«Necesitas pasar esos exámenes y alejarte de aqui» se dijo mentalmente.

Cruzó las puertas, caminando por la impecable sala, e intento llegar a las escaleras y no mirar por ningún motivo la cocina, de donde venían los ruidos. Un escalón y sus pasos se detuvieron.

-Buen dia joven Heo -habló detras suyo la señora Suzy, quien llevaba un delantal de flores puesto.

-Buen dia -sonrió, aún sabiendo que se le podria ver fingido-, ¿se encuentra mi padre?.

-Llego muy temprano, pero salió de inmediato, al parecer mañana por la noche será su viaje -contó la señora Suzy.

-Okey gracias. Estaré en mi habitación -dijo Saeng, y esta vez sin mostrar ninguna sonrisa.

-El señor Kim tampoco está -Saeng detuvo su huida-, se fue esta mañana. Me informó que había ya terminado su trabajo aquí -después de todo, Hyun se había marchado.

-Estaré en mi habitación. Que nadie me interrumpa porfavor, voy a estar estudiando -no tocó el tema de su tutor. Pero eso no le indicaba, que no podría sentirse apagado.

Apenas llegó a su habitación, cerro la puerta con seguro. Quería tumbarse a la cama y dejar de lado sus dudas, y sufrimientos, pero no pudo ni siquiera tocar el borde de esta, porque quedó observando un pequeño cofresito de madera, justo encima de sus sábanas

Se atrevió a abrirlo, apesar de estar seguro de quien lo había puesto ahí.

Era un hermoso reloj, como un brazalete, el mismo modelo que una vez tuvo, y que por accidente término rompiéndose.

Acarició con sus dedos la textura del reloj, era un rolex que gritaba ser muy caro. Tomó la targeta que acompañaba el cofre vintage, y término por sentarse, observando un poco mas la targeta con letras cursiva, antes de ponerse a leerla.

Feliz cumpleaños mi adorable conejito.

Realmente te has convertido en el dueño de mis pensamientos, solo basta con una sonrisa tuya para que mi mundo se ilumine, para que mentir, si tu sonrisa es mi debilidad... puede que suene algo cursi, pero después de todo es la primera vez que escribo mis sentimientos através de una carta. Vale, se que no te agradan mucho las cartas y se suponía que esta era un targeta para felicitarte, pero... bueno, terminé por expresarte mucho más que un feliz cumpleaños. Quizas sea algo pasado de moda para estas cosas, en si, nose como enamoran en estos tiempos, pero solo deseo hacerte feliz, y verte cumplir cada sueño que te propongas, por que el mío, comenzará el dia que te vea despertar a mi lado, todo los días de mi vida.

Te Quiero mi pequeño Saeng. No sabes cuanto has hecho por mi.

Fueron esas las palabras que habría amado con toda sus fuerzas escuchar, luego de haber hecho el amor.

Pero todo se había ido al carajo.

-¿Por que no fuiste sincero Hyun? ¿Porque dices amarme, y aún sigues con ella? -Saeng lloraba una vez más en silencio, entre sus manos arrugaba la targeta, que en otras circunstancias las hubiera guardado, como el mayor tesoro.

Sus ojos estaban agotados, su cabeza punzaba por las horas no dormidas, su cuerpo estaba sin energías, y sus piernas no respondía como deseaba, para por lo menos tomar una ducha que se llevara sus lágrimas secas del rostro y que se juntaban con las que estában saliendo otra vez.

«Cuanta falta me haces Mamá»

Se deslizó, llegando a quedar sentado en el suelo, atrajo sus rodillas hacia su pecho y escondió el rostro entre sus brazos cruzados que reposaban en sus rodillas. Su respiración se calmaba cada vez más, el cansancio quería llevarlo a lo profundo del sueño.

AMOR PROHIBIDOWhere stories live. Discover now