capítulo 13

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Pov Elena

Para Elena , la situación más bien le resultaba como una exploración. Estaba acostumbrada a los cambios
y este, en particular, lo abrazaba con entusiasmo. No podía creer que podría convertirse en
la potencial sumisa del hombre de sus sueños. ¿Qué más podía pedir?

Ella, desde atrás, podía verle los músculos tallados de la espalda. Y así fue como recordó el
calor de su cuerpo sobre el de ella. Quería tomarlo y darle un beso, quería entregarse a él
cuando quisiera.

-¿Ves esto?

-Sí… Creo que lo vi en una tienda erótica o algo así.
-Bien, esto es un buttplug. Sirve para estimular el ano y para prepararlo. Por supuesto, para
llegar a ese punto debes tener cierto tiempo trabajando en ello. A la primera nunca lo
lograrás.

-¿Por qué?
-Digamos que tiene que ver con el proceso natural del cuerpo. Eso sí, es una zona erógena
repleta de nervios así que hay muy altas probabilidades de que experimentes placeres
inimaginables.

-Vaya…
-Por otro lado, ven a ver esto. Es mi colección de fuetes y látigos. Mientras más gastado el
cuero, mejor será la sensación en la piel. Créeme.

-Me encantaría proba. –Dijo ella al sostener el fuete favorito de Luís.

-Ya lo harás.
Luego de los látigos y cañas, también hubo una muestra de mordazas de bola, aquellas
hechas de cuero y metal, un par de trajes de látex para ocasiones especiales. Elena estaba
caminando por un rumbo que cada vez se le volvía más y más familiar.

-Y bien, ¿qué te ha parecido?

-Me han gustado muchas cosas. Aunque creo que no me entusiasma mucho la idea de los
trajes de látex.

-Ja, ja, ja. Eso lo sabía. Pero está bien. Fíjate que, sin darte cuenta, ya diste a entender tu
primer límite, nada mal, ¿eh?
Ella se sintió un poco apenada. Él la alentó a continuar con los límites.
Así pues la conversación se transformó y fue cobrando un tinte un poco más interesante.
Ambos habían pasado la mayor parte del día hablando pero era momento de devorarse
para no perder la costumbre.

Luís le quitó la ropa a Elena antes de que ella se diera cuenta y, casi a la velocidad de un
chasquido, estaba sobre su cama, siendo objeto de sus besos y caricias.

La fuerza de sus manos, el calor de sus partes, el olor del cabello, los ojos cafés que parecía
atravesarla y desnudar el alma por completo. Cada fragmento de él se adhería a su cuerpo.
Era así cómo ella se sentía de Luís aunque no se diera cuenta de aunque aún no se diera cuenta de ello.

Tomó sus muñecas con ambas manos y las extendió sobre la cama, con fuerza. Su pene se
adentró en ella y la hizo gemir con desesperación.

Aquella pelvis se movía con lujuria y
descontrol. Podía quedarse así siempre o al menos las veces que él lo deseara.

Luego de correrse al mismo tiempo. Quedaron abrazados y en silencio. Luís se quedó
dormido casi al instante pero ella no, más bien pensativa.

Ya no se sentía una prófuga ni
una molestia, pero había una pequeña voz que le insistía que era momento de dar un paso
al frente y también dar muestras de un poco de independencia. No estaba segura sobre la
opinión que tendría Luís.

Tenía que tomar el riesgo.
El canto de los pájaros despertó a Luís cosa que precisamente no lo ponía de buen humor. A
regañadientes se levantó aunque tocó el otro lado de la cama para asegurarse que Elena
estuviera con él. No. No había nadie.

El espacio todavía permanecía tibio así que supuso que no estaría muy lejos. Tomó un par
de jeans gastados, una franela de Megadeth y bajó las escaleras para encontrarse con ella.
Bebía una taza de café cuando la vi. Estaba vestida como si fuera a salir.

-Hola. Te he dejado un poco de café.

-Hola. Ya he visto.

-Tengo que decirte algo.

-Venga.

Estaba acostumbrado a las malas noticias de todo tipo así que estaba pensando en el
próximo golpe que recibiría.

-Debo ir a la ciudad.

-¿Por qué?

-Necesito un empleo.

-Puedo mantenerte.

-Lo sé –Respondió con un suspiro- Pero necesito tener algo por mi cuenta. Además, siento
que es más sano para ti y para mí. ¿No crees?

-Puede ser, pero como te dije, no es necesario. El dinero no es problema.

-Luís, es importante para mí. Entiéndelo.

-Hago el intento.
Había cobrado una expresión de exasperación. Elena sabía que eso iba a suceder así que se
acercó a él con suavidad.

-Es una manera de tener mis cosas y para que entiendas que no te busco por el dinero.
¿Comprendes? He pasado casi toda mi vida tratando de hacer las cosas por mi cuenta y esta
ocasión no es diferente. Sólo te pido que me entiendas.
Luís no parecía convencido ni mucho menos pero comprendió que si insistía demasiado iba
a obtener el mismo resultado, así que no le quedaba de otra que aceptarlo.

-Vale. Para ir a la ciudad necesitas tomar este autobús. Por suerte, la parada está a sólo
unos 200 metros así que no caminarás mucho. ¿Sabes cómo moverte allí?
 

Siento dejar el capítulo inconcluso pero mañana tengo que trabajar ya estando en el trabajo trataré de continuarlo está mañana y que tengan linda noche 🥰

Suplicame EsclavaWhere stories live. Discover now