Capítulo 15

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Todos estábamos fríos y paralizados. El desconocido había muerto frente a nuestros ojos... y no sabíamos porqué.

Su cuerpo estaba en el mismo lugar, nadie se había movido; ni tan siquiera para cerrarle los ojos.

Miro a Ash, quien aún está junto al cadaver. Ésta observándome fijamente mientras su pecho sube y baja aceleradamente. Su mirada es de terror.

—¿Qué acaba de suceder? —Pregunto con los ojos fijos en aquel hombre. Veo como Ash voltea hacia el desconocido y le inspecciona sin tocarle.

—Creo que fue el parasito de las sirenas. —Murmura con la voz temblorosa entretanto le observa. —Al parecer sí lo tenía en su cuerpo. —Ash se incorpora y la veo subirse un poco su traje para guardar aquella cuchilla que siempre llevaba escondida en su muslo derecho, esta sujeta por una especie de liga.

—No entiendo porqué no dejó que le revisaras. —Niego sintiendo pena por ese infeliz. —Quizás pudo salvarse. —Hago una mueca con la boca.

—Quería ocultar esto... —Ash se acerca al cadaver del desconocido y hala fuerte su camisa hacia los lados, rompiéndola. Los botones caen al suelo y el torso del desconocido queda expuesto.

—¿Qué coño haces Ash? —Paso mi mano por mi cabello, incómodo.

—Mira... —Señala el pecho desnudo del hombre. —Eso es lo que no quería que viéramos. —Miro con la esquina del ojo y veo lo que parece ser un tatuaje sobre su pectoral izquierdo.

Eso llama mi atención, por lo que volteo y me acerco.

—Es un tatuaje pirata de los miembros del clan Norvan. —Hace una pequeña pausa. Yo la observo. —¿Y a que no adivinas dónde está ese clan? —Me mira expectante. Ansiosa por escuchar una respuesta de mi parte.

—En el Santa María. —Exhalo y paso mis manos por mi rostro.

—¡Exacto! —Me señala con el dedo índice. —El desconocido no quería que le revisara porque sabía que iba a ver su tatuaje y conocer que era un miembro del Santa María. —Mira al muerto aún sentado en el suelo. —Y eso le jodería su plan de intentar hacernos quedar sin capitán. —Ash cruza los brazos sobre su pecho. Yo solo me quedo callado.

—Vaya que sí era un pedazo de mierda. —Dice Mich quién había oído todo.

—Tenemos que deshacernos de él. —Fran aparece en la escena. —Si murió por el parasito, no le quiero cerca de mí. —Da dos pasos hacia atrás.

—Debemos tirarle por la borda. No sabemos si el parásito quiera salir y encontrar otro huésped. —Benny se nos acerca y noto como éste comienza a desatar al desconocido del mástil.

—Sí, hagamos eso. —Mich se acerca y le ayuda.

—Toma los pies, yo le sostendré de los brazos. —Benny toma al muerto por debajo de los brazos y Mich le toma los pies.

Observo como a la cuenta de tres, los dos hombres más fornidos y grandes de la embarcación le levantan y caminan sin mucha dificultad hacia la borda.

—¡Vamos, tíralo! —Benny empuja el cuerpo por sobre la barandilla y este desaparece de mi vista. A los pocos segundos se escucha el golpe del cuerpo del desconocido al caer al agua.

—Listo. —Mich se limpia las manos sobre sus ropas.

—Iré a darme un baño. No quiero correr riesgos. —Benny se adentra en la trampilla y desaparece bajo esta.

—Yo iré luego de él. —Mich le sigue. Yo lo observo marcharse en silencio.

Suelto un suspiro entretanto cierro los ojos y extiendo mi cuello hacia atrás. Intentando liberarme del estrés y la ansiedad que me invadían.

Medusa ©Onde histórias criam vida. Descubra agora