Distancia en el armario (1/2)

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No las trató mal, pero su tono autoritario era inminente.

—¿Quién putas te dijo que las sacaras? —habló tajante y las rubias cejas de Paris se fruncieron, asombrándose por la nuetralidad y distancia en su tono.

—¿Te cogieron mal o qué carajo te pasa?

El más alto se dignó a mirarlo y su contrario ladeó el rostro, reteniendo el aliento en sus pulmones.

Esto no era normal.

La última vez que lo vio así, algo había sucedido con su mejor amigo de instituto. Aunque no sabía qué precisamente.

Nunca habló de eso. Jamás quiso contarle a nadie, ni a Paris, por mucho que lo quisiera o preguntara.

Después de ese incidente, Stefan no volvió a ser el mismo, temiendo Paris que algo malo haya vuelto a pesar, repitiendo los patrones de aislamiento, sin siquiera saber qué hacer o cómo ayudarlo... Otra vez.

—Vete. Quiero estar solo.

Se vio a sí mismo en el tenue reflejo en las puertas de cristal que daban afuera, su ropa costosa y sofisticada que resaltaba cada atributo físico a la perfección, cabello largo e impecable, el maletín a juego con sus zapatos de taco alto.

Ya no era un niño. Reconocía lo fuerte que se había vuelto, la decidida mirada que portaba y cómo esta vez no cedería ante la coraza emocional de Stefan.

—No —contestó contundente, quitándose su saco y descubriendo una camisa estilo victoriana con un lazo negro en su cuello.

—¿Quieres que te saque a la fuerza? —inquirió Stefan con su voz sepulcral, claramente amenazándolo.

Paris no cambió su expresión, se quitó los zapatos delicadamente, dejando uno junto al otro. Hizo lo mismo con su camisa y accesorios, descubriendo un excepcional torso pálido como la inmaculada nieve con músculos perfectamente proporcionados.

Estiró ambos brazos, apoyándolos en el respaldar del sillón frente a Stefan de un modo bastante rústico para lo suave que le gustaba ser generalmente, pero no ahora, ahora era momento de ser una bestia frente a otra bestia e infló su pecho llenando sus pulmones de aire, ensanchando su espalda y elevando la barbilla con oscuridad en sus claros orbes lo miró.

—Procura no dañar mi rostro, lo necesito intacto para el modelaje —exigió sin vacilar, con esa postura desafiante.

Estaba claro que se aferraría a su posición con todas sus fuerzas.

Stefan lo superaba por mucho, pero no pensaba dejarlo. No de nuevo. Siempre se arrepintió de no insistir cuando eran jóvenes y vio a su primo cerrarse en sí mismo.

Sería sacado a rastras o con policías de por medio, hasta esos extremos planeaba llegar.

El mayor chasqueó la lengua y maldijo, llevando ambas manos a su cabello.

No quería pelear con Paris, sabía lo obstinados y testarudos que eran cuando se proponían algo.

Aunque también sabía que Paris era una de las pocas personas con las que no le costaba tanto hablar, de hecho, más que un primo, era su amigo y le había contado muchas de sus vivencias con Calem.

EN EL ARMARIO (+18↔GAY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora