- just friends?" / Tom Kaulitz (Tokio Hotel)

04.

- 2007.

— Oigan, ¿ustedes que opinan de la fama de Tom? — pregunta Nerea de la nada.

Se encontraban en un ensayo, por lo que todas voltearon a verla.

La baterista la mira levantando una ceja.— ¿La fama de mujeriego?

— Sí. — contesta la rubia acariciando la púa.

El chico no se había comportado como un neandertal con ella, todo lo contrario.

— Bueno, algunas veces los productores necesitan crear personalidades para todos los integrantes de un grupo, ya sabes, es más fácil de distinguir al público quien es quién por sus "roles" — dice Bresha, se hacía una idea de porqué la vocalista había preguntado eso.

— Si, por ejemplo, nosotras, Emma es la mayor, sarcástica y graciosa. Yo soy la relajada y bromista. Bresha es la tierna e inocente y tú Nerea eres ya sabes como, la cara de la banda. — enumera Finty. — Todas nosotras sabemos que esos títulos no son del todo acertados, somos mucho más que eso o quizás casi nada pero al público se le hace fácil vernos de esa forma.

— Si, quizás se les hizo polémico hacer un personaje mujeriego, y si, efectivamente funcionó. — asiente Emma. — Aunque no te estoy diciendo que es un pan de Dios tampoco.

Livinton concuerda con cada una de sus palabras, quería conocer más a Kaulitz.

—

Al llegar la noche tocaron el timbre y efectivamente eran los chicos.

— ¡Hola! — gritó Bill, alzando unas bolsas.

Ese día no habría alcohol, pero si mucha comida.

— Chicos pasen a la cocina a dejar todo. — avisa la pelinegra, que se encontraba lavando unos platos.

Nerea, que se encontraba sentada en el sillón saluda a todos, pero Tom la acerca y susurra. — ¿Seguimos con nuestras lecciones?

El cuerpo entero de la rubia se eriza y asiente, comentándole a todos que bajarían al sótano una hora a más tardar.

Al ya estar abajo, el chico, que llevaba un sobre con la guitarra dentro se lo quita de su espalda.

— Bueno, siéntate, con la postura como te enseñe. — ella hace caso, no sabía porqué esas palabras le habían dado escalofríos.

Toma la púa, que había dejado sobre un estante y acomoda sus manos arriba de la guitarra.

El chico se coloca atrás, y el corazón de Nerea iba a 1000 por hora.

— Bien, prueba con So. — susurra en el oído de esta.

Sin querer toca Do, por los nervios.

El chico humedece sus labios y la mira. — So. — repite.

Esta vez si pudo, continuo indicándole y ella lo hacia excelente.

— Creo que eres una prodigio, rubia. — bromea Kaulitz.

— Gracias rastas. — le sigue la corriente esta.

Ambos se miran, a leguas se notaba el coqueteo en el ambiente.

— ¿Crees que ya estás lista para aprender los acordes de una canción, rubia? — cuestiona con ese tono especifico de voz, mirándola intensamente.

Estaban a tan corta distancia, que la chica pudo apreciar el largo de sus pestañas, realmente hermosas.

—  ¿Tú que opinas, rastas?

Este ríe, la piel de gallina vuelve a Livinton.

— Yo creo que sí Nerea. — Oh por Dios, dijo su nombre, alerta roja, alerta roja.