Tempus fugit

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El tiempo, cosa curiosa... Además de ser una amante del periodismo, Adora, como lingüista, también se declaraba fanática de la literatura, la belleza de sus figuras, la magia de sus versos, la imponencia de sus diálogos, lo épico de sus narraciones. La funcionalidad de la escritura, la lectura, la comunicación; y entre tanto y tanto tecnicismo, se declaraba amante de los tópicos literarios, y Catra, le hacía pensar en varios de ellos:

Homo viator:  El hombre, como persona, es un viajero, y este es un viaje que Adora deseaba no acabar.

Memento mori:  Recuerda que morirás. Adora no quería perder un minuto de su vida ahogada en sus miedos e inseguridades. Catra, sin quererlo, le había enseñado aquello.

Amor ferus: Adora estaba a punto de descubrirlo, o más bien, confirmarlo. El alma de Catra reflejaba un amor salvaje, la libertad de quien corre sin mirar atrás, con su moto, con sus bromas, con sus besos, con sus palabras que decían más que solo palabras.

Carpe diem: Disfruta el momento. "El ahora es todo lo que tenemos, Catra, no importa qué pase semanas después".

Tempus fugit: El tiempo pasa. Y la rubia lo sabía. Tres semanas habían pasado ya y el tiempo se le escapaba de las manos. De alguna manera, durante todo el viaje, Adora sentía que había estado realmente más de un mes con Catra, era un sensación casi astral, pero la verdad, el tiempo pasa, se agota y ahora sentía el verdadero miedo... El tiempo, cosa curiosa, se repitió mentalmente.

- Un mojito por tus pensamientos, preciosa - dijo Catra, mientras jugaba con el pelo de Adora que caía en la almohada. - Es sábado, tenemos todo el trabajo al día, el mismo Hordak dijo que hemos cumplido con mucho más de lo que él esperaba. Por qué tanto silencio.

- ¿Qué piensas del tiempo? 

- Me gusta que este soleado, pero que a la vez corra un poco de viento... es agradable aquí.

- Jajaja - Rió Adora - No, gatita, del tiempo cronológico, de los minutos, horas, días, semanas, meses, años. - Catra se sonrojó.

- Opino que apesta ¿Por qué?

- Porque sólo han pasado tres semanas, pero creo que he estado enamorada de ti desde hace más de cinco años. No puedo creer que perdí tanto tiempo mirándote de lejos.

Catra se sonrojó por completo, no esperaba una declaración tan importante, con Adora mirando al techo, y solo acariciando su pierna. Catra tomó la barbilla de la rubia e hizo que esta la mirase a los ojos. 

- No puedo creer que solo tardé tres semanas en enamorarme de ti. - La rubia le sonrió.

Ambas chicas se besaron con intensidad. Semanas de compartir cama, de sesiones de besos, de pequeños roces en partes que ambas deseaban descubrir, pero aun sin cruzar esa barrera. El beso se intensificó, y las manos de Adora apretaban los muslos de Catra, y los labios de la morena degustaban el cuello de Adora. De pronto, Catra sintió aquella sensación que nadie más que la rubia le había provocado, y en medio de una respiración entre cortada dijo:

- Me encantas, pero necesito ir al baño.

- Adora solo rio y se la comió a besos antes de que Catra se parase de la cama.

No era una excusa, era verdad, realmente necesitaba ir al baño, de hecho, se odió a sí misma, porque realmente quería estar con Adora, fantaseaba con ello a cada momento, a cada segundo... todo el tiempo, pero debía admitir, le daba miedo la decepción.

Hace menos tiempo del que a Catra le gustaría admitir, quizás unos seis u ocho meses atrás, Catra, en búsqueda de hacer callar a su madrastra, comenzó a salir con Rogelio, un tipo amable, atractivo, gracioso, pudo haber sido un gran amigo de Catra, si no hubiese intentado tener una relación con él. Por supuesto, relación de la que nadie nunca se enteró. 

Tempus Fugit - Catradora AUWhere stories live. Discover now