Eclipse - Jacob & Bella

OCULTO

—Eso no me importa ahora. Ya te lo había dicho, es lo único que te puedo ofrecer, Edward.

Él solo asintió, pero evitó mi mirada. Me llevó de nuevo a la habitación y ambos nos sentamos en el sofá.

Comencé a parlotear para llenar el silencio.

—Ha pasado mucho tiempo desde que estuve aquí. Probablemente, me habré perdido un montón de cosas. ¿Cómo están Carlisle y Esme? ¿Y Emmett? ¿Cómo se tomó Rosalie...?

Me interrumpí a mitad de frase al recordar que la hermana de Edward no era mu fanática de mi persona.

—Ah, Rose —Edward suspiró.

Entonces era como había pensado: Rosalie no había sido nada feliz con el regreso de su familia a Forks.

—¿Está muy molesta? —pregunté, aunque ya sabía la respuesta.

—Rosalie es Rosalie, hay muy pocas cosas que no la molestan —dijo simplemente.

—¿Y el resto?

—El único reacio a volver además de Rosalie fue Jasper.

Hice una mueca. Por supuesto.

—No, no lo malinterpretes —se apresuró a decirme—. No fue por la misma razón que Rose. Jasper quedó muy deprimido luego de lo que ocurrió y la idea de volver y que pudiese pasar algo similar de nuevo lo asusta. Está aterrado de hacerte daño, Bella.

—No quiero que Jasper tema estar cerca. Tendré cuidado la próxima vez.

—Me aseguraré de ello.

—¿Cómo reaccionaron los demás?

—Bien. Ninguno quería irse en realidad, fue todo...

—Para protegerme —terminé por él.

—Sí.

Nos quedamos en silencio otro minuto.

—¿Se va a enfadar contigo? —preguntó de repente, aunque sabía a qué se refería.

—Sí —admití—. No le gusta que me ponga en peligro... según él cree.

—¿Cómo venir a una casa llena de vampiros?

—Solo uno ahora, pero sí.

Edward se encogió de hombros.

—No vuelvas entonces. Estoy seguro de que Alice puede prestarte algo de su interminable guardarropa.

—¡Qué gran idea! —Rezongué con ironía—. En tal caso, vendrá a buscarme, si Charlie no llega primero.

Edward esbozó una sonrisa sombría.

—¿Lo haría? Siempre podríamos irnos a un lugar donde nos encontrarían.

—Si temiera que resultara herida o algo similar... probablemente.

—La idea de que te quedes se vuelve más tentadora.

—Edward, por favor, sabes que eso me reconcome de verdad.

—¿Qué cosa?

—¡Que se puedan matar el uno al otro! —protesté—. Me vuelve loca. ¿Por qué no pueden comportarse de forma civilizada?

—¿Está dispuesto a matarme? —preguntó él con el ceño fruncido, haciendo caso omiso de mi ira.

—Lo que me sorprende es que lo estés tú —me percaté de que le estaba chillando—. Al menos él tiene la excusa de su temperamento dada su condición. ¿Cuál es la tuya? Sabes que me lastimará a mí si los hieres, ¿cierto? Él también lo sabe y por eso sé que nunca lo haría.