Capítulo 4: Sin Escape.

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Mi madre me abrazó y no pude parar de llorar.  Me dolía y me pesaba estar embarazada. 

Yo no sentía nada por Rey. Aún tenía resentimiento hacia él.

Lo que me había hecho estaba muy presente.

Me alejé de mi madre y ella acarició mis cabellos.

-Todo va a estar bien- prometió sujetando mis manos.

-No. No va a estar bien.  No podré irme de aquí jamás- solté sus manos y empecé a caminar de un lado a otro. Me detuve-A menos que no lo sepa...

-Ya no puedes irte, Silver. No puedes irte desde que te acostaste con él y te marcó. Y menos  si sigues teniendo sexo con él- bajé la mirada.

-¿Qué tiene que ver si tengo o no sexo con Rey?- me senté y la miré.

-Él siente que tienen algo. Se va a sentir posesivo. Si lo dejas van a tener que matarlo- si bien el me había hecho daño,  no quería que lo mataran. Era el padre de mi bebé.

-¿Y su Supreme? Él estará con ella. Ya no me querrá a mi- mi madre me miró con tristeza.

-Silver... las Supreme Angel no tienen sexo con sus elegidos.  Ellos tampoco están allí para siempre. Sólo son una ayuda para su manada y cuando llega el próximo Angel ellos quedan como un licántropo normal y encuentran a su compañero.   Tu eres la Luna  y compañera de Rey. La única que va a satisfacerlo y le dará bebés- solo podía pensar en Logan.

Él no tendría que estar con Tatiana y podría...

-Es mejor que te vayas olvidando de Logan. Tu no podrás estar con él. Nunca- rompí en llanto.

-Yo no quiero esto mamá.  Toda mi vida a cambiado.  Ya no tengo planes. No tengo deseos de nada.  Yo no quiero tener un hijo de Rey- ella me abrazó.

-Lo sé.  Pero te prohíbo abortar- la miré confusa.

Yo no quería abortar.

-Yo no he pensado y no podría pensar en eso. Es mi hijo también- dije acariciando mi vientre plano-Es mi hijo. 

En ese momento, la realidad me golpeó y supe que amaría a mi bebé con todas mis fuerzas.  No importaba como había sido concebido.  Solo importaba que era mío.

Una inmensa emoción me sobrecogió y sonreí.

-Creo que ya lo entendiste- sonrió mamá.

Asentí.

-Salgamos un rato. Quiero pasear- fue por su bolso y me puse de pie.

Caminamos hasta llegar a la casa  y cuando nos dirigíamos a la puerta nos encontramos con Maggie.

-¿Vas a salir?- preguntó.

-Si. Con mamá- asintió. 

-No has desayunado- apuntó. 

-No te preocupes yo la llevo a desayunar- eso era lo mejor de salir con mis padres, ellos pagaban.

-Recuerda no tomar mucho sol- asentí. 

Sonreí.  Ella era muy protectora conmigo.  Sabía que mi mamá se estaba enfadando.

Celos maternos.

Esperaba no sentirlos nunca.

-Está bien Maggie. ¿Quién si no yo,  su madre, para cuidarla?-  preguntó algo irritada.

-Está bien- se acercó a mi y me abrazó-Te cuidas mucho y...

-¡Ya!- mi mamá  me tomó del brazo y me sacó de allí.

Sólo para Mi.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora