𝐏𝐞𝐫𝐜𝐲 𝐩𝐥𝐚𝐜𝐞𝐬 𝐚𝐧 𝐮𝐧𝐝𝐞𝐫𝐰𝐚𝐭𝐞𝐫 𝐩𝐡𝐨𝐧𝐞 𝐜𝐚𝐥𝐥

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PERCY HACE UNA LLAMDA SUBMARINA

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POV's Anastasia

SIEMPRE ME HA GUSTADO LA VISTA DEL CAMPAMENTO EN INVIERNO.

El campamento dispone de un control climático de tipo mágico que es el último grito. Ninguna borrasca atraviesa sus límites a menos que el director en persona —el señor D— lo permita.

Podría no verla ahora, pero recordaba con exactitud cómo lucía antes de partir a Westover Hall.

Una ligera nevada cubría la pista de carreras y los campos de fresas de hielo. Las cabañas estaban decoradas con lucecitas parpadeantes similares a las navideñas, salvo que parecían bolas de fuego de verdad y esferas, de hecho hacían concursos anuales para la mejor decoración... Los de Afrodita siempre ganaban. También brillaban luces en el bosque. Y lo más extraño de todo: se veía el resplandor de una hoguera en la ventana del desván de la casa Grande, donde moraba el Oráculo apresado en un cuerpo momificado.

— Guau —dijo Nico al bajarse del autobús—. ¿Eso es un muro de escalada?

— Así es —respondí.

— ¿Cómo es que chorrea lava?

— Para ponerlo un poquito más difícil... Ven. Te voy a presentar a Quirón. Zoë, ¿tú conoces...? —dijo Percy.

— Conozco a Quirón —dijo, muy tiesa—. Dile que estaremos en la cabaña ocho. Cazadoras, seguidme.

— Les mostraré el camino —se ofreció Grover.

— Ya conocemos el camino.

— De verdad, no es ninguna molestia. Resulta bastante fácil perderse por aquí si no tienes...— escuché una queja y un sonido duro. Se había tropezado pero se levantó sin parar de hablar. Me tapé la boca para evitar que saliera un carcajada—... como mi viejo padre solía decir: ¡adelante!

Zoë comprendió que no podría librarse de Grover. Las cazadoras cargaron con sus petates y arcos, y se encaminaron hacia las cabañas. Antes de seguirlas, Bianca se acercó a su hermano y le susurró algo al oído, no alcancé a escuchar con claridad. No le respondió.

— Yo lo cuido, Bianca.

— Gracias, Anastasia... Portate bien, Nico.

Sentí la presencia del chico cerca y tomó el borde de mi sudadera.

— ¡Cuidense, guapas! —les gritó Apolo a las cazadoras.—. Tú, Percy, ándate con cuidado con esas profecías. Nos veremos pronto.

— ¡¿Papá no me vas a ayudar?!

— Sabía que algo se me olvidaba...— se acercó y murmuró algo en griego antiguo. —¡Listo! Te quiero, cariño.

La vista se me devolvió de golpe. La luz me molestó y parpadeé muchas veces. Nuco sujetó con fuerza mi sudadera evitando mi caída.

— ¿Qué quieres decir?— preguntó Percy.

En lugar de responder, se subió al autobús de un salto.

ANATEMA | P.JWhere stories live. Discover now