VII.

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Todas las noches el demonio cantaba para ella. Sus pesadillas eran agobiantes y dolorosas. Lo peor de todo es que las sentía reales.

Era el tercer día desde que el demonio la había poseído, y despertó igual que las otras veces: gritando asustada, cubierta de sudor. Sus padres no sabían qué hacer por ella.

Cuando sus progenitores se encontraban trabajando, si ella no comía o dormía, lloraba. Pero aquella tarde decidió que sería diferente. Se sentó en su cama, frente al demonio. Quiso de repente salir corriendo mientras gritaba, pero no lo hizo.

- Hola -le habló.

El ser hizo un movimiento raro y Rojo se tensó.

- Hola -respondió.

- ¿Qué tal?

La sombra se quedó en silencio, sin saber qué responder. La adolescente decidió ir a por otra pregunta:

- ¿Cuál es tu nombre?

- Zalgo.

- ¿Cuál es tu misión aquí?

- Recuperar lo que es mío y destruirlo todo.

Rojo tragó grueso, pero hizo tripas corazón y fue a por la siguiente pregunta.

- ¿Lo que es tuyo?

Necesitaba saciar su curiosidad urgentemente.

- Oglaz.

Ella miró de reojo al borde de su cama. La espada legendaria se encontraba justo debajo.

- Y, ¿cómo piensas conseguirlo?

- Con tu muerte.

Un escalofrío recorrió la espalda de la humana.

- Nunca lo conseguirás.

- Tú algún día morirás.

Rojo se mordió los labios. ¿Acaso aquello significaba que su muerte era el fin del mundo? Se estaba agobiando.

- Pero, ¿entonces no te irás jamás de mi lado? ¿Estarás conmigo hasta que deje de vivir?

- Sí... pero no puedo mantenerme en un estado físico por mucho tiempo.

Aquella había sido la frase más larga que había dicho, y probablemente no se fuese a repetir.

- ¿Por qué?

Ella era curiosa. Sabía que la curiosidad mató al gato, "pero murió sabiendo" pensaba.

- Mi forma física me hace más débil.

Aquello la sorprendió. Podría usar eso para atacarle por la espalda y deshacerse de él por fin.

- ¿Por qué no te has llevado la espada mientras dormía?

- Ahora mismo es de tu propiedad, no la puedo tomar hasta que tú me la des. O mueras.

- ¿Incluso si soy asesinada cuenta?

- No.

- ¿No?

- No.

- ¿Y eso?

- Tiene que ser muerte voluntaria o natural.

- ¿Qué?

- Haré que te suicides.

Rojo frunció los labios, ya sabía qué era lo que no tenía que hacer.

- ¿Es por eso que no me has matado? ¿Qué pasa si soy asesinada?

- Eso me destruiría a mí también.

Estaba realmente sorprendida. Nunca se hubiese imaginado que el demonio, Zalgo, fuese a revelar información tan importante.

Tenía muchas más preguntas que hacer, pero no aguantaba más estar frente a frente hablando con eso. Aunque si algo debía admitir, es que su miedo por él había disminuido considerablemente.

Ya tenéis otro sensual mierdi-capítulo (눈▽눈)

Disfrútenlo y córranse
OKno

La Canción ||Zalgo|| [#Creepyawards2016]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora