Capítulo 23

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Algunos días habían pasado, y puedo decir que la paloma, luego de mis cuidados, se veía mucho mejor. Ya se encontraba comiendo bastante y estaba más activa; me daba pena este pobre animal.

Colocándole la pequeña nota que escribí hace unos días en la pata derecha. Camino hasta el barandal de la embarcación junto con ella.

—Buen viaje amiga. Ve y regresa a casa, allá estarás mucho mejor. —La suelto e inmediatamente ésta alza vuelo.

Me quedo observándola hasta que desaparece en la lejanía.

Durante estos días, me había enfocado en reunir todas las armas posibles junto con todo aquello que me pudiera ayudar a asesinar a Medusa.

Tenía que cumplir con mi cometido... debía lograrlo.

Tomando todo aquello que reuní y colocándomelo estratégicamente entre el cinturón de mi pantalón y uno que otro cuchillo escondido entre mis botas, bajo del barco y dirijo mis pasos nuevamente hacia el templo de la criatura.

Una vez en el lugar, comienzo a buscar a Medusa. Si mi intuición no me falla, la criatura debía estar a esta hora, medio día, entre deambulando los pasillos o encerrada en la habitación de las cabezas de roca leyendo algún libro; por lo que me dirijo en aquella dirección.

Actualmente poseía dos navajas, mi espada y un revólver que había encontrado en el camerino de Benny. Todo esto me debía servir para acabar con Medusa, o al menos eso creo.

Eso espero.

Llegando frente a la puerta de la habitación de las cabezas de piedra, tomo el pomo con una mano mientras con la otra sostengo aquel pedazo de espejo de mano que me quedaba.

Abriendo la puerta muy despacio, y con mucha precaución, miro a través del reflejo y diviso como la habitación estaba completamente vacía... Medusa no estaba en ella.

Posando mi mano detrás de mi cuello, pienso en dónde podría estar. Según los días que llevo observando su rutina se supone que estuviera aquí a esta hora.

Me pregunto qué estará haciendo.

Saliendo de la habitación nuevamente, recorro los lugares que ésta solía visitar, pero tampoco ahí estaba.

Decido irme en busca de la criatura en aquellas zonas las cuales no había visitado anteriormente del templo. Aquellos pasillos y habitaciones las cuales desconocía el contenido en su interior... lo que escondían.

Llegando al ala oeste de la fortaleza, camino con precaución ante lo desconocido.

El lugar se veía muy parecido al ala este. Decoraciones de estatuas de piedra de serpientes en los pasillos, grandes columnas de piedra pulida sosteniendo el techo sobre mi cabeza y candelabros con velas actualmente apagadas en las paredes.

Mientras me desplazo a paso lento y cuidadoso por el pasillo principal, diviso una puerta de madera oscura y detalles dorados.

Frunzo el ceño levemente al ver aquello.

Acaso esos detalles eran... ¿oro?

Al estar frente a frente a la puerta, delicadamente paso mi dedo pulgar por sobre los gravados dorados y sí, estos eran de oro puro.

Me pregunto, ¿qué habrá tras esta puerta? ¿Qué esconderá?

Sin poder controlar más mi curiosidad, poso mi mano sobre el pomo de la puerta y procedo a abrirla.

Mirando a través del reflejo de mi espejo, me adentro a la habitación muy despacio.

Mi corazón se me quiere salir del pecho al ver a Medusa bañándose dentro de una piscina llena de víboras nadando en su interior.

Medusa ©Where stories live. Discover now