Habría sobrevivido a la muerte de sus padres, a la vida en la calle, al dolor de ver cómo Penny enfermaba y a mí… en toda mi gloria egoísta, corta de miras y narcisista.

Se movió, desarropándose en el proceso, y sonreí al ver que se había puesto la camiseta de manga corta que yo llevaba el día anterior a mi partida.

Mi marido estaba en mi cama y se había puesto mi ropa.

Descubrí que no podía ponerle pegas a ninguna de las dos afirmaciones. Solté un quedo suspiro, dejé la bolsa en el suelo y tras tomar unos pantalones de pijama, me preparé para acostarme, con cuidado de no hacer ruido. Con delicadeza, me coloqué a su espalda y rodee su masculino pecho.

Él se despertó, sobresaltado, y se tensó entre mis brazos.

—Relájate, cariño. Soy yo.

—¿Por qué estás en casa?

—La reunión ha ido bien. Muy bien. Hemos llegado a un acuerdo antes de lo previsto.

Trató de incorporarse.

—Me iré a mi dormitorio.

Tiré de él para que se tumbara otra vez.

—Quédate. No pasa nada. —Sonreí al tiempo que lo besaba en el cuello—. Me gusta dormir abrazado a algo como un pulpo, ¿ya no te acuerdas?

Se acurrucó de nuevo con un suspiro de felicidad.

—Tu cama es cómoda.

No pude evitar tomarle el pelo.

—¿Y mi camiseta? —le pregunté, al tiempo que acariciaba el desgastado algodón—. ¿También es cómoda?

Me apartó de un manotazo.

—He estado ocupado. No me ha dado tiempo de hacer la colada. La he visto ahí tirada y me la he puesto.

—Ya he visto lo ocupado que has estado.

—¿Te gusta? —me preguntó con un deje tímido e inseguro.

Lo besé en la frente.

—Buen trabajo, señor Malfoy.

Se echó a reír contra la almohada.

—Me alegro de que le guste, señor Malfoy.

Lo pegué aún más a mí.

—Me gusta. Duérmete. Mañana por la mañana te contaré todo lo que ha pasado en el viaje.

—De acuerdo —replicó con voz soñolienta—. Buenas noches.

—Buenas noches.

●●●

Harry me miró mientras desayunábamos y tomó de nuevo el contrato.

—¿Así sin más? ¿Ha cancelado tu período de prueba?

Asentí con la cabeza porque tenía la boca llena de huevos revueltos. Mastiqué, tragué y sonreí.

—Tengo la impresión de que la visita de Hermione ha podido influir en su decisión.

Se mordió una uña, de manera que extendí una mano para darle un guantazo.

—No hagas eso.

—¿Por qué crees que la estancia de Hermione ha tenido algo que ver?

—Piénsalo, Potter. Piensa en lo que ha visto. Nos ha visto acostados en la misma cama y a mí en plan pulpo. Nos llevamos bien. Incluso fue testigo de una discusión y de cómo hicimos las paces después. Estoy seguro de que le ha dicho a Remus que sus dudas eran infundadas.

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