Saciando necesidad |Sanegiyuu|

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Esta jodidamente molesto. Sus compañeros estaban totalmente ebrios.

—Mierda, no sirven ni para beber. —Hablo Sanemi mientras salía de la licorería. Tiene un gran problema en su parte baja. —¿Como me pude poner así solo por ver bailar a una chica? Que imbécil. — Se tambalea mientras habla, esta medió ebrio.

Mira al frente, parando su paso. Al frente se  encontraba unos de los trabajadores de la licorería, sacando la basura. Al parecer es el mesero que los atendió en antes.

Se acerca, pero no de una buena manera. Sanemi se pone detrás del trabajador, agarrando le las nalgas, luego pasa sus manos por la cintura de este, haciendo gemir bajo.

—¿Q-Quien eres? —Hablo un chico. Asustado no se dio la vuelta, solo sintió un peso encima de él. Una persona ebria, algo que el no está acostumbrado, recién ayer entró a trabajar.

—¿Cual es tu nombre guapo? Una noche contigo no sería mala idea ¡Jaja! —Susurro en la oreja ajena, dándole la vuelta al chico quedando cara a cara.

—S-Señor es mejor que entre, sus a-amigos lo están esperando. —Mintió, los amigos de este se fueron apenas el salió.

—Dime tu nombre, y juro dejarte en paz. —Tomó unos de los pelos del muchacho, jugando con el pelo entre sus dedos.

—G-Giyuu, me llamó Giyuu señor. —

«¿¡Donde mierda me encuentro!?» Giyuu alterado se levantó bruscamente de la cama, esta desnudo, en un lugar qué no conoce, ni siquiera sabe quién es la persona con la que  claramente, paso la noche.  Miro por todos los lados, recogiendo cada una de sus mudas de ropa, se vistió y salió del lugar, el cual es un departamento. Sacó su teléfono de su bolsillo y llamó a su amigos, no se quedaría hay después de lo que pasó.

—¿Cómo es que llegás tan rápido? —Subió al auto de su amigo, poniendo se el cinturón.

—¡Esta cerca! No creas que te seguí.Miro por el rabillo de su ojo a su amigo, quien tenía cara de no creerle. —Dime, ¿Qué haces por aquí? —

—No se, al despertar resultado que me encontraba hay. —Miro la hora en su teléfono, asustando se.—Rengoku, a esta hora sale Muchirou de la escuela, ¿Puedes llevarme a su escuela? — Miro a su amigo, sabiendo que no le diría no.

—¡Claro!, después tenemos que ir a ver a Uzui, esta en su trabajo dando clases de pintura. — Miro un rato a su amigo, volviendo a hablar. —¿Como era el chico? Quizás lo conozco. —

—Era feo, tenía pelo blanco y cicatrices por todo el cuerpo, ya no me acuerdo. —Pudo escuchar la risa de su amigo.

—¿Como lo conociste? Me parece que lo conozco. —Dijo para luego estacionarse cerca de la escuela de Muchirou, ya que esta lleno el estacionamiento.

—En el bar, el bendito bar donde Uzui me puso a trabajar. —Molesto bajo del auto, ¿Que le costaba a su amigo decirle lo que posiblemente le podía pasar? ¡Tuvo su primera vez con un completo desconocido!.

—Bueno, yo te espero, llamaré a Uzui para que se esté listo. —Le sonrió a su amigo, para luego tomar su teléfono.

—Mmm, Ya vengo. —Giyuu entre a la escuela, la sala de Muchirou quedaba al fondo, al parecer no salía aún. —Buenas tardes Mitsuri, vengo a recoger a Muchirou. —Al apenas terminar de hablar sintió como un menor lo abrazaba por las piernas, bajo su mirada y se encuentro con Muchirou. Tomó al menor y lo cargo, despidiéndose de la maestra.

—¡No olvides terminar tu tarea Muchirou!. —Grito desde lo lejos Mitsuri, sonriendo y alzando la mano, en forma de despedida.

—¿Como te fue Mui? —Miro al menor en sus brazos, sonriendole.

—¡Mal!, ¡Mandaron mucha tarea! —Se quejó, asiendo un puchero.

Giyuu lo miro divertido, cada día su pequeño se quejaba por las tareas, si era una, el decía que eran ¡Muuuuchas!

—¡Hola pequeño Muchirou! —Saludo Rengoku, mirando al menor que va en los brazos de su amigo, sentándose en las piernas de este una vez dentro del auto.

—Hola Rengoku-san. —Se acomodo mejor en las piernas de Giyuu.

Pasaron los minutos hasta llegar al trabajo de Uzui, esperando a que este salga.

—¡Muy buenas! Ya quiero que me cuenten lo sucedido. — Uzui se sentó en la parte de atrás, poniéndose en el medio. —Y dime Giyuu, ¿La tenía grande? — Giyuu rápidamente le tapó las orejas a Muchirou, esperon que este no escuché.

—¿¡Uzui que son esas preguntas!? —Hablo sonrojado, mirando a sus amigos, quienes reían.