Capítulo 12

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Louis se recargó en la columna del porche y metió las manos en su pantalón de pijama ladeando la cabeza y pintando una pequeña sonrisa de lado mientras observaba la escena delante de sus ojos. Mentiría si tan solo se atreviera a fingir que se sentía completamente bien, que su estómago no estaba tenso y que las palmas de sus manos no se encontraban sudorosas.

Joder, se sentía terrible. Terrible y asustado, cómo si esperase que una gran tormenta le cayera encima y arrasara con él aún si era un día soleado. Aún así se repitió diez veces más en su cabeza que debía hablar con la verdad, pues no estaba dispuesto a iniciar con un bucle de mentiras que terminaría por lastimar a muchos. Además, él siempre había sido honesto, en cada aspecto de su vida y no comenzaría a mentir en ese momento.

La chica que bajaba de la elegante Range Rover negra que había estacionado apenas un minuto atrás frente a la casa de Louis, lucía preciosa y casi perfecta como solía verse siempre. Su cabello rebelde y rubio se sacudía suavemente con el viento, perfecto para unas fotografías dignas de portadas en las revistas más famosas de Reino Unido. Ella estaba sonriente y alegre como siempre, tratando de bajar una enorme maleta de la parte trasera del vehículo antes de que un hombre con traje negro, su guardaespaldas, se acercara con prisa y ofreciera su ayuda a la joven.

Ella dio un giró una vez estuvo libre y una sonrisa enorme volvió a crecer en sus labios llenos de dientes impecables y perfectos, alzando los brazos con emoción mientras daba pasos rápidos en dirección de Louis. Ella seguramente estaría corriendo de no ser por los tacones de suela roja y tacón puntiagudo de las botas que usaba y entorpecían el acto.

—¡Alfa!

Ella clamó con emoción, queriéndose apresurar todavía más. Se veía realmente graciosa yendo hacia él de esa forma, elegante por cómo vestía pero a la vez infantil por cómo se comportaba. Solo ella podía ser de esa forma y resultar tierna e irremediablemente encantadora.

Louis se rió cuando ella finalmente se lanzó entre sus brazos y la envolvió de inmediato, presionándola contra su cuerpo y llenándose al instante de su dulce fragancia que iba acompañada de aquel perfume fuerte y costoso. El abrigo enorme de piel que la cubría evitaba que Louis pudiese sentirla por completo, pero aún así sus ojos brillaron suavemente cuando ella se alejó un poco para verle mientras rodeaba su cuello con sus brazos.

—Hola, omega —Louis balbuceó con una pequeña sonrisa en sus labios—. ¿Qué tal estuvo Francia?

—¡Fue espectacular! ¿Miraste las fotos? Me veía hermosa, ¿no es cierto? —ella le sonrió todavía más. Louis asintió sin pensarlo.

—Por supuesto. Te vi desde el teléfono de Lottie, ya sabes... Soy algo viejo para esas cosas. —ella le pellizcó el lóbulo de la oreja y negó—. Lo hiciste increíble. —el alfa no pudo evitar buscar un suave roce entre sus narices, pues de verdad estaba muy orgulloso de ella.

—¡Lo sé! —la omega dio pequeños saltos—. ¡Van a llevarme a Japón la próxima semana!

Louis solo pudo sonreír con resignación y ella volvió a abrazarlo con emoción. Siempre había sido así, ella iba y venía, los meses lejos pasaban y apenas tenían algunos días para hacerlo funcionar, porque entonces ella tenía que irse de vuelta. Louis la sostuvo con cariño y se permitió disfrutarlo solo por un momento porque la quería, y la quería muchísimo. Sabía también que iba a lastimarla, y realmente anhelaba que ese momento no llegara, pero inevitablemente tenía que hacerlo.

Desde que se enteró que iba a ser padre, supo que debía tomar bien las riendas de su vida y de la situación. Mentir nunca fue una opción, ocultarlo tampoco. Supo que tendría que hablarlo con su familia, sus amigos y finalmente... Ella.

Our DestinyWhere stories live. Discover now