Black logra escapar muy herido de la desaparición provocada por Zeno Sama, llegando a un lugar desconocido que, gracias a una fusión conformada por dos Saiyajins, haría que su vida diera un giro radical.
Se podía ver a una Saiyajin con dos arcillos, uno en cada oreja, estando tranquila afuera de su guarida sentada en una silla contemplando la luz de la luna, sería interrumpida por dos de sus subordinados.
Sikari: Señorita Kefla.
Kefla: <Desinteresada>. ¿Qué quieren? ¿Ya repartieron al pueblo toda la comida?
Sikari: Claro, la comieron toda, pero ese no es el problema.
Ese comentario hizo que Kefla los mirara con algo de intriga.
Rotako: Encontramos a este hombre extraño que salió de una especie de portal que se generó en el cielo. Además está inconsciente y muy herido.
Kefla miraría de manera desinteresada al hombre que sus subordinados habían traído, pero al verlo, lo observó detenidamente con mucha sorpresa, pues ella conocía aquel rostro perfectamente con la diferencia de que su traje no era rojo, sino que era negro.
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Kefla: <Muy sorprendida>. Pero si es... Llévenlo adentro con Ikasu que les dé unas vendas para curar esas heridas.
Éstos accedieron y Kefla volvió a mirar el cielo aún muy sorprendida de que aquel tipo que ella conocía, ahora estaba misteriosamente en su planeta y a punto de morir.
Kefla: <Pensamientos>. Desde que le pedimos a Vados que me creara, todo se volvió muy aburrido. Pero, ¿cómo es que Son Goku está aquí, y por qué está al borde de morir? Tengo qué ir a mirar a ver qué pasa. Además, Caulifla y Kale no tardarán mucho en regresar.
Dentro de la guarida se encontraban Rotako y Sikari cargando a un Black muy herido.
Éstos dieron vueltas por toda la guarida hasta que encontraron a Ikasu, quién era la mano derecha de Caulifla. Él se encontraba apoyado en una pared mientras tenía los ojos cerrados.
Ikasu: <Sin mirarlos>. ¿Qué necesitan de mí?
Sikari: Verá, encontramos a este hombre herido y necesita ayuda. Kefla ha pedido que nos diera algunas vendas para ayudarlo.
Ikasu observó el estado en el que se hombre se encontraba y se limitó a asentir con la cabeza e ir en busca de vendas.
Cuando volvió y las tenía en mano, él mismo se encargó de vendar al sujeto. Tenía quemaduras y cortaduras en todos lados y su brazo izquierdo prácticamente estaba casi roto pero no era tan grave como aparentaba.
Ikasu: <Acabando de poner las vendas>. Bien, esa era la última. Ahora ayúdenme a llevarlo a un colchón para que pueda descansar. Lo más probable es que despierte mañana.
Rotako, Sikari y Ikasu llevaron el cuerpo inconsciente a un colchón bastante roto pero que aún era utilizable para poder descansar.
