Capítulo 2: La historia se repite...

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Estaba horrorizada.

Ese hombre me asustaba demasiado.  Su mirada sobre nosotros era rara.

- Papá yo puedo explicarlo...- lo miré. Sabía que estaba a punto de negarme, de decir cualquier estupidez para salvar su trasero.

Cobarde.

-¿Explicarme? ¿Qué? - se acercó y me encogí.  El miedo era enorme.

Él me miró y me cubrí más con la camisa.

- Silver... ella es mi compañera- la mirada de el Alfa fue muy intimidante.

Veía a Rey muy temeroso.

Los minutos pasaban y la rabia, el dolor y añoranza se veían en los ojos de el Sr. Grand.

- Papá yo... no quería que esto pasara... yo...- su padre lo hizo callar con un gesto de su mano y se acercó a mi. Tomó mi mano y dijo:

- Bienvenida a la familia Grand, Silver.  Estoy muy feliz de que seas la compañera de mi hijo. Espero ansioso que se muden a Mansión Alfa- la felicidad se veía genuina.

Esto era raro.

-¡No!- exclamó Rey-. Nos quedamos aquí. Construí esta casa para mi compañera y ella se queda aquí- se veía temeroso.  Pero también decidido.

- ¿ Qué deseas tu, Silver?- preguntó su padre.

Definitivamente deseaba estar en brazos de Logan y no ser la mujer de Rey. Deseaba poder irme y no verlo más.

Lo detestaba.

Pero sabía que jamás podría irme de su lado y prefería que nuestros problemas no los conocieran más que estas cuatro paredes.

- Me gustaría... um, quedarme aquí- susurré.

Él asintió.

- Bien. Se quedarán aquí.  Ahora Silver,  Rey,  vistanse y a ti, hijo te espero en tu despacho- tomé mis cosas mientras Rey le decía a su padre como llegar a la biblioteca.

Mi compañero me ayudó a llevar mis cosas hasta la habitación y cuando llegamos me besó-. Mi padre te acepta- me abrazó.

- Te avergüenzas de mi. Jamás te lo perdonaré- me aparté y entré al baño.

Necesitaba olvidar.

Sacarlo de mi sistema.

Me lavé el cabello y todo mi cuerpo. No quería oler a él.  Deseaba tantas cosas que no se me iban a cumplir.

¡Rayos!

Salí de la ducha y tomé una de las pilas de pantalones y camisas. De ellas tomé unos bermudas de color gris y una hermosa blusa, de tirantes gruesos, en color rosado y fiucha.

Me calcé los zapatos de tirantes y tacón medio y mi estómago gruñó.  Solo había comido la fruta del desayuno.

Fui a la cocina y me puse a la tarea de hornear algo con mucho queso.  Amaba el queso. 

Tomé un recipiente y lo puse sobre el mostrador.

Empecé a hacer una masa de pan para ponerla de base y luego de colocarla agregué el pollo ya sasonado y por último el queso. Lo hice hasta llenar el recipiente refractario.

Lo metí al horno y esperé.

Al parecer Rey y su padre estaban muy ocupados.

No le di mucha importancia pues... no me interesaba.

Me quedé esperando mientras tomaba un poco de zumo de uva. Me gustaba porque parecía vino.

Pensé en mi vida al lado de Rey... se veía tan gris.

Sólo para Mi.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora