4. El efecto mariposa

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Originalmente, la que jugaba voleibol era Andrómeda. Pero pronto lo dejó por lo que realmente la apasionaba, el modelaje. Se le daba natural y era hermosa de nacimiento, así que pudo darse abasto en ello. Sobretodo por el infinito apoyo de nuestro padre y abuela. Hizo incontables cursos para formarse y para la tierna edad de dieciséis años, ya era profesional. Desde entonces su meta ha sido volverse internacional.

Yo por otro lado, conseguí el equipamiento de voleibol de Andrómeda a los 10 años, y me enamoré. Rápidamente, lo que comenzó como un pasatiempo se volvió luego en una obsesión. Mi genética de estarura me daba ventaja en el juego. Y me gustaba tanto el deporte que no me importaba no conseguir ropa que me quedase bien de talle. Mis primeros años jugando en el club que tenía cerca, me ponían de central. Pero eventualmente me terminó gustando el opuesto. La primera vez que entré en la selección estatal fue a los catorce. Y viajé por el país en diversas ocasiones para jugar. Después de eso, entré cada año en la selección del estado hasta que mi edad no me lo permitió más. Tanta dedicación en lo nuestro, pronto daría sus frutos. Pues, Andrómeda consolidaba su carrera modelando en pasarelas de diseñador a los dieciocho, mientras que a mi me ofrecieron media beca en una preparatoria de clase social alta por ser deportista. En mi penúltimo año conocí al jugador estrella de baloncesto de la escuela. Ezrael Martínez era un chico reservado, pero amistoso. Por azares del destino, un día fui al gimnasio a estrenar por mi cuenta, mientras el hacia lo mismo. Nos presentamos cuando uno de mis saques rebotó el el piso y luego en su espalda. Allí empezó todo, nunca tuve que haberme quedado.

Nunca entablamos una amistad más allá de saludarnos en los pasillos. El se graduó, y yo también un año después. Era un caluroso verano, no tenía entrenamiento ese sábado, así que solo veía mi celular con aburrimiento cuando, scrolleando, veo que Ezrael está cumpliendo años, así que lo hice. Di el primer paso

Ezra Martínez

Feliz cumple!

Gracias!✌🏻
Hoy haré una pequeña reunión para celebrwr. Te animas?

Seguro! Pasame la hora y la ubi

No debí haber hecho eso.

Fui a la fiesta, le pedí a Andy que me maquillara y vistiera, pues, tenía un crush en este muchacho desde hace tiempo y esta era mi oportunidad.

Fue una buena fiesta, Ezrael vivía en una mansión, no tenía idea de que tenía tanto dinero, pues, se viste de lo mas sencillo y hasta a su iPhone se le está cayendo la pantalla, literalmente. Aunque me fui temprano porque tenía que entrenar el domingo. -¡Ey! No te vayas, es super temprano- dijo él. -Lo siento Ezra, mañana tengo que entrenar. Ya sabes como es- dije yo, pues el también era atleta. -Entonces por lo menos déjame llevarte a una cita ¿aceptarías?- No lo podía creer simplemente se sentía irreal. Acepté.
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-¿Cómo te sientes?- me preguntó Fiona con una sonrisa emocionada mientras me tomaba de los hombros. Nos conocimos en la selección, y desde entonces fuimos inseparables. -Como justo antes de un partido importante- dije yo. -Entonces todo va a salir bien- me dijo ella serenamente.

La cita fue excelente, Ezra me caía muy bien, era gracioso sin darse cuenta y por fin conseguí a alguien que comía tanto como yo, de hecho, más. Esa noche, al dejarme en mi casa, me besó. Me sentía como en el cielo, esto era real. Las citas consiguientes fueron más de lo mismo, salir, hablar, besarnos. Era cómodo, se sentía como una relación. Ezra tardaba horas en responder los mensajes, pero yo lo entendía, a pesar de que se había retirado del baloncesto profesional, todavía entrenaba con un equipo, además de estudiar ingeniería. Era un joven ocupado, y yo entendía. Sin embargo, siempre estaba pendiente de él, porque quizá fuera algo seco por chat, pero en persona era la persona más cálida del mundo, quizá solamente no sabía escribir, lo dejé pasar. Yo también había estado ocupada, gané una beca en la universidad de mis sueños, empecé a estudiar artes, pero siempre tenía tiempo para él, aunque el no parecía tenerlo para mí. Fiona me advirtió que si no formalizaba pronto, podría terminar mal aquello. No hice caso, el era relajado y no quería presionarlo. Un día fui a su casa, íbamos a ver películas. El filme se reproducía cuando me volteé hacia el y finalmente le dije- ¿Tu preferirías que esto sea algo casual? ¿O te gustaría conocernos aún más para ver que sale?- le dije seria. Soltó una risita suave y mirándome a los ojos me dijo- A mi me gustaría seguir con esto- Con eso entendí que nosotros si éramos algo. Lo besé con ganas, y una cosa llevo a otra y mutuamente despojamos las vestiduras de nuestros cuerpos.

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⏰ Last updated: Jun 19, 2023 ⏰

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Una historia modernaWhere stories live. Discover now