capitulo 10

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Nota este capítulo es especialmente para tod@s los pervertid@s espero que les guste

Elena?

El cuchillo de sierra hacía un corte limpio sobre el sándwich que había preparado Elena. Una mitad para ella y la otra para Luís. Era lo mínimo que podía hacer. Tomó un plato y lo dejó cerca de la cocina para que él pudiera verlo sin problemas. 

         Al subir a su habitación recordó cuando se masturbó por él. Había leído al respecto, claro. Se había informado sobre la anatomía femenina y la masculina. Encontró métodos para generar placer en la pareja y estudió sobre las zonas erógenas. Había visto pornografía y libros eróticos clásicos. El Internet había sido su arma más poderosa para conocer todos los pormenores pero, claro, siempre falta la práctica.

         Acostada en la cama, pensaba que deseaba tener las manos de Luís sobre ella, tocándola sin parar, demostrándole que la deseaba tanto como ella a él. Cerraba los ojos y suplicaba que la fantasía se hiciera realidad.

         Permaneció largo rato cavilando hasta que la respuesta llegó más rápido de lo esperado. Ella debía tomar el toro por los cuernos. 

         El día había sido largo. Los brazos le dolían y sentía que la espalda se iba a desintegrar en cualquier momento.  Aun así, estaba contento porque la lista de pendientes estaba reduciéndose drásticamente, lo que indicaba que tenía un buen ritmo de trabajo. 

         Salió de la ducha caliente y se secó. Entretanto, se miró al espejo como solía hacer pero con Elena en la cabeza. 

         Esas piernas largas, el cuello como cisne, la cintura diminuta y los ojos verdes que parecían atravesar cualquier cosa. Trataba de alejarla de sus pensamientos pero no podía, deseaba ir más allá. 

         -No, no. Basta, joder.

         No había palabra alguna que detuviera el deseo que sentía por Elena. Lo admitió pero también supo que eso fungía como recordatorio de que ella debía irse para evitarse problemas. Entonces, tomó fuerzas, se vistió y bajó a la cocina para comer algo. 

         Iba decidido hasta que vio un pequeño plato. Había un sándwich. Todo impulso o intención para decirle que
se fuera, fue directo a la basura. Luego de quedarse allí, mirándolo, hizo algo que cambiaría completamente la dinámica entre Elena y Luís. 

         Ella estaba en la habitación revisando el bolso y la ropa que se llevaría cuando le  tocase irse. No se percató que él estaba allí, en el umbral de la puerta, observándola. 

         -¡Dios! Hola, Luís. Casi me matas del susto, eh. 

         -Lo siento. –Dijo con sequedad.

         -Pues, estoy arreglando mis cosas. Sé que ya he pasado muchos días aquí y que tengo que irme. Así que quería preguntarte si era posible llevarme algo de la ropa que me diste. No será toda, claro. 

         Luís seguía el silencio, en la misma postura. 

         -Vale, entonces no me llevo si es problema. ¿Estás bien?

         -Sí. Y no te preocupes. Esa ropa es tuya. Puedes hacer con ella lo que quiera pero, para serte sincero, no quisiera que te fueras. 

         Elena estaba impactada, a lo mejor había escuchado mal.

         -No, no quiero que te vayas. 

         Se encontraron con la mirada. La tensión que sentían era más que obvia. Elena sentía el pecho como si  tuviera una locomotora dentro y Luís estaba ansioso. Ella dio unos pasos hacia él. Quedó frente a él hasta que se lanzó a sus brazos, aferrándose a ellos con fuerza.

Suplicame EsclavaWhere stories live. Discover now