Capítulo 1: Temor

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Miedo, angustia y repugnancia era lo que sentía en ese momento, mientras Rey, mi matte, se restregaba contra mi.

-Voy a cogerte hoy- dijo lamiendo mi cuello y todo el cuerpo se me sacudió por el asco.

"Nuestro compañero es muy cruel..." gemía de la angustia mi loba interna.

"No quiero estar con él" le hice saber.

- Quiero follarte ahora- rugió y me asuste más de lo que estaba-. Siempre he querido cogerte, pero... ¿Qué iban a pensar de mi, si me veían contigo? Eres un adefesio. Solo mirate- se rió y se agachó para poder quitarme las bragas. Intenté alejarme, pero mi espalda chocó con las herramientas que tenía el conserje y me golpeé mucho- ¿Puedes ser más estúpida?- preguntó enfadado, subió mi vestido por más que me negué.

Y como él no me hizo caso y me quebró otro dedo, grité.

Al mismo instante, me volteó la cara de una bofetada.

-Vuelve a gritar y te va a ir peor- estaba a punto de caer en la inconsciencia. Mis manos macilladas y mi cuerpo tan débil no daban más.

Siguió con su tarea de quitarme mis bragas, pero se topó con mis pantaloncillos. No había un traje que usara sin ellos.

Bufo y los bajó.

En ese momento, estuve a punto de perder la razón. Por eso hice lo que él quería. Dejé de luchar, total soy su compañera y me podría ir peor si luchaba. Igual al final el daño sería el mismo. Me violaría.

Me despojó de las bragas y no sé qué le pasó, que gruñó y por más que quise oponer cierta resistencia, separó mis piernas e inhaló.

-Oh mierda- gimió y me besó allí.

No sentía nada, él dolor me consumía. No sabía que pasaba conmigo, pero la herida más pequeñita, me causaba un dolor muy grande. Ahora imaginense cuanto me ha de doler las manos y la cara. Es insoportable.

Rey, lamía como un niño chiquito mi centro. Y poco a poco el placer se acercó.

Me sentía sucia por sentir placer, pero no podía evitarlo.

Trataba de alejarlo, con mis ya lastimadas manos, pero me era imposible. Se aferraba mucho más.

No entendía. ¿Si tanta repugnancia sentía hacia mi, por qué hacía esto?

No pude evitar lo que sucedió después, pero me sentí eclipsar. Todo mi mundo colapsó y antes de caer en la inconsciencia, luego de mi primer orgasmo, lo escuché decir:

-Su olor y sabor, es delicioso y adictivo... - gimió lamiendo más, pero no pude seguir escuchando, ya que la oscuridad, me envolvió.

***Horas después...

Lentamente, abrí los ojos y me encontré en una habitación blanca.

Un hospital.

El recuerdo de todo lo que me había hecho mi compañero me golpeó.

No podía creerlo.

Levanté mis manos y las encontré vendadas y mis dedos tenían yeso.

No quería ni imaginar como estaría mi rostro.

En eso la puerta se abrió y por ella entraron mis padres.

-¡Oh mi amor! - caminó mi madre hasta mi, con lágrimas en los ojos.

-Hija... ¿Quién fue?- no me importaba que él no quisiera que se enteraran. A mis padres no les mentiría.

-Mi compañero - mi mamá, se cubrió la boca con ambas manos y me abrazó.

-Nombre- siseo mi padre.

-Rey Grand, el futuro alfa- mi madre se alejó y mi padre cerró los ojos.

-Nos vamos a ir de aquí - sentenció.

-No podemos hacerlo, es el alfa. Sería una traición - le recordó mi mamá.

- ¿Entonces que lastime a mi hija y todo porque es el maldito Alfa?- preguntó papá fuera de si.

De repente, se abrió la puerta y por ella entró mi mejor amigo, Logan.

Era mi único amigo.

Y alguien a quien quiero como debería querer a mi compañero.

Él siente lo mismo por mi.

Pero no podíamos estar juntos.

Él era un Supreme Angel.

Este tipo de licántropos, eran destinados a los Alfas. Pero a los de las manadas más crueles.

Y en la que me encontraba era la peor.

Logan, estaba destinado a la hija del Alfa.

Tatiana Grand.

Ella era fría, despiadada y mala. Junto a Rey, nos hacía la vida imposible a Logan y a mi.

Ella aún no había cumplido los diecisiete años y por lo tanto aún Logan, era libre.

Dicen que los ángeles del Supremo, tienen habilidades. Una que poseía Logan, era la de sanación. Pero solo podía utilizarla en personas que amaba.

Por eso también podía confirmar que me amaba.

Él siempre me curaba.

-Hola Silver- saludó y después a mis padres.

Se acercó a mí, y tomó mis manos.

Lentamente una capa de Luz dorada las cubrió y gemí por el dolor.

Sus manos fueron a mi cuello y dejé de sentir dolor.

Procedió a quitarme las vendas y el yeso. Mis padres estaban mirando todo atentamente.

-Ojalá tu fueras mi matte- Murmuré.

-Pues que lastima, tu me perteneces a mi- espetó Rey, luego de entrar a la habitación.

Bueno muchas gracias por leerme. Los quiero.

Voten y comenten si quieren.

Sólo para Mi.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora