas dos semanas tampoco hemos tenido los primeros clientes.

Emma: Aguafiestas.

De repente, el tintineo de una campana interrumpió la conversación de ambos signos, en la recepción, entraron dos pequeños niños acompañados por un hombre mayor.

???: Excuse me. (Discúlpeme)— susurró —I was told that this hotel is not well known and I wanted to bring my children to see it. (Me dijeron que este hotel es poco conocido, y quise traer a mis hijos para verlo)

Emma: Of course, let me register them.(Claro, por favor, permítame registrarlos)— amable —May I have your name and ID? (¿Podría darme su nombre e identificación?)

???: Alexander Navarro— extendió la tarjeta.

Emma: How long do you plan to stay? (¿Cuánto tiempo planea quedarse?)

Cameron: One day, please. (Un día, por favor)

Emma: Ok— al revisar, noto un pequeño detalle —Eres de México, yo igual.

Alexander: Es una gran coincidencia— emocionado —No había tenido la oportunidad de conocer a otro hermano mexicano aquí, no acostumbro a salir de casa.

Cameron: ¿Queres parar un poco pequeña bestia?— gruñó, intentando ahuyentar a la tierna niña que lo perseguía.

Alexander: Mija, no moleste al señor.

Emma: No se preocupe, Cameron es un poco difícil a veces— entregó la llave al hombre —Sus niños son muy tiernos, ¿Cómo se llaman?

Cameron: Ayuda— suplico en el suelo, con ambos pequeños sentados en su pecho.

Alexander: Lo lamento, no acostumbran a ser tan traviesos— conmovido, sus ojos se aguarón —Mariana es la pequeña, tiene tres años y Gustavo el mayor con cinco. No es normal en ellos ser tan extrovertidos, mis hijos casi no tienen la oportunidad de ser niños desde que nos mudamos aquí.

Emma: Me imaginó que fue por el idioma— leyendo la información del hombre, notó como los pequeños tenían apellidos diferentes a los del hombre.

Alexander: Si, el idioma— triste —Claro.

Emma: Y dice que los niños son sus hijo, ¿Verdad?

Alexander: Si— nervioso.

Gustavo: Apá, tengo sueño— jaló su abrigo —¿Ya podemos ir a dormir?

La Cuarta BibliotecaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora