25.- Conspiración

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—¿Consejeros?

—Somos quienes escuchamos al resto de miembros, los que velamos por la seguridad de los portadores. Somos el enlace del templo con los portadores externos.

»Lo que oímos, así como nuestras impresiones, las trasladamos al líder de la orden que es quien tiene la última palabra en las decisiones que se toman.

—¿Y le hablará de esto?

El maestro Fong Hui ni parpadeó.

—No. Mi confianza en el líder no está en su mejor minuto.

—Momento —replicó Bunnyx ganándose una mirada extrañada—. Se dice «no está en su mejor momento».

—Lo recordaré.

—Mi nombre es Bunnyx, aunque ese es el de heroína, el real no voy a dárselo —explicó porque le parecía lo más justo—. Soy amiga de Ladybug, puede que no sea su mejor amiga, pero confía en mí para salvarle la vida y eso significa mucho.

»No soy su representante ni nada de eso, he llegado hasta aquí siguiendo una pista. Que me haya visto ha sido un accidente.

—¿Un traidor?

La pregunta le sorprendió tanto que abrió la boca y le temblaron los labios. El hombre asintió como si su expresión le hubiese quitado un gran peso de encima de los hombros.

—Hágame un favor, Bunnyx, lléveme a algún lugar en el que pueda hablar con Wang Fu.

Dudó. Dentro de la madriguera no podría hacerle nada, de hacerlo ambos serían devorados y digeridos por Fluff, no sería tan estúpido, nadie lo sería.

—De acuerdo —musitó alzando su paraguas—. Madriguera.

Le arrastró con ella al interior del espacio blanco repleto de ventanas flotantes, se giró para decirle que no curiosease, pero él ya tenía los ojos cerrados. Agarró el puño de su manga para que pudiera seguirla a través de una ruta segura hasta la ventana que deseaba. La misma que había cruzado ella unos días atrás, apoyó la palma sobre la superficie que onduló permitiéndoles cruzar al otro lado. El maestro Fu alzó la mirada y sonrió como si llevase tiempo esperando aquella visita y estuviera más que preparado para ello.

Los dos hombres intercambiaron algunas palabras en chino y después la miraron.

—¿Qué?

—Joven Bunnyx, en mi nevera hay comida para alimentar a tu kwami, hazlo y regresa con nosotros.

La muchacha meneó la cabeza y cruzó la puerta corredera que llevaba a la cocina.

—Es altamente irregular.

—Son otros tiempos —replicó el maestro Fu—. Yo he crecido con ellos, la orden no.

»Entiendo que parece un error todo lo que he hecho, así como la confianza que he depositado en Ladybug. Sin embargo, las cosas que vi entonces y las que he visto hasta ahora, hacen que me reafirme en todas y cada una de mis decisiones, así como me enorgullezco de mis propios errores que me han servido de aprendizaje a lo largo de mi vida. Nunca seré un guardián auténtico, no del modo en que la orden lo entiende, pero soy el único que sobrevivió cuando el mundo parecía a punto de extinguirse.

—No necesito sus palabras Wang Fu.

El anciano asintió despacio. No necesitaba que lo dijera abiertamente, el maestro frente a él sabía que la caída de la orden, a causa de Festin, había sido por su mano.

—Vale, sólo para que claro —soltó Bunnyx regresando a la sala en la que ambos hombres compartían mesa—, no hablo chino, así que ahorradme el dolor de cabeza.

Sous le ciel de ParisWhere stories live. Discover now