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− ¡Tu puedes hermano! − gritaba Roxana dándole porras a su hermano mayor en su entrenamiento con el duque Phantom.
La princesa volvio a concentrarse en los papeles que se encontraban en la mesa de té, esos papeles fueron traídos antes por Nell, eran los datos de las personas que podrían ser un potencial aliado.
Los papeles tenían información bien detallada de cada individuo, logros y asta crímenes.
De esos papeles la princesa escogió a 6, fueron los que más le llamaron la atención, en ese mismo momento 10 personas fueron enlazadas al destino de la princesa Roxana.
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El entrenamiento havia finalizado y le princesa se encontraba de camino a la hora del té que tendría con su madre.
La princesa hiba tan ensimismada en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando chocó contra la espalda de alguien.
− ¡Ay! − se quejó la princesa, tocándose la frente por el fuerte golpe que se dio en la frente.
− Lo siento − dijo un rubio de ojos azules apenado.
− No se preocupe, estoy bien − dijo la princesa después de recuperarse del golpe.
− ¿Usted es la segunda princesa? − pregunto el rubio.
− Si − contesto Roxana confundida.
− Mucho gusto, Su Alteza, soy Marcus Berardi, su prometido − dijo el rubio firmemente, como si quisiera demostrar algo.
− Y ¿Qué asuntos tiene aquí en el Palacio de la Rosa Roja, el joven Duque? − pregunto la pelirroja con recelo.
− Le avise que vendría ¿no le llegó mis cartas? − pregunto el rubio confundido.
− (La emperatriz) − pensó la princesa con enojo.
− Lo siento, joven Duque, puede que se me hayan perdido − dijo "apenada" la princesa.
− Oh, no se preocupe princesa − dijo el rubio para tranquilizarla.
− ¿Me podría esperar una hora? Es que en este momento tengo la hora del té con mi madre − dijo apresuradamente la princesa, pues no quería llegar tarde.
− Non se preocupe, la esperaré en el jardín − dijo el rubio para encaminarse a el jardín.
Entonces la princesa volvió a emprender su camino hacia el lugar donde tendría la hora de té con su madre.
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Estaban madre e hija teniendo una "agradable" hora del té, hasta que la menor decide hablar.
− Madre, ayudaré a Bavilo − soltó la princesa de repente.
− ¿Con qué? − pregunto la Rosa Roja con recelo.
− Usted sabe de que hablo, madre − dijo Roxana recalcando lo obvio.
− Y, ¿Como piensas ayudarlo? − pregunto la Rosa Roja.
La princesa le entregó 6 papeles.
− Estoy pensando en volverlos aliados − dijo Roxana después de que su madre terminara de leer los papeles.
− Interesante − dijo Benela mirando a su hija con interés − pero ¿Como viajaras a esos lugares sin levantar sospechas? − pregunto retando a su hija.
− Padre en la guerra me prometió que cumpliría un deseo, y planeó usar ese deseo para tener experiencia política viajando a otros continentes para fortalecer las alianzas − dijo Roxana tranquilamente.
− Buen plan − dijo Benela orgullosa de su hija.
Ya no se comentó nada del tema y siguieron disfrutando de la tranquilidad que les brindaba su presencia.
Había terminado la tranquila hora de té con su madre y la princesa iba en dirección a encontrarse con su prometido, hasta unas voces hizo que se detuviera en la entrada del jardín, se escondió porque esas voces las conocía bien, se fijó rápidamente y encontró una escena que la sorprendió, pero no hizo nada, con la idea de usar lo que vio en el futuro se dirigió a su habitación.
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