X.

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Le había entrado un dolor de cabeza enorme por estudiar tanto. Pero no podía evitarlo, tenía el examen al día siguiente. ¿Cómo se esperaban los profesores que memorizasen todas esas fórmulas?

Suspiró y se recostó sobre su silla, haciendo que crujiese un poco. Cansada ya de aquella posición tan incómoda, cogió los papeles y se tumbó boca abajo en su cama, y así poder seguir estudiando.

Aquella noche tuvo parálisis de sueño otra vez. Por eso mismo apenas pudo dormir y se sentía tan mareada.

Harta de tanto leer cosas aburridas que no se le quedaban en la mente, dejó caer su espalda sobre el mullido colchón.

- ¿Qué tal todo, Zalguito?

El demonio se quedó en silencio. Rojo rió por lo bajo, sin nada más que hacer.

Al día siguiente estaba nerviosa, porque apenas recordaba la mitad de las fórmulas del examen teniéndolo en frente. Trató de relajarse y fue a por los más fáciles.

"¿Equis más trescientos igual a doscientos sesenta y tres?" pensó "¿Se creen que somos tontos?" Rápidamente escribió un menos treinta y siete en el espacio que tenía para la respuesta. Hubo un par de ejercicios similares que resolvió rápidamente. Hasta que llegó a los que necesitaban fórmulas y operaciones complicadas.

Tras un buen rato, por muchos otros problemas que revisase, no se le venía ninguna solución a la cabeza. Tampoco recordaba aquello que había estado estudiando toda la tarde. Vale que solo lo hubiese repasado al último segundo, ¡pero ella no quería suspender!

- La respuesta es ocho perros, siete patos y veinte serpientes.

Reconoció aquella tétrica voz inmediatamente, pero no podía asegurar que aquella fuese la solución.

- ¿Por qué? -susurró, sin quitar la mirada del papel, de modo que nadie oyese ni sospechase.

- Lo ponía en las hojas que estuviste leyendo -entonces el demonio le explicó detalladamente todo lo que había visto.

Rojo, con la boca abierta, rápidamente plasmó sus palabras sobre el examen con el bolígrafo. Y así siguieron con el resto de los problemas.

El profesor fue pasando por las mesas y observando como iban todos. Cuando vio el de la pelirroja tan solo asintió satisfecho, lo que hizo que la sonrisa de la adolescente se ensanchara.

Por una vez Zalgo le había brindado algo bueno en vez de malo.

Cuando acabó el examen, corrió al baño y se encerró. Abrazó al demonio y agradeció sin parar, aunque se apartó rápidamente porque no pudo aguantar su contacto.

Rojo estaba feliz, y eso al demonio no le gustó, pues su propósito no era aquel.

Cuando volvió a clase, la tutora todavía no había llegado. Se encontraban todos preguntándose los unos a los otros sobre el examen.

- Rojo, ¿y a ti? -preguntó su compañero de enfrente.

- Muy bien, la verdad -respondió.

- En el ejercicio siete, ¿cuánto te dio?

- Eran ocho perros, siete patos y veinte serpientes, ¿no, Ro? -preguntó el que se encontraba a la derecha de su compañero.

- Eh... sí -dijo ella.

Mientras quien se encontraba frente a ella decía "Mierda", el otro gritó "¡Boom, bitch!"

Después de que llegase la tutora, la misma que les enseñaba inglés, y de que sonase el timbre para la salida al patio, aquella mujer la retuvo.

- Rojo, ¿podrías quedarte un rato después de clase para repasar todos los temas que no has dado en estas dos semanas? Que luego será muy importante para los exámenes finales.

- Por supuesto, profe -respondió la pelirroja con una sonrisa. Y se fue al patio sin decir nada más.

Disfrútenlo, mis perras (눈▽눈)

Nos vemos <3

La Canción ||Zalgo|| [#Creepyawards2016]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora