Capítulo 15: ¡Secuestrado!

496 59 0
                                    

[Jimin POV]

Abrí los ojos lentamente. Observé el entorno, estaba sentado en el comedor, mi madre estaba frente a mí preparando el desayuno. Portaba un vestido naranja a las rodillas con un cinturón café, sus tacones color crema le quedaban muy bien.

— ¿Cuántos panqueques quieres Minnie? —Preguntó dulcemente.

—Dos por favor —Sonreí.

—Dos panqueques para mi pequeño —Mi madre me sirvió los panqueques.

— ¿Vas a poner las noticias? —Pregunté.

—Sí —Mi madre se sentó frente a mí con su yogurt natural y granola

— Me quiero mantener informada acerca de Suga.

— Bueno —Comencé a comer.

Mi madre agarró el control y prendió la televisión, fue pasando los canales hasta que finalmente se detuvo en las noticias. El reportero matutino se estaba instalando.

— Buenos días pueblerinos —El reportero sonrió a la cámara— Tenemos nueva y jugosa información acerca de Suga. Puede que ahora estemos un paso más cerca de encontrarlo.

— ¿Tú crees? —Me preguntó mi madre.

— Llevan año y dos meses buscándolo, lo dudo. —Levanté los hombros.

— Tenemos la primera fotografía de él, finalmente podemos darnos una idea de cómo es —El reportero sonrió— Sólo estamos esperando a que los policías nos la entreguen para mostrárselas.

— ¿Una foto? ¿Cuándo se la habrán sacado?

—Preguntó mi madre.

— Creo que fue de una cámara de seguridad, dudo que Suga haya posado frente a los policías y luego huido —Reí.

— Tú y tu sarcasmo, señorito —Mi madre me dio un codazo en modo de broma.

— ¿Cómo crees que sea? —Pregunté después de unos segundos.

— No lo sé, tal vez un hombre mayor —Dijo mi madre levantando los hombros.

— O quizás alguien joven.

— Es probable.

Seguimos platicando, ella me contaba sobre su trabajo y que era posible que tuviera un aumento de sueldo yo sólo asentía con la cabeza o sonreía. Finalmente algo captó nuestra atención.

— Y finalmente el momento más esperado —Dijo el conductor con voz alegre— Nuestra primera foto de Suga después de un año… obsérvenla.

En la pantalla apareció una foto. Era de una persona que portaba una

capucha negra y sobresalía un poco de cabello negro despeinado.
Observé fijamente todo. Portaba una sudadera ligeramente abierta, no
tenía nada abajo aparentemente. Portaba una máscara blanca pero no se
veía bien el rostro, sólo unos labios rosados con una enorme sonrisa
arrogante y terriblemente cínica.
Sexy… ¡JODER SÍ!

— ¿Él es Suga? —Pregunté débilmente.

— E-eso parece —Mi madre observó el televisor con los ojos muy abiertos.

— Parece que Suga se tomó la molestia de posar para nuestras cámaras de vídeo —Se escuchó la voz del conductor un poco preocupada— Por lo visto fue a propósito. Claramente podemos ver que no se trata de ninguna persona mayor, estamos hablando de un joven, entre dieciséis y veintitrés años de edad, aproximadamente. Sólo sabemos que tiene cabello negro, el rostro no se aprecia debido a la cámara y no captamos el color de ojos de nuestro asesino…

— Es guapo —Dijo mi madre sin poder evitarlo.

— ¡Mamá! —Solté entre enojado y divertido.

— ¿Qué? —Mi madre levantó los hombros— Es una lástima que sea asesino, si no, yo lo quiero de yerno.

— ¡Ay, por favor! —Solté divertido. Sí, ella sabía de mis gustos hacia los hombres.

— Admite que está guapo —Dijo mi madre.

— Sí, es guapísimo… —Mordí mi labio sin evitarlo, mi madre se rio

— Pero no, es un asesino psicópata.

— Desgraciadamente —Mi madre se paró de la mesa y lavó sus trastes— Regreso en la tarde

Después de despedirse observé la pantalla. La foto de Suga se quedó en los noticieros todo el día. Fue la primera vez que me quedé frente a la pantalla durante horas sin parpadear, pensé en varias cosas. Su historia, su vida, qué se sentiría estar cerca de él, por qué era así…

Fue la primera foto que tuve de él, la primera vez que finalmente lo pude conocer de un cierto modo. Fue la primera vez que me obsesioné inconscientemente de alguien…

[***]

Desperté bruscamente, todo el cuerpo me dolía. Tardé bastante en reaccionar, todo era oscuro, parpadee varias veces, quizás aún no había abierto los ojos. Mi respiración era agitada. Observé el entorno pero sólo
vi oscuridad. Traté de levantarme pero algo me lo impedía.

— ¿Hola? —Pregunté débilmente.

Traté de mover mis brazos, por suerte estaban libres. Traté de mover mis piernas pero estaban atadas, me sacudí un poco y reconocí el sonido de unas cadenas. Traté de recordar lo que había sucedido pero era inútil. Lo último que recordaba era la sala de mi casa… y mi hermano sangrando a unos metros de mí.

Cerré los ojos con fuerza y traté de moverme pero mi cuerpo estaba completamente dormido. Comencé a moverme en todos los sentidos.

— ¿Hay alguien ahí? —Pregunté más alto.

El lugar me recordó a mi sueño del hospital. ¿Suga me había raptado? ¿Pero por qué? Esto no se parecía a la cabaña en la que se ocultaba ¿Dónde estaba?

Toqué la superficie con mis manos, parecía que estaba en el suelo. Seguí tocando pero no parecía haber nada a mí alrededor a excepción por una pared a mi izquierda.

“Muy bien, parece que estamos en algún lugar desconocido” “Enfócate en tus demás sentidos” “El olfato”

“Sí, ya utilizaste el tacto…”

“No creo que ayude en mucho”

“Pero inténtalo, joder”

“¿Y si no reconozco ningún olor?”

“Tú sólo hazlo, puedes hacerlo… eres Park Jimin, todo te sale bien”


“Sí, puedo hacerlo”

Me tranquilicé y cerré mis ojos, respiré profundo e exhalé suavemente. Olía a humedad, la nariz me picó, supongo que había mucho polvo. Pasé mis manos por el suelo y las acerqué a mi nariz, sí, definitivamente era polvo.

Eso significaba que estaba en un lugar abandonado, si no, Suga no me hubiera puesto aquí. ¿Lógica básica, no?

Volví a inhalar, no captaba otras cosas que no fuera humedad. Me desesperé un poco pero debía conservar la calma, si no, esto no funcionaría. Respiré profundo otra vez pero mi nariz no captaba otra cosa. Comencé a tocar el suelo y vi que estaba disparejo… lo toqué e inmediatamente reconocí que era madera al sentirlo levantado. El piso era de madera… ya era algo.

Bien, utilicemos la lógica. Si Suga me sedó o algo, no me llevaría tan lejos, tenía que cargarme de un modo o de otro… o arrastrarme. Debía ser un lugar en el pueblo, abandonado, con piso de madera. Traté de recordar pero nada venía a mi mente, también podía ser un edificio o casa abandonada. Patalee y mi pie chocó contra algo duro.

— ¡AUCH! ¡MIERDA! —Me había dado en el dedo pequeño.

Traté de alcanzar mis piernas pero lo que me sujetaba del pecho me impedía levantarme. Con mi pie traté de tocar de nuevo el objeto…

¡Bingo! Lo toqué y exploré un poco… era un sillón.

Definitivamente era un sillón. Mi mente comenzó a reaccionar. Para asegurarme del lugar levanté mis brazos y palpé la pared, sentí los espirales de madera sobresalidos. Ya sabía dónde estaba.

Estaba en el teatro abandonado del pueblo, estaba muy cerca de mi casa y nadie venía por aquí. La gente decía que estaba maldito. Bien pensado asesino. Toqué lo que me sujetaba, era una banda de cuero. Aproveché que mis manos estuvieran libres y comencé a buscar un nudo o alguna manera de zafarme.

“Maldita sea, ya me duelen los brazos” “Un poco más… sólo un poco más” “¿Cómo sé que no me llevará todo el día?” “No sabemos si es de día o de noche” “Me lleva todo”

“Enójate, no llegarás a nada”

Resoplé y seguí explorando. Finalmente sentí un pequeño nudo, deslicé mi mano y con mis uñas comencé a jalar impaciente. Después de morder, jalar y gritar logré zafar el nudo. Aventé lo que sea que me había sujetado y me reincorporé. Finalmente podía respirar a gusto sin dolor de espalda.

Palpé las cadenas, de esto no me podría librar fácilmente. Comencé a hacer mucho ruido al tratar de golpear o buscar algún modo de quitármelas de encima. Oí un ruido ronco y pesado, guardé silencio y agudicé mi oído. Escuché más ruidos y en cuestión de minutos una enorme puerta se abrió permitiendo que la luz entrara. Me tapé el rostro y cerré los ojos. Escuché pisadas cada vez más cerca.

— Vaya, lo que me tomó ajustar bien el nudo para que lo arruinaras — Dijo una voz.

Abrí poco a poco los ojos para acostumbrarme. Observé una silueta frente a mí cruzada de brazos. Mi vista finalmente se recuperó y reconocí la hermosa máscara y el cuerpo tan deseable.

— Me debes una explicación —Solté furioso.

— No te debo nada estúpido mocoso —Suga se agachó para quedar a mi altura, rozó mi mejilla pero aparté el rostro— Alguien amaneció de

malas.

— Déjame en paz —Me crucé de brazos.

— No me arriesgaré a que también te zafes de las cadenas —Suga se acercó a mis piernas.

— ¡NO ME TOQUES! —Grité mientras pataleaba

Suga me inmovilizó, no sé cómo pero logró quitarme las cadenas. Sentí la libertad de mis piernas, suspiré aliviado. Observé a Suga quien observaba la puerta.

— Bien, arriba mocoso —Suga me jaló del brazo y me levantó.

— ¡Ay! ¡Cuidado! —Comencé a sentir un dolor insoportable cerca de la axila.

—Te voy a encerrar… ¿irás por la buena o por la mala? —Preguntó él.

— ¿Me preguntas eso en serio? —Retrocedí— No iré a ningún lado. Nop, y no me obligarás, no señor.

Suga levantó una ceja. Fue cuestión de segundos cuando me agarró por sorpresa, me levantó rápidamente y me colocó en su hombro como costal de papas. Comencé a golpear su espalda… aunque tenía una linda vista de su trasero.

¿Esperen, qué?

— ¡SUÉLTAME! —Comencé a patalear.

— Quédate quieto… ¿quieres que te noquee para que te calmes? — Soltó con agresividad.

—  ¡NO  QUIERO  QUE  ME  ENCIERRES!  —Solté  furioso—

¡TENGO HAMBRE!

— No me interesa.

— ¡ME VOY A MORIR DE HAMBRE!

— Quizás en unos meses, no aún.

— ¡MALDITO! ¡MALDITO! ¡MALDITO! —Comencé a golpear su espalda.

Suga resopló y me pellizcó una nalga, solté un gritito agudo.

— ¡Ay! —Dije con voz chillona.

— ¿Te vas a tranquilizar? —Espetó Suga de mala gana.

— ¿Era tan necesario pellizcarme? —Solté molesto.

— Sí, al menos así vas a dejar de golpear mi perfecta espalda…

—Qué perfecta ni qué nada —Rodé los ojos— Es normal como cualquier otra.

Suga ignoró mi comentario y me bajó de golpe. Estábamos en un largo pasillo bastante iluminado. Suga me agarró del brazo y comenzó a jalarme.

Traté de ponerme duro pero su fuerza sobrehumana daba miedo. Llegamos a un camerino, Suga abrió la puerta. En el interior había una mesa llena de bombillas con un enorme espejo, un gran armario y un sofá bastante largo.

— Es el único camerino con cama decente y con cerradura, disfruta tu estancia —Me empujó dentro.

— ¡OYE ESPE…! —Me cerró OTRA VEZ la puerta en la cara.

Observé el cerrojo, qué astuto, se cerraba por fuera. Comencé a golpear la puerta con fuerza.

— ¡TE JURO POR DIOS QUE TE MATARÉ! —Aullé, escuché una risa del otro lado.

Resoplé con fuerza y volví a golpear la puerta, escuché una agradable carcajada.

— ¡HABLO EN SERIO, ABRE LA PUERTA! —Dije mientras la pateaba.

— ¿Por qué haría eso? —Suga reía incontrolablemente del otro lado.

— ¿Te parece gracioso? —Espeté molesto.

— Bastante de hecho… diviértete allá dentro.

— ¿Cómo demonios me divertiré con una cama, un armario y un mueble con espejo?

—Pruébate ropa, duerme… mastúrbate.

— ¡Agh, cállate! —Espeté rojo hasta las orejas.

— ¿Y tú dónde estarás?

—En mi linda cabaña.

— ¿O sea me dejas aquí solo sin comida y tú te largas?

— Sip.

— ¡ERES UN CÍNICO! —Golpee la puerta con mis puños.

Escuché otras risas. Resoplé bastante molesto y me fui a sentar a la cama.

— Al menos dame algo de comer —Me quejé.

— Desgraciadamente estúpido mocoso, lo único que hay de comer no te gustará.

— ¡TENGO HAMBRE! ¡DAME COMIDA! —Me levanté y traté de abrir la puerta.

— ¿Quieres MI comida? —Suga rió de una manera un tanto maniaca, no me dio buena espina, me recorrió un escalofrío.

— ¿Qué tienes de comer? —Pregunté dudosa.

— Umh no creo que quieras saberlo —Suga hizo una pausa— Bueno, depende. ¿Te gustaría tragarte lo que me cargo entre las piernas? Resultará sexy ver tus esponjados labios rodeando mi polla.

— ¡MALDITO PERVERTIDO ASQUEROSO!

—Lancé un zapato de tacón que había junto a mí
Escuché la risotada de Suga del otro lado. Me enfurecí y abrí el armario, había mucha ropa.

Agarré los zapatos y comencé a lanzarlos seguidos de una palabrota. Después de acabar con los zapatos comencé a rebuscar más cosas pesadas para aventar. Me acerqué a la puerta.

— ¿Estás ahí? —Pregunté mientras pegaba mi oído. Nada, puro silencio.

— ¡ERES UN MALDITO BASTARDO ARROGANTE E INSOPORTABLE! —Golpee de nuevo la puerta.

Me puse de espaldas y me dejé caer lentamente al suelo. Observé el desastre de zapatos que había, la ropa seguía en sus ganchos muy bonita. Observé arriba del armario y vi bastantes pelucas. Suspiré y sentí la enorme necesidad de gritar y descargar toda mi ira golpeando a alguien. Respiré profundo para tranquilizarme, funcionó.

Seguí el consejo de Suga y me acerqué al armario. Había mucha ropa, puede que podría sobrevivir de ello. Había muchos vestidos de todos los

colores y tamaños, blusas, faldas, trajes, tacones, zapatos bajos. Comencé a sacar la ropa y a separarla, del lado derecho puse lo que me gustaba y del lado izquierdo lo que no me gustaba. Me paré de puntitas y alcancé la caja de pelucas, había rubias de dos coletas, moradas, negras, cafés, rosas, rojas, con fleco, sin fleco, cortas, largas, con volumen, chinas, lacias… También agarré algunas para perder el tiempo admirándolas.

Me acerqué al espejo del camerino y comencé a probarme la ropa masculina de allí, la mayoría me quedaba muy bien. Algunos realmente eran ridículos pero habían otros que eran sexys y moldeaban bien mi figura. Me quité mis jeans y llevé mis manos a mi torso. Me observé y tarde en reaccionar.

No llevaba puesta la sudadera, tenía una camisa beige un poco holgada.

“¿Me habrá quitado su sudadera?” “Pero claro estúpido, es SU sudadera” “¿De dónde sacó la camiseta?” “Obviamente del camerino”

“¿O sea me desnudó? ¿Cómo sé que no me quitó también mi ropa interior?”

“No tendría por qué hacerlo”

Sólo para confirmar observé mi bóxer, lo traía puesto y bien acomodado, en la misma manera en la que ponía siempre. No, no me lo había quitado. Me quité la ropa y comencé a probarme todo lo masculino y raro que había. Seguí rebuscando y vi hasta el fondo del armario una caja de cartón, ponía en letras negras “Eroge”. Levanté una ceja y la saqué, quité la tapa y casi se me cae la mandíbula a los pies.

—Oh mi dios, esto es de… —Dije riendo.

Era pura lancería provocativa, las que esperas ver en sex shops o lugares así. Comencé a sacar la ropa. CRISTO. Todo esto era de baby boys para tu Sugar daddy. Dios, de todo. Entre risas saqué todo y lo fui repartiendo por la cama. Sólo por puro aburrimiento comencé a probarme la lancería, lo peor es que era cómoda y bastante elástica. Se adaptó perfectamente a mi cuerpo. Había cosas sexys para chicos, cristo.

— Lo que daría por tener este guardarropa —Dije suspirando.

Metí todo en sus cajas y lo colgué, fue otra manera de perder el tiempo. Los zapatos los acomodé de los más bonitos a los más feos (en mi opinión personal). No sabía qué hora era pero seguro ya había anochecido, mis párpados comenzaban a cerrarse y comenzaba también a bostezar. Me puse un camisón blanco que había allí y me acosté en la cama viendo el techo, me di la vuelta y estiré el brazo para apagar la luz. Me quedé en la oscuridad y el silencio total. Me metí en las sábanas y cerré los ojos. El sueño no me entraba, hasta que finalmente soñé…

[***]

Estaba en un edificio abandonado, todo estaba lleno de sangre. Observé mi mano y vi un reluciente cuchillo, tenía sangre resbalando lentamente de la punta hasta mi mano. Reí y observé debajo de mí, Suga estaba escupiendo sangre y riendo.

— Siempre supe que me matarías —Dijo él haciendo una mueca.

— ¿Y por qué me llevaste contigo? —Solté.

— No sé, ni yo lo sé pequeño estúpido —Rió con fuerza.

— Eso te pasa por confiar en mí —Clavé de nuevo el cuchillo en su pecho.

Perdí completamente el control, comencé a apuñalarlo repetidas veces, me embriagué con sus gritos de dolor. Sentía su sangre tibia salpicarme la cara, se sentía bien. Solté una siniestra carcajada cuando lamí el cuchillo frente a él, Suga apenas podía moverse. Estaba muriendo.

— Mocoso… perfecto —Susurró.

Clavé el cuchillo en su máscara, se tornó roja. Comencé a reír mientras enterraba el cuchillo una y otra vez, oía los crujidos de los huesos. Finalmente me levanté y observé al espejo, estaba manchado de sangre por todos lados. Lamí el cuchillo de nuevo y sonreí, agarré la máscara de Suga y me la coloqué. Lo observé pero estaba irreconocible. Sólo vi una sopa de sesos y sangre.

— Duerme pequeño príncipe —Dije mientras le sonreía.

Salí corriendo pero había policías por todos lados. Me apuntaron con sus armas pero yo no cedí fácilmente. Levanté el cuchillo mientras reía, comenzaron a dispararme.

Me dieron en el pecho, sentí un terrible ardor y caí en seco al suelo, escuché la risa de Suga en mi mente, me clavé el cuchillo en el corazón

para no escucharla más… Luego todo se tornó frío y silencioso.

Al abrir los ojos vi que estaba en una habitación: había en el centro una mesa con mucha comida y dos sillas, en una estaba sentado Suga.

— Te esperaba Jimin, siéntate —Dijo él.

Me senté y comencé a comer, moría de hambre. Después de observar la comida vi que eran corazones, viseras, ojos y cabezas humanas. Escupí lo que tenía en la boca que era baboso e irreconocible. Me levanté y me vi al espejo manchado de sangre en la boca, restos de intestinos resbalaban de mi barbilla. Pegué un grito y observé una puerta, corrí hacia ella y la abrí.

Era el mismo cuarto, Suga comenzó a reírse.

— Ahora compartiremos el mismo infierno, Jimin —Dijo él con voz inhumana.

Corrí a la puerta siguiente y volví a estar en el mismo cuarto, una y otra vez, sin importar que fuera todo derecho. Siempre volvía al mismo cuarto. Suga estaba frente a mí y me agarró de la barbilla. Se quitó la máscara pero no vi nada, sólo oscuridad. Pegué un grito al ver unas manos salir y agarrarme, me querían jalar al infierno, a donde pertenecía, a donde siempre pertenecería.

[***]

Abrí los ojos de golpe y prendí la luz. Todo se iluminó de nuevo, estaba en el camerino. Me senté en la cama, todo me daba vueltas, mi respiración era agitada y sudaba a chorros. Mi nuca estaba húmeda. Me levanté y me acerqué a la pequeña puerta del camerino, era un baño. Me abalancé al lavabo y me lavé la cara. Me tranquilicé. Observé una regadera.

Estaba ardiendo, juraba que tenía temperatura. Sin pensarlo abrí el agua, salió helada pero al menos servía para bañarse. Entré y temblando como gelatina me limpié todo, salí casi corriendo de la ducha, odiaba el agua fría. Escurrí mi cabello y corrí al camerino que estaba calientito. Tuve que usar una sábana para secarme, ni modo.

Una vez seco y más o menos limpio me puse una camisa negra simple pero bastante linda y unos pantalones de cuero negros también. Agarré los cepillos de cabello y les sacudí el polvo para arreglarme y peinarme un poco.

Terminé y me puse un par de tenis. Me observé al espejo, ya volvía a ser el mismo Jimin hermoso de siempre. Comencé a tender la cama hasta que escuché unos ruidos.
Observé la puerta y vi que la manija comenzó a moverse, en cuestión de segundos la puerta se abrió. Suga entró rápidamente a la habitación y me vio de pies a cabezas.

— ¿Qué hacías? —Preguntó él secamente.

— Cambiándome y arreglándome, odio el beige. —Sonreí falsamente y le aventé la camisa que traía hace rato.

— No te iba a dejar con MI sudadera favorita

—Dijo él mientras volvía a aventar la camisa.

— ¿Qué tienes ahí?—Señalé su mano.

— Mi desayuno —Observó su mano— Las barritas son muy buenas, aunque ya me comí cuatro.

— ¡MÍO! —Me abalancé como una fiera rabiosa.

— ¡HEY! ¡MALDITO MOCOSO! ¡DAME MI COMIDA! —Espetó Suga furioso.

Corrí por la habitación y me zampé la barrita en cuatro mordidas. Observé a Suga con la boca llena, dios, la barrita sabía a gloria y al paraíso. La tragué suavemente y sonreí… pero él no parecía feliz.

— La última vez que comí fue ayer… ¡Y FUE UN PAN DE CHOCOLATE! —Me defendí.

— ¿Y eso me importa? —Espetó él molesto.

— No, pero a mí sí. No pienso morir de hambre. —Me bajé de la cama.

— Bueno, creo que te ayudará para aguantar hoy… —Me observó de nuevo de pies a cabeza

—Tus tenis están bien, justo para hacer deporte.

— ¿Qué vamos a hacer? —Pregunté mientras levantaba una ceja.

—Empezarás con tu entrenamiento —Me lanzó un cuchillo a la cama

— Te quiero afuera en 10 minutos, si no vendré por ti y no será bonito pequeño mocoso.

— ¿Entrenamiento? ¿Qué? ¿Por qué un cuchillo? —Estaba confundido.

— Dijiste que me ayudarías con lo que tengo

—Sonrió— Te necesito en buena condición física y no sé… tal vez podría prender un poco la chispa de la ira que tanto ocultas.

— ¿Buena condición física? —Mi mente daba vueltas y vueltas.

— Te quedan ocho minutos —Suga rio suavemente y salió del camerino.

Me quedé plantado con la boca abierta y la mirada perdida.

¡¿Qué demonios planeaba este loco?!










ASESINO DE PRINCESAS - yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora