Capítulo 26

927 117 13
                                    


Una semana había pasado desde aquel beso que tuve con Medusa en su habitación... y puedo admitir que no había olvidado ningún aspecto de el.

Tan apasionado... tan bonito.

Medusa, desde aquel día, había estado evitándome de todas las formas posibles. Ésta había cambiado su rutina completamente hasta el punto en el cual ya ni apenas nos cruzábamos.

Éramos como dos mundos aparte viviendo bajo el mismo techo.

Cabe mencionar que sí había hecho un poco de caso omiso a las advertencias de la reina de las víboras acerca de irme de su templo.

Pero, ¿cómo podría hacerlo si con solo la mera idea de no volverla a ver se me erizaba la piel?

¿Cómo alejarme de la manera en la que ella desea si estar cerca de su presencia es lo que me motiva a estar aquí día a día?

No.

Simplemente no lo haría.

Cansado de este juego de perseguir a Medusa por allá donde ésta vaya, y que la chica me evitase; decido que hoy será ese día en el que la encuentre para así por lo menos hablar con ella.

No lo sé, tal vez ofrecerle mis disculpas por mi imprudencia si es que mis acciones le faltaron el respeto.

Al menos intentaría disculparme, y si ésta deseaba patearme el trasero luego de ello... bueno, creo que lo aceptaría.

Levantándome muy temprano, salgo de mi agujero en el techo y dejo a Lion aún durmiendo.

Éste mapache no era un animal muy madrugador que digamos, aunque sí le gustaba estar despierto hasta muy tarde en la noche.

Una vez en el suelo del jardín, tomo mi pequeño pedazo de espejo y procedo a caminar por el lugar mirando por su reflejo, teniendo mucha cautela.

No quería encontrarme a Medusa así de la nada y que ésta clavara sus ojos en los míos y yo terminara hecho un montón de piedra.

Cosa que no dudo que haría con lo molesta que está conmigo en estos momentos.

Saliendo del área del jardín, dirijo mis pasos hacia el pasillo principal de esta ala del templo.

Medusa no estaba en su habitación, lo sé porque toda la noche estuve muy pendiente... como todas las otras, y la reina de las víboras no llegaba a dormir en ella.

Creo que debe estar durmiendo en otra parte. Pienso que en realidad no desea la encuentre, pero yo soy muy cabeza dura como para darme por vencido tan rapido. No Konor Levoitt señoras y señores.

· · ─────── ·𖥸· ─────── · ·

Pasando por el ala del templo la cual dirige a la piscina. Me paro frente a la puerta con el corazón en la mano. Este era el último lugar de esta ala el cual me faltaba por mirar, y me desanimo muchísimo con tan solo pensar que ella no estuviera aquí.

Posando mi mano suavemente sobre la perilla de la puerta, comienzo a girarla entretanto empujo muy despacio para no hacer nada de ruido.

Mirando siempre por el reflejo de mi espejo, observo los alrededores y noto como hay cierta niebla en el lugar. El aire sintiéndose calido... húmedo.

Cierro la puerta delicadamente tras de mí mientras que mis ojos recorren cada rincón del lugar en el reflejo de mi espejo.

De pronto, mis pupilas se dilatan al ver a Medusa de rodillas cerca de la orilla de la piscina. Ésta vistiendo un traje largo de color rojo holgado al cuerpo de tirantes, su espalda al descubierto. Una abertura en el costado inferior derecho hacía que una de sus piernas se asomase por ella. Yo sostengo un suspiro al verla... al encontrarla.

Medusa ©Where stories live. Discover now