26. el duelo (parte uno).

5.4K 325 61
                                    

I'm sorry, but the old

Tess can't come to the phone right now.

Why? Oh, 'cause she's dead. ❞













╰───────NARRADOR.





















LA OSCURIDAD ERA un elemento abundante en la habitación donde se encontraba. Vacilante e impreciso, la joven de cabello azabache mantenía la mano empuñando su varita en lo alto ante la incertidumbre y la ligera inquietud que se establecía en su pecho por la pérdida de su sentido de observación. Sería sencillo conjurar un hechizo de iluminación pero, aún con aquella rebosante sensación de incertidumbre, un «algo» le susurraba a su mente que era necesario esconderse bajo el manto de la nebulosidad que la rodeaba.

Tess sabía que Remus, Sirius y Ojo Loco, además del resto de la Orden, no la pondrían en una situación de verdadero peligro. ''¿Verdad?'', lo cual no significaba que no empujarían sus límites ni la desafiarían de las maneras más difíciles posibles. Tan solo podía esperar dar la talla y alcanzar las expectativas que tanto anhelaba cumplir.

Comenzó a moverse sigilosa, la desconfianza haciendo acto de presencia en su sistema dado al poco sentido de dirección que era capaz de determinar en la recámara. Apenas oía el fino sonido de las plantas de sus zapatos contra el gélido subsuelo, ¿sería el agudizar su sentido del oído una de las metas de sus profesores? A pesar de que no lograba encajar a la perfección la trascendencia de aquello, sabía mejor que cuestionar sus métodos y objetivos. 

Merodeó por la zona unos pocos minutos más hasta que paró en seco, sujetando defensivamente la varita hacia lo que gradualmente crecía y se convertía en un humeante, espeso de violeta fumarada. Ubicada a unos dos metros de ella, simplemente se movería por el aire, enredándose en la oscuridad de la habitación y luego desaparecería tan pronto como llegó. El nivel de confusión que la joven azabache experimentó en aquel momento era masivo, no creía que le hubieran enseñado nunca nada relacionado con un humo que se desvanece en el aire. Incrédula, pensaría que era inofensivo.

Sin embargo, nada acerca del duelo bordeaba las líneas de lo pacífico.

Tess tomó una respiración profunda, bajando lentamente su varita hasta que, gracias a su vista periférica, observó dos forrajes de humo, esta vez en tonalidades azules y verdes, manifestarse a sus costados. En un abrir y cerrar de ojos ambos se dirigían a ella, el  blanco de sus cabecillas apuntando directamente a su pecho y costillas. Esquivaba ágilmente ambos elementos cuya finalidad aparentaba ser intrépida y fija, ya que sin importar cuanto se movilizara, encontraban una manera de perseguirla a lo largo de la habitación. Su mente transcurría entre las incontables lecciones que recibió durante los últimos meses, tratando de hacer memoria sobre qué era a lo que se estaba enfrentando, coordinando sus mociones, a este paso seré una acróbata profesional al salir del duelo, pensó con cierta gracia.

Gracia que instantáneamente falleció cuando los vahos se cruzaron en una paradoja, compaginando sus colores en lo que reconoció como los hechizos del olvido y de encogimiento diluidos en uno solo.

Oh, por Merlín.

La reminiscencia la golpeó en total aturdimiento pero, supo que no había tiempo que perder. Elevó su varita una vez más, creando halos de luz circulares, mentalmente repitiendo el encantamiento que Remus le reveló a través de sus memorias en su pensador (un pequeño secreto confesado en una anímica noche). Si se concentraba lo suficiente, sería capaz de generar una obstrucción energética entre los conjuros atacantes y ella misma que a los segundos los debilitaría lo necesario para que con un hechizo de fuego los elimine de la existencia.

Cada fibra de su mente afincaba su voluntad y determinación en el encantamiento. Optó por cerrar los ojos y visualizar con toda la claridad que sus habilidades mágicas le permitían la convergencia de ambos humeantes hollines, los destellos desprendiendo de su varita a la vez que apuntaba fijamente hacia el centro de la recámara y hacia sí misma previo a conjurar con voz fuerte y clara:─── ¡Confluentia Aetherea!

Una síncope sensación residió en su garganta al minuto en que las palabras emergieron de su boca. ¿Qué tipo de efecto secundario es este? ¿Remus dijo algo al respecto? Se reprochó a sí misma la falla en su memoria ante el nauseabundo sentir que se expandía ahora por su pecho y brazos, algo debió faltar pero, no podía permitir que los miembros de la Orden lo notaran. Si lo hacían, sus chances de regresar a Hogwarts se reducirán al mínimo y no estaba en una posición de permitirse siquiera el más pequeño desacierto en cualquiera de los duelos.

Sostuvo su mano en alto durante tres precisos minutos hasta que la barrera de oposición se enunció. Un nimbo de creciente, cegadora luminosidad que la envolvía en una incandescente esfera, la cual en una brevedad inimaginable congeló las fumaradas, sus picos apenas rozando el globo mágico establecido a su alrededor.

A cautelosos pasos, Tess se retiró de la diafanidad y uno a uno se encargó de evaporarlos en el aire, cenizas de fuego saliendo disparadas a lo largo de la recámara.─── ¡Fiendfyre!

Y desaparecieron, dejando nada más que humeantes huellas del evocado conjuro derrotado.

El primer duelo había sido un éxito.

el chico de ojos grises; draco malfoy.Where stories live. Discover now