Capitulo 8

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Elena?

Estaba cada vez más atraída hacia él pero era obvio que Luís imponía un muro. Quizás era mejor de esa manera. Se colocó de puntillas y tomó un libro de diseño industrial sueco. Estaba en inglés y, aunque no comprendiera el idioma, le dio igual. Necesitaba distraerse. 

         Iba a la habitación cuando se encontró en la oscuridad de la casa. Pero los ventanales de la sala permitían la entrada de la luz de la luna. Se quedó ahí, como si deseara detener el tiempo…Pero no podía ya que de alguna manera debía encontrar su propio rumbo. Entonces subió las escaleras y se encerró. 

         El dolor en de la muñeca estaba molestándolo, así que un pequeño hilo de ira parecía subir desde sus entrañas hasta la cabeza. Odiaba ese momento porque sabía que debía parar a tomar un descanso. 

         Un bocadillo sonaba a la perfecta excusa para bajar a la cocina y quizás estirar las piernas… Y, y… Bueno, dar una ojeada a la visita para cerciorarse que todo estuviera bien. 

         La tentación se volvió real cuando salió del estudio.

Una vocecita insistía en que se acercara a la puerta alta que tenía cerca, muy cerca. 

         -Sólo quiero saber que está bien. 

         Mandó todo al demonio luego de unos segundos de indecisión. Acortó la distancia drásticamente y tomó el pomo de la puerta, la giró lentamente con la intención de no molestarla por si estaba dormida.

         Y efectivamente así era. Un libro abierto por la mitad, descansaba sobre el torso de Elena. Gracias a su respiración, se encontraba en un movimiento ascendente y descendente. Sonrió como un tonto y se dio cuenta de ello casi inmediatamente. 

         -Qué diablos…

         Pero no se movió, siguió mirándola en silencio. Observó las largas piernas, el cabello corto, estilo pixie. Le llamó la atención porque generalmente las chicas jóvenes los solían usar largo. 

         -“Las chicas jóvenes”.

         Se sintió terriblemente viejo. 

         Iba a cerrar la puerta cuando sintió su instinto animal despertar dentro de sí.

Era una locura, lo sabía pero aquella fragilidad de la que era testigo también le resultaba atractiva, seductora.

Sacudió la cabeza con fuerza y se fue de allí. En ese momento, Elena abrió los ojos porque sintió que alguien la miraba. 

         -Ojalá que no haya sido producto de  mi imaginación.





Bueno aquí tienen otro capítulo cómo les prometí 😍

Suplicame EsclavaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant