13/Siguen los problemas

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Narrador.

— SAL HIJO DE TU PUTA MADRE, TE VA A CARGAR LA VERGA MALDITO!!— Se escuchó desde el baño, donde la chica que yacía tirada y asustada, mientras afuera sucedía algo completamente distinto, había un grupo de chicos, enfurecidos, gritando improperios y vulgaridades dirigidas a un hombre, si se le puede decir así a ese semejante demonio, el cual enojado bajó hasta la puerta para enfrentar a ese par de adolescentes que para el eran insolentes y entrometidos, pero realmente no era así, eran héroes. El demonio ese estaba borracho, por lo cual no tenía mucha fuerza, por lo cual comenzaron a pelear con él, y a tratar de golpearlo, al menos 3 de ellos, el cuarto de los chicos, osea Bill, entró y subió al baño para golpear suavemente la puerta del mismo.

— Cielo, estoy aquí, ya no temas, sal por favor..— Dijo con el tono de voz más dulce y cálido que había escuchado la contraria que estaba al otro lado de la puerta, que con las pocas fuerzas que le quedaban quitó lenta y tortuosamente las cosas que habían de barrera, al abrir la puerta solo calló a los brazos el pelinegro. El azabache la cargó muy preocupado hasta afuera, y los chicos al verlo salir con la chica en brazos, corrieron a él, también preocupados.— Ya chicos, manos a la obra, Tom, tú, llama a la policía, Georg, tú, llama a una ambulancia, luego de llamar juntos vallan a agarrar a ese hijo de puta, mientras yo y Gustav cuidamos de Den

Esa fue su última orden, la cual se cumplió al pié de la letra, el pelinegro y el rubio castaño cuidaron de la chica, tratando de curar y vendar las heridas que fueron posibles, los otros agarraron al hombre mientras la policía y la ambulancia venían en camino, lamentablemente el hombre trato de escapar al ver a la policía y recibió un disparo mortal, pero como la chica ya era casi mayor de edad no había problema. Bill y los demás subieron con ella a la ambulancia, al llegar al hospital la internaron de urgencia, sus heridas eran un poco graves, gracias a Dios no había ningún hueso roto, solo lecciones externas.

[...]

Pasó aproximadamente una semana, Deneb seguía en el hospital, estaba en reposo y en un par de horas le darían al alta, por lo cual decidieron hacer una pequeña reunión con sus cosas favoritas, para animarla antes de darle la noticia de su padre, que por más malo que fue con ella nunca le agarro odio, siempre pensó que podía cambiar, que en algún momento dejaría de ser ese monstruo que la hacía sufrir, llorar y temblar, y que comenzaría a ser un buen padre, que la quisiera y la tratará bien, ella sabía que el la amaba, pero que no estaba en su mejor momento. Los chicos habían terminado de organizar la casa para recibirla, pero había solo un problema, tuvieron que organizar la habitación de Bill para los dos, porque la habitación de invitados estaba hecha un desastre y no podía dormir en el sofá, pero solo sería por unos días, mientras arreglaban ese problemilla.

[...]

Llegó la hora de ir a buscarla, llevaron la camioneta de Gustav, cuando llegaron ya la estaban sacando en una silla de ruedas, aún no podía caminar bien por las heridas, ella estaba tan feliz de verlos a todos, sin mencionar que sus lindos rostro están con algún parche o moretones por los trancazos que se pegaron, pero nada más.

Llegaron a la casa y al entrar ella los mira y sonríe con los ojos cristalizados, luego de eso, procede a decirles unas palabras.— Chicos, no saben cuánto los quiero, nunca pensé en que alguien me ayudara de salir de ese infierno, ni Aggie que era mi mejor amiga se preocupó tanto por mi, se los agradeceré hasta el resto de mis días, ¡vengan aquí!— Se abrazaron y comenzaron a disfrutar.

𝑴𝒚 𝒔𝒕𝒂𝒓 𝒃𝒐𝒚/𝑩𝒊𝒍𝒍 𝑲𝒂𝒖𝒍𝒊𝒕𝒛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora